ANDA LIBRE EN EL SURCO
Premio Lagar
Por
Nélida Baros Fritis;
Poeta e historiadora de Copiapó
Premio Lagar es en este último tiempo uno de los Concursos más grandes del Norte de Chile, creado en homenaje a nuestra premio Nobel, Gabriela Mistral.
Crear un concurso nacional de tales características es tarea titánica, tanto por el financiamiento y la designación del jurado. El compromiso de la ejecución y realización estuvo a cargo la Sociedad de Acciones y Creaciones Literarias de la Región Coquimbo (SALC) y el Consejo de Cultura y las Artes de la Región de Coquimbo.
El énfasis por descubrir obras inéditas en poesía y ensayo contó con la participación de más de seiscientas personas, desde Arica a Magallanes contando las islas Juan Fernández y de Pascua, además de chilenos residentes en el exterior. El interés demostrado en participar, genera el convencimiento que los chilenos necesitan de los concursos, no tanto por los premios materiales, sino también lo consideran un puente para mostrar sus creaciones.
El resultado se tradujo en la realización del libro “Anda Libre en el Surco”, el cual fue presentado en el Colegio de Profesores de La Serena, el 17 de enero del presente año.
El libro encierra una mirada a las variadas identidades de nuestro país, que representan diversos autores, se puede descubrir en la poesía, nuevos pulsos, otros paisajes, formas de mirar la vida y la muerte, la marginalidad tan cerca de nosotros, muchas veces ignorada.
En la médula de cada poema descubrimos peculiares acentos que se expresan en verso libre, similares a esa búsqueda incansable de Gabriela, esa ardiente pasión y visión del mundo que los rodea, donde cada palabra, cada gesto identifica la obra y le da vida. Los poetas se van descubriendo a través del verso en ese continuo viaje a un final definitivo, dejan un retazo de su alma herida o fragmentos de alegría en la cotidianidad.
La visión de los creadores arranca de la existencia misma y de los senderos que caminaron y desandaron; del entorno mediático, del espacio físico que habitan, desenvolviéndose y haciendo suyo aquello que los identifica.
En los fragmentos de poemas que corresponden a los primeros lugares y otros a menciones podemos apreciar que las cosas más simples tienen sentido propio, están habladas con el lenguaje de la infancia o el verbo de la pasión.
Leonardo Sanhueza, poema: “Louise Follin (primer lugar): “Yo también fui hija prestada y tuve trenzas/ de oro que brillaron en toda la Selva Oscura/ cuando un joven de apellido Moreno, no recuerdo/su nombre, no por nada han pasado siete años,/me atrapó del talle y al galope me llevó/ hasta un refugio que él tenía en el bosque./Fue muy amable y cariñoso, pero yo tenía miedo/ y entendía bien poco sus palabras chilenas,/ y por eso fue un alivio cuando los trizanos/ llegaron a mi rescate. “Te quiero”, me dijo,/ “te quiero, bella Louise”, mientras lo arrojaban/ al anca del caballo, amarrado de pies y brazos/ como un cordero. Cuando volvimos a Victoria,/ me enviaron a la casa de Jacob Müller,/ que había pagado quinientos pesos por mi/ a Joseph Charles: si es por barrer, me dije,/ todos los pisos son iguales, pero el juez Riffo/ armó la grande y habló de trata de menores/ y los colonos dijeron xenofobia y el escándalo/ no tardó en llegar a oídos de las autoridades/ y para taparlo todo me repatriaron a Friburgo./ ¿Cómo se llamaba? ¿Álvaro? Álvaro se llamaba,/Álvaro Moreno y tenía los ojos verdes como la noche”.
Rolando Martínez Trabuco, poema: “Provincia” (segundo lugar): “Ciudades a lo largo de este país de costa/ ciudades que embanderan su puñado de gaviotas/ y no sólo polvo/ memoria y gatos viejos/ sino jóvenes sin gloria caminando cuesta arriba/ sin imaginar que alguien/ escribe para ellas”.
Oscar Burgos Belmar, poema: “Juanito Pistola me llamo yo” (tercer lugar): “¿Cuál es tu nombre?/ Mi nombre es legión porque somos muchos./ No tengo nombre/ no tengo rostro/ lo que ves de mi lo ves de todos./ ¡muéstrame tu brazo!/ Intentas leer mis tatuajes/ pero no puedes descifrarme/ lo único que sabes es que soy peligroso./ Yo soy Juanito pistola/ Juanito malilla/ Juanito cuchilla,/ Si hoy he caído preso/ no fue porque ustedes me atraparon./ YO LOS HE ATRAPADO A USTEDES”.
Primera mención honrosa correspondiente a Cristian Geisse Navarro, poema: Sueños de Agua: “¡Dios mío, tengo sed! ¡Dios mío, tengo sed!// A la mitad de este desierto, de estos destellos, de este cuero que cruje entre polvo y piedras, tengo sed, tengo una sed insoportable.// Yo siempre lo supe, el infierno no está hecho de hogueras ni de relámpagos negros, esos son cuentos de vieja: el infierno está hecho de sed. Sus delirios son polvo y sed; su fiebre, páramos y sed, grietas y sed, voces y sed, angustia y sed. Sed y no fuego: sed”.
Distintas esferas de la realidad están delimitadas, pero sin fundirse, se abrazan los mundos de la realidad y la ficción en expansión creadora, las cosas parecen vivas sin deformarse.
Los ensayos reivindican la identidad, esa identidad que lentamente va quedando socavada por la transculturación, por el avance de las sociedades, los cambios políticos y socioculturales, por la centralización del poder y sin darnos cuenta, olvidamos nuestras raíces, el terruño.
Creo que los autores de los ensayos recordaron siempre a Gabriela Mistral y siguiendo su ruta comprendieron como ella, que el entorno era primero y luego las ideas. Ya nuestra Premio Nobel lo expresó en una frase para el bronce: “La región contiene a la patria entera y no entiendo el patriotismo sin emoción regional”. El escritor y experto mistraliano Jaime Quezada, refiriéndose al Premio Lagar, dijo: “Esa emoción regional en su identidad esencial de hoy, es razón fundamental del Premio Lagar”.
Gabriela sigue viviendo en el corazón de su pueblo a pesar del tiempo transcurrido desde su paso por la tierra y esa es la razón fundamental para crear concursos en su memoria.
Felicitaciones a los creadores que desde hoy se integran al mundo de la literatura con sus obras.