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ANTOLOGIA
DE LA POESÍA DEL VALLE DE ELQUI,
Tomo I, del Café tito’s.
Por Edmundo
Herrera
Una de las antologías más sorprendente de los últimos
tiempos es ésta de la “Poesía de Valle de Elqui”
de Arturo Volantines, publicada por las Ediciones Universitarias
de la Universidad del Norte. Excelentes poetas con textos que ya se
quisieran otros poetas que se creen maduros y definitivos.
Arturo Volantines -con amplia información- recorre el nacimiento
de los movimientos literarios de la zona y aporta una visión
que enriquece la perspectiva de la creación literaria. Pensamos
que es un aporte valioso para el conocimiento y desarrollo de la poesía.
Desde Antonio Acevedo Hernández pasando por Mario Bahamonde,
Humberto Maturana, Gabriela Mistral, Milán Ivelic, Naín
Nómez, Oreste Plath, Jorge Teillier, José Joaquín
Vallejo, son estudiados para desarrollar el plano histórico
de la cultura en el Valle del Elqui. Así, en estas memorias
y testimonios nos damos cuenta de cómo fueron naciendo los
movimientos culturales y poéticos.
Podríamos decir que hemos leído muchas antologías,
pero esta apunta al rescate de creadores comprometidos con la creación,
con médula y sangre. Tal vez pudiera, en
el futuro, ampliarse y completarse más. 12 poetas de amplio
trabajo acuden a al cita en esta Antología.
Para no olvidar y venga el óxido se reconstruye la historia:
contra la muerte Arturo va develando el pasado. El café Tito´s
, memorable. A media luz aparecen ceramistas el Círculo Literario
Carlos Mondaca y algunos militantes de los D.D.H.H., en la parroquia
Santa Ana de la Compañía Baja. Ya en el 80 surgen peñas,
retiros, trovadores. La canción se llena de contenidos, la
Radio de la Universidad de La Serena aporta “América en Vivo”.
Vienen cantantes de renombre a la zona. Actos a Gabriela, Pablo Neruda,
Violeta y Víctor Jara; luego, se funda la agrupación
André Jarlan. Al llegar los ‘80 La Serena ya se encontraba
más sólida para los movimientos culturales. No olvidemos
que aquí nace Mercedes Marín del Solar en 1804, y Manuel
Concha, en 1835 -autor de “Tradiciones Serenenses” y Crónicas
de La Serena”-, Julio Vicuña Cifuentes en 1865 y Augusto Winter
en 1868; después Manuel Magallanes Moure en 1878 y Carlos Modaca
Cortés 1881.
Como se ve hay un hilo conductor importante de creadores que le dan
prestigio a La Serena. También nace en 1885 Julio Munizaga
Ossandon y Gabriela Mistral en 1889. Pero hay más: en 1882,
Víctor Domingo Silva que fue el primero en denunciar la matanza
de la Escuela Santa María de Iquique y en 1904 -el mismo año-
de Neruda-, María Isabel Peralta que escribe “Caravana Parda”
y muere a los 21 años. Además David Perry en 1896, autor
de “Témpano Errantes”. En Copiapó nace Romeo Murga -1904-
muerto a los 20 años. Vendrán Fernando Binvignat -1903-
Benjamín Morgado -1909- Roberto Flores -1910- autor del hermoso
poema a la Añañuca; Braulio Arenas -1914- y Héctor
Carreño Latorre -1914-.
El círculo Carlos Mondaca se funda el 53, cuyo primer presidente
fue Alfonso Calderón.
Jorge Peña Hen -asesinado por la Dictadura- cumple un papel
importante en la “Sociedad Musical Juan Sebastián Bach”.
La dictadura hizo que muchos se reunieran en casas. Como la de María
Foster -una pintora excelente, de la cual conservamos una hermosa
obra suya, “Las tres comadres”. Largo seria contar las pericias de
tanta gente de la cultura reunida en contra de la dictadura sangrienta.
En los 80 se funda la Universidad de La Serena. Aparecen los talleres
Inti, Agrupa, Preludio, la revista “Solsticio”. El taller Lapislázuli,
que aún vive a cargo de Manuel Cabrera. Desde Valparaíso
llega Luis Aguilera -enorme motor de trabajo. En el café tito´s
junto a Yair Carvajal, Eugenia Henríquez, Elba Jiménez,
Samuel Núñez. Arturo Volantines y Luis Aguilera se funda
el “Colectivo de Escritores Jóvenes de Guayacán”. Y
publican “La Servilleta de Papel”. Ahí publican Viviana Benz,
Gregorio Moreno y se publica a Constantino Cavafis. Muchos rostros
aparecen -Añañuca- de Samuel Núñez- lleva
más de 140 números publicados; Periferia, Antena, Ventolera,
Invasión de los Mínimos, La Pilar, Suburbios, Ventarrón,
a Muro Descubierto. De todo este ramaje nace la Filial Sech - de la
Región de Coquimbo. Arturo Volantines, Luis Aguilera y Juan
Godoy pone a caminar “Encuentro del Mundo de la Cultura” a propósito
de la venida del Papa. Bernardino Piñera, Arzobispo de la Diócesis
fue fundamental, lo mismo Adriana Peñafiel, en ese tiempo Secretaria
Municipal hoy alcaldesa. Diez Encuentros al 2002. uno de los más
importantes hechos que registra La Serena. Hemos venido a casi a todo,
porque nuestro compromiso ha sido apoyar esta iniciativa sin parangón
a través del país. Mi homenaje a Luis Aguilera que supo
poner viento y fuego en las actividades de La Serena y las comunas
vecinas.
Los poetas que conforman esta Antología son una promoción
literaria que tienen casi la misma edad; “las mismas motivaciones
al llegar a La Serena”. Todos muy diversos y “no existen coordenadas
internas o influencias desmedidas”. No eran ni son poetas de una sola
línea; estaban contra todo lo uniformado; hay en ellos una
“Reacción”, según Milán Ivelic. Es lo fundamental
en todo creador, porque necesita su libertad. No se ven que tengan
recursos parecidos y le hace bien a la creación poética.
Hay sentido significativo en la creatividad individual.
Elba Elena Jiménez, profesora de literatura. Co-funda El Colectivo
de los Poetas de la Bahía de Guayacán. Creadora incansable,
original, relevante. Sabe que nadie puede contra los sueños.
El se le entra al cuerpo, recoge voces secretas, cámaras iluminadas.
Los alucinados como Elba Elena encuentran archipiélagos de
estrellas, águilas eléctricas. Se sumerge en el río
sagrado de la palabra para cantar su itinerario, susurrar el sol ecuatorial
que le puebla la sangre, aquel que incendia la lengua, el delirio
de la navaja, el ojo de las flores. “El día en que tú
y yo nos casamos por el mar” trae un aire marino, “un ir y venir de
aguas” “la blanca túnica del sol arriba de la frente”. Elba
Elena, resplandeciente en sus textos. Hay un ritmo que la acompaña
en su cabalgata. Sale un humo de bosques y montañas, pájaros,
aguas. Todo reluce en “la pecadora, la más santa Venus por
el soplo de Botticelli” “ciertamente todo sueño duerme en nosotros
mismos”. Es un trueno que cruza la noche; “En el tiempo de los peces
lengua” Elba Elena se deja llevar por el canto abierto a las señales
secretas de las abejas.
Pablo Baeza no tiene libros publicados pero es poeta entero. Ama la
música y es mariachi en locales nocturnos. Ha viajado extensamente
por países de América Latina. Pasa temporadas en México
y ha escrito sobre la música popular y folklórica de
México y su influencia en Chile. Sus vivencias las ha presentado
en el “Encuentro de mariachis en Guadalajara”. Co-Fundador del “Colectivo
de Poetas de la Bahía de Guayacán”. “La tartamuda luna
en algún bolsillo de la noche” lo espera para acompañarlo
hacia la muerte. Caen imágenes “a ese bolsillo oscuro de los
deseos”. Un poeta que va afinando su verso, porque la poesía
es su arma de muchos rostros que dispara y ataca, hiere y penetra
más allá del tiempo. Pablo transgrede, se atreve, hasta
en el epitafio. Persigue esos ojos, cabellos negros, “hermosa yegua”
“Una copa pone acento a toda forma de llanto”.
Yair Carvajal nace en Potrerillos. Por ahí anduvimos hace poco;
desierto tiene encanto y un dolor secreto y soterrado puebla su aire.
Co-Fundador del “Colectivo de Poetas de Guayacán”, de la Sech,
filial Coquimbo, IV Región. Presidente de Sech regional. Periodista,
actor autor de teatro. Su universo es amplio en el mundo de la creación.
Ha dirigido diarios y revistas. Otro de los alucinados, vivientes
de horas negras, trágicas, horrendas en que nos sumió
una dictadura siniestra. Su poesía busca el alma humana, sus
luces y sombras, lo que el ser guarda en sus profundidades. Es un
buceador persistente de lo que acontece al ser humano, como testigo
y acto de la vida.“En la ciudad donde vivo / hay un zigzag que sube
hasta el cielo. / Desde allí descienden / los niños
/ harapientos y con hambre / temerosos y golpeados / con una sonrisa
de / ángeles.” “Ese niño no quería / vivir /.
Lo obligaron. Sus padres /fornicaron / hasta cansarse.” Por eso ese
compromiso que tiene a veces nos dice: “La muerte no es violenta.
Es suave. Cuando el hombre es el que dispara. En pocas palabras abre
un universo inesperado. Sabe que desde antiguo a Jesús le mintieron.
La humanidad -de muchos que se dicen seguirlo- no lo aman. Un poeta
que destila dolor. Agoniza llamando. Cumple su tarea poética
a cabalidad y además el gran sueño: sacar a luz este
dolor de los desposeídos.
Oscar Elgueta es un poeta militante de la vida y la poesía.
Poeta cotidiano, inmerso en la vida. Alguien nos dijo que su poesía
es como “una calle abierta al mundo”. El sabe y conoce la pesadilla.
Sobreviviente, con la garganta dolorosa y el sol ciego. Poeta combativo,
agoniza en sus páginas negras. Sabe que los miserables aún
dominan: la poesía -lo ha entendido bien- es un arma abierta
al combate. La memoria no tiene que desaparecer, para eso la poesía,
para ser testimonio necesario de las generaciones comprometidas con
la vida. No es un veterano. Está empezando a vivir. Vamos con
él por tejados buscando sonidos y estrellas, páginas
oscuras para iluminarlas. Un poeta que canta su dolor con años
de pájaros extraviados en la luz de los ojos de ella. Cree
en el hombre, en el fuego de la vida, a pesar que los malvados aún
existen. Sabe que algunos levantan al otro; son los sonámbulos
que buscan a los desamparados, a los hambrientos; en algunos textos
lo real es real y protesta con su agua poética. Oscar alumbra
y deslumbra. Trae el paisaje humano, doloroso, subterráneo
en el pulso. Lo urbano, la música popular, la lluvia compañera.
Recuerda los códices de Rimbaud, a Huidobro, a Jackson Pollok,
la combativa Compañía Alta Y Baja, el Ciro´s y
el Tito´s, las miserias, Marcel Duchamps y la finura de su urinario.
Amarse, vivir, morir es la consigna. Por ahí, en una esquina
el Hotel Castex para el galope con esa cabellera negra que vuela.
Poeta diverso pero de una sola manera, de voz especial, de una mano
canta. Aparece Teillier en su errante viaje. Oscar Elgueta canta a
todas horas, no solo de noche o cuando el gallo anuncia el amanecer.
Samuel Núñez, múltiple de oficios: tramoyista,
disjockey de bares, roquero, guardia nocturno, pero lo mejor ha sido
editar y difundir la “Añañuca”. Tengo una especial en
mi memoria va conmigo. Sus pares le consideran el “último beat”.
Poeta del tiempo, que sigue haciendo su tarea sin descanso. “Tú
todavía no existías, caminaba a los 16 años por
Ahumada de camisa floreada y pantalones pata de elefante”. “Bajo mi
brazo un Long-Play de los Mac´s. “Parecía que todo el
mundo era feliz. Nunca te vi en las micros a Huechuraba” “te hablo
de Santiago que todavía no vivía la gran pesadilla”
o “mi hijo me pide subirse en una locomotora que no va a ninguna parte”.
Un poeta que tiene la ternura a flor de piel, que no olvida la realidad,
vive inmerso en ella y en los sueños, “Hablando con nadie”,
es un texto que llega: “Es de madrugada, Gregory Corso me habla de
las muchachas del café Sacre Coeur, página 84. y yo
no hago más que pensar en la mirada que me diste. tanto la
necesitaba”.
Tal vez una de las mejores del Valle del Elqui. Cierto que faltan
poetas, pero el intento vale una copa. Le acuden poetas, músicos.
Frente a frente Jimmy Hendrix, Javier Solís, Janis Joplin,
con corderos, balas, T.S. Eliot, Brando, Marlon Brando, Sinatra. Un
poeta hondo, cala “desde los escondites” “los soldados de película
han perdido”. Atrás quedó Vietnam, atrás quedará
Irak, los soldados vivirán el Apocalipsis con sus ojos azules
y su oscuro y siniestro presidente. No dudemos, el Apocalipsis viene.
Denunciante, rebelde frente a un mundo consumista el poeta asume su
papel de señalar, vidente, los signos oscuros. La poesía
es un territorio siempre por explorar, importante para la vida, porque
emite señales que cruzan en todos los caminos de la existencia
humana. Comparte experiencias, el pensamiento vuela más allá
de los árboles, no se necesitan requisitos especiales para
entrar al universo poético. Poesía de la realidad, porque
la realidad es la poesía; “como noche desvelada en este juego
de la mente. Pensar, pensar estar siempre con temor de colisión
fatal de no morir antes”. Poeta que todo le toca, busca sus esquinas
sentimentales y el dolor humano le punza las venas y la existencia.
“Si de pronto te ves cavando tu propia muerte”. Poeta comprometido
con el hombre. “Cuando vengas mi Dios entra por las poblaciones no
lo hagas por Arturo Merino Benítez, te pedirán antecedentes”.
Bartolomé Ponce C. poeta, maestro, socio Fundador de Filial
Sech, fundador de Changos en Coquimbo, miembro del Proyecto Sur, con
sede en La Habana, Cuba. Nosotros también participamos en este
proyecto que tiene en La Serena una sede. Además es investigador
de raíces y tradiciones. Estuvo contra la dictadura, como la
gran mayoría de los escritores chilenos. Canta con esperanza,
aunque pasen los sueños. A la luz, o a la sombra su canto lo
lleva por el cerro Centinela, pegado a la sangre: “herradura de antiguos
habitantes” “Rondando en Guayacán que cae y se levanta, vive
y muere”. Ha construido su obra a pesar de dolores y sufrimientos
y sigue en el trabajo creador junto a tantos que iluminan la patria.
Los escritores son los que le dan sentido a la vida. Son los héroes
que construyen sueños para que un país no camine a ciegas.
Su obra está llena de ternura por los seres humanos: “cateadores
de bota y bufanda que buscan en el mar los muertos”. Un poeta que
no duerme, igual que esos rieles que atraviesan y duermen en la pampa,
espera a que el tiempo, veloz, consume vidas y sueños. Canta
a todos los elementos, piedras, peces, gredas, pueblos, seres. “Fueron
Changos, hermanos de la sal y los conchales quienes tejieron tu alma”
“en sus balsas loberas dibujamos tus contornos” “co cúmpun
proyectado cual barco de luz en el futuro”: Es Coquimbo ancestral,
como el padre raíz - tronco de su carne. Su sensibilidad le
permite saber de los telúricos diaguitas, los maestros de la
greda, o los chiquillanes siderales. Su universo de guanacos y llamas
va hacia su padre en la imagen perdida, disgregada en la “pirámide
del cósmico saber”. Recupera la luz antigua de sus ancestros.
Bartolomé camina, alerta, como debe ser todo creador, todo
poeta frente a la magia de existir. Hermana a los que buscan el trigo
con los niños labriegos que recogen papas. Desentierran el
alimento estos seres que no son niños ni hombres. La inocencia
corona su sangre. Busca el lenguaje viejo, al diaguita ancestral,
padre “tallado en greda, forjado por caucanas”. “Si aún tememos
de revivir la paz de tus aguadas, terrazas, siembras, inocencias para
ofrendar al inka, el sol y la esperanza”. Bartolomé va por
las “rutas del oro y del guanaco” nos permite escuchar las apachetas
gritando al Altiplano.
Patricio Rodríguez: académico, fonoaudiólogo,
neurocientista. Trabajó en teatro y narrativa, fundador de
Sech, dirige “Remma” en teatro y poesía en el ámbito
universitario. Su lenguaje desenfadado, abierto, nos entrega a un
poeta que abre el idioma. Pero no hay viento negro en su obra, a pesar
que una mano oscura lo guía hacia la muerte. Se descuelga de
lámparas, escucha un canto loco de caballos; su angustia “es
un barco gigante que rompe puertas y ventanas, un nombre lunar, una
manzana”. Su “exilio de solitario habitante de soles” le permite ver
el mundo distinto. Pero “morir, es a veces, cuestión de horas”,
a “menos que coma y beba la raíz misma de tus pechos”. Cántico
frente a los poetas que oscurecen las aguas y que se cierran en sí
mismos. Sabe que la poesía no es un juego, porque gato y ratón
pueden encontrarse mordiendo su cola, ojo poetas. El siglo, el tiempo
es una ráfaga, para algunos brumosa, caliente; quiere alcanzar
“el corazón vital de este planeta”. “La caja en blanco me espera
con las piernas abiertas”. Su intuición le dice que todo lo
puede sacrificar, hasta el alfabeto. Si un hombre se levanta y camina
por la hoja en blanco. Eso pretende la poesía: que el hombre
sea el leiv motiv de la expresión poética, como
Lázaro que camina al conjunto de la palabra. No se escapan
signos, ni es un poeta ciego. Vive alerta al devenir del verbo. Camina
al amanecer y ve todo encendido, siente que todo se abalanza a su
paso: faroles, neones, lunas hombres, humos, basuras. “a vuelo de
pájaros, selecciona el “rayo cegador”, el aspa veloz, un giro
ciego de la magia; de un tajo abre sueños para que escape en
la noche “la negra sangre del vuelo” que tiene esta pluma sagrada
del creador. Patricio, poeta, no detiene su agua creadora. El último
Selknam se detiene, aunque Karukinká esta solo, el poeta avanza
hacia el futuro.
Sergio Rodríguez S., activo creador, maestro, investigador
literario, director de talleres de poesía; poeta que va al
hueso de la lengua, “tan oscura como nosotros” que recuerda a otros
poetas, trae el morral repleto de sueños y realidades. El agua
ardiente de su poesía se destila a lentos sorbos por la muchacha
vestida de blanco. Suscribe en la niebla sus textos mientras los cerezos
maduran. Nos trae fuegos tardíos para Teillier, aunque Lota
se derrumbe de noche. Viene con su carga poética, con el saco
de ternuras y dolores a encontrar, aquí en La Serena que ama,
el torbellino de la vida. Es el hermano - donde juntos - arrastrados
en jadeantes galerías buscamos el paraíso perdido de
la esperanza. Siempre creemos que el oro está sepultado, somos
los mineros que no descansan, que no finiquita la existencia mientras
envejecemos. Un poeta que penetra lo oscuro para sacar luz a la tarea.
A veces doloroso, entero, como ciego; lo veo entrando por la ciudad
Poniente, por Cerro Navia y Maipú brumoso. Apuesta por los
desvalidos y abandonados. Es profesor de Estado de la Universidad
de La Serena. Ama este aire, viene del olvido hacia a la esperanza.
Del deseo y la necesidad de reencontrarlos perdidos navegantes. Viaja
de Sur a Norte y busca los tesoros de la lengua extraviada. Critica
y se autodefine con diálogo frente a la sociedad. No quiere
ser un esteta semántico. Desea el diálogo con la sociedad
para saber su destino en ella y nos dice: “Prefiero pudrirme en el
suelo que mecerme como una hoja más en el árbol de nuestra
literatura”, “los toquis regresan del trueno cuando amanece aire,
y todos los mensajes están bajo el jazmín”. Hurga hacia
abajo, busca sombras, pesadas arenas, en playa changa el color de
la vida lo enciende. “y el abuelo - o más bien su osamenta
- habla y habla de aquel glorioso cacique”, “y una prostituta sin
nombre que cantaba como si de verdad estuviese enamorada”. Sí,
Sergio ve como hacen el loco algunos. Y critica para despertar las
conciencias, no dormidas, sino adormecidas. En uno de sus poemas nos
dice: “cantan, no al alcohol mascado, no a la luz esquiva, en plazas
llenas de desperdicios, algo así como danza sobre barro fresco,
como desnudarse de nada en el vacío” “ahora nuestra princesa
del Este se llama Sheila, Rose, Marilyn. En Santiago el Consejo de
Todas las Tierras hace el loco en Huelén”. Poeta que se reconoce
mestizo ¿Quién no lo es? Se mueve entre aguas urbanas
y líricas; Neruda, Gonzalo Rojas, Barquero, Lihn, Teillier
están en la copa porque la poesía no descansa ni apaga
sus fuegos, restalla heridas; los malvados quieren mutilarla, cercenar
su lengua, quemar sus pasos.
La poesía es el encuentro de todas las cruces, del amor y de
la batalla, de la ternura y la esperanza. Las palabras nunca las reconocen
las autoridades. Orinan sobre ella, sobre antiguas construcciones
únicas, van y vienen con lentes ahumados. Cuidan sus pasos,
“no caerse a una acequia en medio de la noche o masticar hojas de
coca mientras cruza la soledad”.
Ricardo Rozas, constructor civil - entre olivos y damascos, poeta
de guitarra y canto; ama y cultiva flores y plantas. Las tinieblas
lo acompañaron mucho tiempo. Hoy ambiciona el aire que puede
llenarle los pulmones. La poesía ha servido para cantar las
últimas desdichas. Estuvo el cielo roto mucho tiempo frente
a sus ojos, “era una obsesión incansable”. “Se ve al fondo
del Huaco, una lágrima, porque entre sus ojos pasó el
imperio vivo, guardando el llanto de los dioses de plumas y cetro
de oro”. Sabe que la poesía enfrenta un muro enorme como el
que construye en Palestina, la estrella negra del terror. Pareciera
que cruzar el muro nos lleva a la Salvación; cada día
el poeta se enfrenta al muro que la sociedad construye sin pensar
que ellos limitan la vida. Sin embargo, el poeta apura el paso antes
que llegue la noche y así cruzar el puente y encontrar el resplandor
de la vida, fuente del cielo, el cántaro pleno. Los poetas
saben que no están en negocios oscuros y que las monedas no
son su leiv motiv. Las multitudes adormecidas van del fracaso al hastío.
Pero el amor llena gran parte de esta Antología en Ricardo
Rozas. En 4 textos nos habla y canta el amor de antes: “y yo siempre
corriendo al galope para caer algún día en tus brazos
enjoyados”. El poeta es el errante que busca el amor. Entonces la
soledad no sería tanta, “más de alguien, soñaría
por tener tu mano”. Pero la esperanza es una luz en todos los poetas
y nos dice: “he bebido con otros jefes la copa de la fe en los pueblos”.
Entonces recuerda toda la ternura recibida y que nos hace sentirnos
más humanos y solidarios.
Arturo Volantines es el último poeta de esta Antología.
Vuelvo a repetir que en los últimos tiempos es una de las mejores
logradas de la generación del 80. Es un trabajador de la cultura
que no descansa. Viene de Copiapó, Atacama de Chile. Co-funda
Sech regional, el taller Lapislázuli, crea la Revista del mismo
nombre, Co-funda el “Colectivo de los Poetas de Guayacán”,
“La Servilleta de la Poesía” y también participa en
la obra significativa que dignificaron los “Encuentro del Mundo de
la Cultura”, de los cuales participamos en forma activa. Dirige las
“Ediciones Macondo”. Antes, en Antofagasta, “Sol y Sal”. También
publicó “Poetas Jóvenes del Norte” -1980- y su hermoso
“Pachamama” -el 87- Ha sido Primer Premio en los Juegos Florales de
Vicuña y Primer Premio en el concurso Nacional de Poesía
“Letras del Cobre”. Lo han publicado en Suecia, Costa Rica, México
y Argentina. Cronista y bibliógrafo de Copiapó, actualmente
preside Sech regional, consejero comunal, provincial, regional de
la cultura. No es un náufrago ni un solitario. Sus trabajos
lo demuestran, el medio nunca se acercó a su corazón.
Por eso lo estimamos como un luchador en un mundo donde pocos trabajan
y sueñan un mundo mejor para los que nada tienen. Recuperar
lo perdido es la tarea de la poesía y de la hermandad. Por
eso viene desde la niebla navegando de nuevo en la “Pachamama” y “Lo
que la tierra echa a volar en pájaros”. Alza un aríbalo,
ofrece un manojo del Desierto Florido, eleva palabras y palomas en
el oleaje de la vida. Amor y tierra se unen, se hacen un solo aire,
“corriendo como por el agua de un tren” “Como Dios saliendo en la
mandarina de tu boca”, volando del monasterio del Bosque”. Viene el
poeta pleno de tierras y vuelos, y sabe que su Copiapó es un
rebaño que pasta entre el cielo y la memoria”. Poeta bucólico,
campesino, lleno de casas del lugar: casas hincadas, en la oración
matutina, tabernas, asnos, patios, alambres. “Todavía viene
el tren de Caldera con su traje de jote ceremonioso”. El poeta llena
de hermosas imágenes y metáforas el paraíso.
Le salta el júbilo, los arados de madera, la nueva compañera,
arrieros, me lleno de este paisaje limpio y puro en el canto de este
poeta hermano que recoge tanta mazorca, tanto sombrero debajo del
desierto. “Y Dios sabe, mi ser y la Nadia son un río grande,
arrastrando una piedra chica”. La poesía viene con su vendaval,
baja de las montañas; el vientre de la poesía le hace
parir soles. La poesía se hace carne en Arturo Volantines.
La carne se hace poesía en él. Fábula sin medida,
lo que tiene que hacer todo poeta auténtico; no tiene que pensar;
sino cantar en medio del sol o de la lluvia, al amanecer o entre la
niebla que acosa. Por eso aparecen estos elementos y materiales que
están aquí, dormidos pero vivos: la vasija funeraria,
zorzales, aguas de cardos. “Y volví a ser cactáceo copiapoa
sobre la piedra del mundo”. Arturo Volantines enriquece la poesía
del Norte. Hermana el amor a la tierra, el amor a la amada que siempre
espera. Poeta hondo, profundo, claro. Como un niño. Todo el
universo cabe en una línea, en un verso enjundioso y puro.
Pero también protesta contra los malvados y bandidos que asaltan.
El puma criminal aún vive. Su helicóptero ronda el Norte,
la caravana no se retira. Trajo dolor y muerte, trajo la edad de la
Ira, que nos señalara Guayasamín.
Así es la poesía. Canta al dolor y la alegría
del hombre. El dolor y la ira retornaron a las tinieblas. La poesía
sigue cantando en estos poetas generosos que abren el cofre de sus
textos para señalar caminos secretos, por “cuando él
relincha sobre los cogollos”, la tierra echa a volar tordos, campanas,
ternura.
Los poetanautas
del Tito´s
"El devenir histórico
permitió que, entre las cortinas de color crema del Café,
empezara a llegar gente de tan variada ralea y profesión;
y el espíritu democrático que reinaba en esas mesas,
unidos por un café y uno que otro pastelito árabe,
también permitía que conversáramos con claridad
de conciencia nuestros puntos de vistas. Así, la solidaridad
se afianzó en nosotros y fuimos un referentes, que ayudó,
para que en la región, se creara la Asamblea de la Civilidad,
y la SECH.
Al igual que en "Cinema Paradiso",
los poetanautas del Tito´s quedaron huérfanos y vagabundeando
por la esquina, esperando resucitar esa caverna lujuriosa de la
palabra y del pensamiento, donde más de alguna vez las
pasiones llevaron poesía al río".
Pablo Baeza
Barrio de los Poetas
Arturo Volantines
Nació en el
pueblo legendario de Copiapó, Atacama de Chile, el día
de los enamorados de 1955. Llegó el ´80 a la ciudad
de La Serena, donde co-funda la SECH regional; el taller Lapizlázuli
y crea la revista del mismo nombre, co-funda el Colectivo de los
poetas de Guayacán, la "Servilleta" de la poesía
y los Encuentros del Mundo de la Cultura".
Ha figurado en diversas
publicaciones del país y del extranjero y ha sido traducido
a otras lenguas. Tiene publicado: "Poetas Jóvenes
del Norte" (1980) y el texo de poesía "Pachamama"
(1987).
Ganador de una docena
de premios en concursos literarios; entre ellos, el Primer Lugar
Nacional en los Juegos Florales de Vicuña, 1995 y Primer
Lugar en el Concurso Nacional de Poesía "Letras del
Cobre", 2001.
Pertenece a la Generación
del ´80 (N.N.). Ha sido considerado en antologías
de la nueva poesía chilena, en Suecia, Costa Rica, México,
y en la hecha por Eduardo Dalter, en las Ediciones Crisis, en
Argentina.
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