MIL MANERAS DE AMAR
Por Arturo Volantines
La poesía rehúye a los fuertes de ambiciones, a los rabiosos y ansiosos de poder, especialmente a los políticos palaciegos. Cuando más exitosos parecieran los gobiernos y los Estados más lejos se ubica la poesía.
Definitivamente este poder y la poesía tienen mala convivencia. El poder institucional puede empezar a articularse en la intemperie y vertebrarse a través de los clanes, sectas y partidos políticos; pero, cuando se adueña del poder, los poetas son los primeros enviados a los ghettos. Los Estados autoconformes se alejan de la creación y la creatividad, ya que buscan casi siempre la cristalización de la eterna juventud y construir un Estado que dure mil años. Claro, al poco andar éstos terminan derrumbándose o, a lo menos, convirtiéndose en un festín nerónico.
Por ello, las políticas culturales del Estado de Chile y del CNCA son un puente y son un claro en el bosque latinoamericano, porque al financiar y difundir el arte apuestan a su propia sobrevivencia. Es un puente; sin embargo, difícil, pero estimulante, ya que encaminan fórmulas refrescantes y fluidas que pueden resolver nudos destructivos, y servir profundamente al arte y al pueblo.
Cuando la verdadera poesía pasea por el poder político se incomoda, le sale urticaria y alergia nerviosa; se exila debajo de los puentes, como algunos personajes que andan con el “Marqués de Villa Rica”(1) o como los desterrados de la Revolución Constituyente(2).
Por esto mismo, la poesía se aviene con los pulgosos; se apega bien a los pobres, anda en la ciénaga; siempre revolviéndola en la revolución; siempre “es soldado y es amante”(3); anda desnuda debajo de las estrellas por más que el mismo poeta quiera vestirla de retórica y privilegios; anda, definitivamente, con los más necesitados y anda, también, con los “bandidos y vagabundos”(4); y es absolutamente generosa con los que no tienen nada y quieren darlo todo.
Por ello, “Mil formas de amar” es una volada desde el alma; es la volada desde la poesía que se pone de pie aunque no tenga piernas; y, aunque sea muda, habla desde el corazón, y se puede escuchar como el viento acompaña al árbol; ésta es la poesía que se echa a volar haciendo del destino del poeta algo más que cáscara y cacareo.
Marco Antonio nos deja entrar a su intimidad, a su visión poética, a su luminoso corazón y nos ofrece una vendimia, donde el amor, la desilusión y la reflexión poética cabalgan por la página en blanco en busca de una respuesta a su destello. Su poesía descansa en un arco que va desde ese amor que pareciera que no se concreta, pero que estremece. En cada caída se levanta: Un gesto aquí, una sonrisa allá; la imagen de esa mujer que lo despierta y despierta su poesía. Se trata de un navegante que vuelve sobre el tema, como el albatros vuelve a sumergirse en el mar.
Marco Antonio desafía las fórmulas poéticas para decir su decir; para construir un diálogo directo, y no caer sólo en el garlito de este buen decir a cuestas de disfrazar lo que el destino le indica.
Marco Antonio avanza desde la poesía del amor que martilla y canta en su corazón, porque las razones del amor son muchísimas. Pero, Marco Antonio avanza hacia otros temas aventurándose en un discurso propio. Creo, firmemente que la poesía y el arte parten del corazón cuando hay corpus que transmitir, y que se puede colgar en aire como si fuera una nube a punto de llover.
La poesía no puede estar comprometida con la nada sino con los avatares del hombre que “…si todavía respira/ debe inventar unas piernas,/ unos brazos, un corazón,/ para luchar por el mundo”(5). Por ello, a los eruditos y académicos se le hace imposible entrar a la obra, porque no es el negocio, ya que el negocio de ellos es cobrar; un cobrar tan externo que sacan una pistola como los nazi para analizar una obra o como ese funcionario de la Biblioteca Nacional que lo fui a buscar para que fuera jurado de un concurso de poesía, y lo primero que me preguntó es cuánto pagaba.
Esta poesía es un testimonio de vida contra la muerte, contra los imposibles; es desabrocharse de un cerro de imposiciones que al cuerpo se le ha impuesto, pero de allí nace libre y cobra vida como un tejido eléctrico por las palabras. Esta poesía nos da señales que no todo está perdido, y que todavía la humanidad tiene una oportunidad. Esta poesía impone un derecho a la vida.
Marco Antonio(6) no es sólo un poeta detenido en lo amoroso sino también se preocupa del destino de los otros, del miedo y del dolor que percibe y del claroscuro de la vida. Esta poesía busca ser un espejo, donde el poeta dialoga con el otro que es el mismo; un diálogo para comprenderse a sí mismo y para aclararse y saber encontrarse, tal vez con la aceptación del destino particular del poeta. Esta poesía completa lo que falta al poeta, a lo menos es el complemento para sentirse íntegro y, fundamentalmente, es su respiración, porque a pesar de los tremendos desafíos, apuesta en la vida y no en el cementerio.
NOTAS
(1)-. Edwards, Jorge; El Museo de Cera; Editorial Seix Barral, Santiago, 1985.
(2).- Bahamonde, Mario; El caudillo de Copiapó; Editorial Nascimento, Santiago, 1977.
(3).- Rodríguez, Silvio; Historia de Las sillas, canción.
(4).- Gorki, Máximo, Historia de Vagabundos y Bandidos; Editorial Nacional; México, 1967.
(5).- Memet, José María; La misión de un hombre.
(6) .- Marco Antonio nació en la ciudad de La Serena, Región de Coquimbo, el 17 de mayo de 1983. Producto de una grave complicación durante el parto sufrió una parálisis cerebral que afectó parte de su sistema motriz, impidiéndole caminar. A los dos años y medio ingresó al “Centro de Evaluación, Diagnóstico e Intervención Infantil”(CEDIN.), y paralelamente al “Centro de Rehabilitación Infantil”; ambos lugares claves para su desarrollo personal. Antes de los ocho años y gracias a significativos avances en su rehabilitación, entró a kinder en el Colegio José Gaspar Marín. Fue en ese lugar, en séptimo básico y bajo la tutela de su profesora de castellano, Manuela Rojas, descubrió sus dotes artísticas, en especial en el área de las Letras y la Poesía. Poco después, a raíz de un concurso poético de la comuna se incorpora a las actividades públicas de la literatura regional. Hizo sus estudios en el bicentenario Liceo Gregorio Cordovez de La Serena. Participa activamente en revistas literarias, recitales y acciones de arte. Gracias al apoyo del programa “Creando Chile en mi Barrio” del Consejo de la Cultura y las Artes y “Quiero mi Barrio” del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, Marco Antonio publicó su primer libro llamado “Esperanza de Amor”(2008). Es miembro de la Sociedad de Creación y Acciones Literarias de la Región de Coquimbo (SALC.).
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