DINKO PAVLOV
Arturo Volantines
Nació en La Serena(1943). Es Psicólogo. Sus trabajos literarios han sido publicados en diarios y revistas. Ha sido traducido al croata, inglés y alemán. Ha logrado numerosas distinciones literarias, tanto por su obra, como por su trayectoria; entre otros, el Premio Municipal de Literatura de Punta Arenas. Algunos de sus títulos publicados: Escape Imaginario(Poesía, 1984); Atrapado pero…con salida (Novela, 1986); Odas(Poesía, 1989); Poetría (Poesía ilustrada, 1990); Impronta (Antología de poesía y cuento de cuatro autores magallánicos, 1991); Chiloé Mágico (Poesía popular ilustrada, 1993); Códigos perdidos (Cuentos, inglés-español, 1996); Sigo Vivo (Poesía, 1997); Desde el sur del sur, en sexo y negro(Poesía, 1998); Boris y las ratas(Cuentos, 1999); Lamento Alacalufe y Oda a la esquila (Poesía, carátulas ilustradas bilingües español-inglés, 2000); Versos para una sirena solitaria en la caleta (Poesía, 2001); Magic Chiloé (Poesía popular bilingüe, español-inglés, 2002); Para quién se atreva a lanzar la primera piedra (Poesía, 2003); Con esta chicha me curo yo (Novela, 2005); Así habló el desierto (2007); Sin ser exactamente un virtuoso (poesía, 2009).
Su obra aparece en “EL BURRO DEL DIABLO; Arqueo de la Poesía Contemporánea de la Región de Coquimbo; Ediciones Universitarias, Universidad Católica del Norte, Antofagasta (2008).
Dolores de la edad
Anidarán las palomas aún en la palmera
en medio del patio de piedras y corredores,
se arrullarán quedamente como entonces,
cuando intentaba alcanzar su vuelo
aleteando quimeras infantiles
tratando de ganar alturas.
Retumbarán los sones de la “Heroica”
o de la “Suite Cascanueces”
llamando a la Pasión y Muerte
de la Semana Santa al Teatro Nacional,
a cuya vera me parieran
y creciera saltando murallas y edades,
para espiar a Fumanchú, el Jinete Escarlata
o Flash Gordon.
No me di cuenta del dolor del crecimiento,
hasta que vuelvo hoy con mi metro noventa,
a recorrer rincones de tus calles
como entonces, La Serena.
Respuestas vitales
¿Deberé caminar como los apóstoles tras Cristo Gatica,
escuchando sus parábolas: “Obsesión”,
“Contigo en la distancia” o “Sinceridad”
ahora que se agotó su voz”?
¿O deberé buscar nuevo profeta melódico
que alimente mis romances?”.
Seducciones mutuas
Dame señales rituales para iniciar vuelo,
dilatadas tus pupilas pectorales
clavan miradas amorosas en mi cerebro
acelerando pulsaciones;
heráldicos avisos hormonales al toque de trompetas,
avisan que la guerra de las flores se avecina,
respiraciones entrecortadas, manos-palomas
revolotean todos los contornos
erizando pieles y órganos,
en misión invasora de rincones avanza la sangre,
saeta hirviente y atrevida
atraviesa entrañas palpitantes,
descubriendo a su paso, otros paraísos terrenales;
espaldas que se turnan después de cada abismo,
pregonan tu nombre y el mío,
gritos calcinados van apagando lentos,
las señales, el rito ha terminado…
por ahora.
Recordando a Charles (a Charles Bukowski)
De señoritas y señoronas me ocupo,
de vaciar cabezas y corazones estimulando sentidos,
con alcohol o sin él,
con besos verticales, horizontales, longitudinales
y otros, no tan ortodoxos por cierto;
que arranquen gemidos, luego de largos suspiros,
coartando siempre intentos por salvar el alma,
pero sus cuerpos, ¡ay de sus cuerpos!
Previo a los gusanos, también me ocupo
de cada centímetro de zonas erógenas, dispuestas allí
para ser pulsadas, hasta dejar esas anatomías:
violines de concierto.
Versos para una sirena solitaria en la caleta
Poema 4 (Estación Amatoria)
Cuando me quede solo, sin mi sombra siquiera
y no me refleje en los espejos,
cuando haya equilibrio en mi vida,
será que ya no viva más sin darme cuenta,
trataré de tocar tu puerta
pero mi mano crispada
traspasará la madera;
confundido pensaré entonces
sino seré mi sombra
y caminaré por las murallas
perdiendo la vertical
y me atravesará la lluvia, hasta caer en cuenta
que soy todo y nada,
que soy parte del aire, el agua,
el fuego y la lluvia;
cuando me quede solo,
sin mi sombra siquiera.
Poema 10 (Estación Oceánica)
¡Qué ansias oceánicas
cuándo me asaltas de improviso
en cualquier instante del día,
al doblar mis esquinas cotidianas,
o cuándo emerges del estrecho,
turbulento o en calma, de mis lecturas predilectas
o del cruel calendario que se burla desde la pared del frente,
espero que el otoño haga con él,
como con las hojas de los árboles!
Espero hibernar hasta encontrar antídoto
contra distancias y ausencias,
espero hibernar,
¡hasta que tú de nuevo!
Para quien se atreva a lanzar la primera piedra
Versículo XIII
Tengo al himen escondido en mi mente
bajo siete llaves,
para cuando llegue el momento
de la entrega,
si es que llega.
Mi cuerpo lo sabrá sin dudas
por el brillo de sus ojos,
por la ternura táctil,
ajena a lujurias
y bestialidades;
por su paciencia para esperar
mis instantes.
Mi cuerpo acostumbrado al atropello
sabrá sin dudas,
cuando llegue el momento,
si es que llega.
Versículo XVII
Porque de niña me contaban cuentos de brujas,
crecí a la defensiva, sin pedir clemencia;
aprendí a armar mi cuerpo como un puzzle,
destacando las piezas principales donde partir conmigo,
donde lamer o besar para lograrme,
donde tocar para acelerar mis ritmos.
No supe de miedos a las esquinas, ni a los rincones de la vida;
“volé” hasta “borrarme” con la falda levantada
para satisfacer curiosidades iniciales de mis vecinos;
cansé a los domadores del barrio, terminando rebelde,
galopando calles y avenidas.
Acorralada por el SIDA, pido permiso para respirar profundo,
y sigo dispuesta a sortear la vida con una moneda al aire.