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FRAGMENTO DEL TATUADO
Julio Fernando Miralles
1974—2008

Por Arturo Volantines

Este texto de Julio ganó el tercer lugar de la sexta versión de los “Juegos Florales Nacionales de Vicuña”, cuando este concurso todavía tenía algo de prestigio. Fui jurado en esa ocasión; estuvo a punto de ganar el primer lugar, pero algunos de sus textos ya se habían publicado en revistas. Se enojó conmigo, porque el rancio jurado de la U. no respetó lo confidencial de las deliberaciones, y fue con el cuento. Pero eso duró poco, porque éramos amigos verdaderos. Lo vi por última vez en el lanzamiento de un libro mío, en el Palacio Astoreca de Iquique; andaba feliz y enamorado; no había asomo de enfermedad sino de creatividad.

Tanto como el héroe Elías Marconi Dolarea, Julio Fernando Miralles era atacameño (El Salvador) asentado en Vicuña. Profesaba su condición de nortino. Veía con claridad lo imprudente del calcetineo vergonzoso con el centralismo. En su texto “Poetas del Norte” manifiesta como ninguno esta prioridad. Siempre he dicho, por ejemplo, que la poesía sureña celebra el agua y la lluvia, y nosotros la sufrimos cuando las goteras pasan por las rendijas oxidadas de las calaminas. En su texto “Poetas del Norte”, lo manifiesta: “Los árboles nos asustan/ con su terrorífico verde./ La lluvia nos asusta./ Los pájaros los conocemos buitre/ y buitre amamos su negra desventura/ su paciencia de pompa fúnebre, su hediondez, sus plumas duras.”.

Si la poesía hoy va más allá de la lírica, o si ya no la vemos encamisada en su propio círculo como la soga de la horca; o si, por la cresta, la poesía es la manifestación del corazón de un pueblo; aún más, si este pueblo se está mirando como un mundo propio en el mundo; entonces, “Poetas del Norte” es un manifiesto y es uno de los poemas antológicos de Atacama.

En “Fragmento del tatuado” su poesía es concordante con toda su obra; es de sutileza equilibrada en la imagen y en lo que  sostiene el andamiaje de su arte: “Abrí el viejo ropero de la memoria./ Entonces, me disfracé de silencio/ recordé que entre dos silencios atraviesa un ángel/ y esperé mucho tiempo mucho tiempo”. Este tatuado es una marca; “marca de lagarto” que se asusta porque tiene que asumir su condición o porque no la asume, y sólo su madre lo comprende, o a lo menos es su refugio. Usa la mariposa para explicar su vida. La explica bien porque la mariposa es el andamio en donde se abre la vida en dos; entre el pasado y lo que viene: “Si amigo mío,/ estoy triste y débil/ demasiado borracho/ como para decir mentiras./ ¡hay amigo!/ quien tuviera más de un corazón/ como las lombrices/ y en ellos/ poder repartir el dolor”.

La vida de Julio Miralles fue tremenda, activa, amorosa. Tenía mucho de ángel. La poesía era él. En el epílogo de este poemario, dice: “¡Déjame, poesía déjame!/ olvida que me has visto el alma”.

 

POETAS DEL NORTE (1)

 

Somos poetas de agua en el frío de la muerte
mojados hasta el tuétano de franca rebeldía
guachos somos
sin nombre ni pasaje
el ojo gastado de arena y de miseria.

Los árboles nos asustan
con su terrorífico verde.
La lluvia nos asusta.
Los pájaros los conocemos buitres
y buitre amamos su negra desventura
su paciencia de pompa fúnebre, su hediondez, sus
plumas duras.

Música de bombo y bronce
carnaval para mitigar la lejanía.
Duna – desierto - cofradía
flores de latón oxidando la memoria.
Altiplano somos
geografía niuna parte
de un país habituado a negar nuestra existencia.

Poetas somos como agricultores de la nada
haciendo pan de la esperanza,
cultivando quinoa la poesía de la noche,
chupando el alma a la guayaba,
haciendo patria a pura tripa
a puro sol
a mineral fundiendo la palabra.

Con suerte nos nombran a veces…
en la imaginación del sur
somos hermanastros,
hijastros bordeando el mapa,
viudos de toda alegoría,
mitología de bares,
chamullo de puerto.
Peruanos nos dicen
como si nos doliera…
Indios nos dicen
en su europea fantasía.

Nosotros enviamos poemas en botellas
y los arrojamos a la pampa
o a la salitrera nostalgia de la luna.
Nos sentamos a esperar la desgracia
la masacre, el naufrago, el maremoto…
acostumbrados como estamos al hambre y la desdicha.

 

 

EXORTACIÓN
FIN DE TODOS LOS VIAJES (2)
        
Después del maquillaje y de la máscara
después del espejo y la acrobacia,
después del sombrero y la pirueta,
después viene la muerte
muerta de la risa siempre
tentada
voz en cuello
a la concurrencia anuncia:
¡SEÑORAS Y SEÑORES!
LA
FUNCIÓN DE LA VIDA
HA
TERMINADO.

 

 

(1).- Revista Añañuca nº 218; La Serena; abril de 2008.

(2).- De Fragmento el tatuado; inédito; Juegos Nacionales Florales de Vicuña, 1997.


 

 

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Julio Fernando Miralles 1974—2008.
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