CRIATURA REGIONAL; CREATURA REGIONAL
II ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE ESCRITORES, VALDIVIA, 2008
Por
Arturo Volantines
Después de 40 años el Norte literario (Atacama) volvió a Valdivia. El grupo “Tebaida” —y su revista del mismo nombre— había participado en 1968, en tal vez el mejor Congreso de literatura de esa década en Chile. La delegación del Norte hizo aportes a la literatura latinoamericana, a partir del diálogo de Ariel Santibáñez (detenidodesaparecido) y Guillermo Deisler. En dicha propuesta había una fuerte diferencia de una estética referida del centro-sur, menos intimista, más consecuente con el norte, mutualista y revolucionaria; ya con fuerte economía verbal y acento más cercano a Latinoamérica y, especialmente, relacionada con el mundo andino.
40 años después nuevamente Valdivia, bajo la conducción del “Colectivo Paratopia”, recibió a una delegación propositiva del Norte, que replanteó una visión de mundo distinta al centro-sur, como lo hiciera silenciosamente y desde la obra, esa “criatura regional” llamada Gabriela Mistral, que fue ignorada, entre otra(o)s, en la antología tan tremenda y coja que hicieran, Volodia Teitelboim y Eduardo Anguita, por mandato de Vicente Huidobro, llamada: “Antología de poesía chilena nueva (1935)”.
Atacama planteó una visión distintiva: una discontinuidad de la propuesta intimista; rechazo a los géneros y generaciones epocales; desligamiento del discurso gramatical del castellano; énfasis en las epopeyas, gestas, mitos y ritos de Atacama; en fin, una sacudida feroz del mandato literario chileno. No sólo de infinito está necesitada la creación sino el corazón del hombre. Es la historia literaria de Atacama la que está brillando. Es cierto que hemos adherido a lo versoso, y nos llena de vergüenza, pero de este anciano tierno emergeremos limpios. El sólo hecho de separarnos del “horroroso Chile” es un acto creativo. La “poesía castellana está enferma de retórica”; la poesía chilena está enferma del Estado de Chile. El magistral Huidobro estaba equivocado cuando señalaba que la poesía debe estar ausente de “anécdota y descripción”, ya que ese absolutismo es un guiño al fascismo. La poesía puede construir lenguas nuevas en Latinoamérica; corales, a partir de que nuestra bucal originaria no es instrumento del castellano. Nuestra poesía debe proponerse cantar, para que Atacama sea el arte.
Atacama tuvo lengua propia (Cunza); la perdió luchando. Hace 150 años Pedro León Gallo y sus zuavos mineros levantaron la bandera azul (Jacobina) de la revolución que completó la Nación atacameña. Yo la he visto hondeando desde siempre. La nueva propuesta sobrepasa lo meramente literario, porque no es sólo el desorden de construir una parafernalia nueva, sino el florecer de la Nación atacameña, como una nave que se posa de repente clareando sobre el mundo, con sus héroes, caporales y diabladas. Esto no pretende ser parte de un manifiesto. Esto es una declaración de Independencia.