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EL INTERLOCUTOR PERPETUO
Antono Avaria. Pequeño Dios Editores, 2015, 592 pág.
Por Omar Cid
Crónica Digital
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Pequeño Dios Editores, bajo un trabajo de edición realizado por Gonzalo Contreras y Julián Avaria Eyzaguirre, ponen a disposición de los amantes de la literatura, un volumen de 581 páginas con artículos de Antonio Avaria.
El texto tiene el mérito de entregar una mirada sin subterfugios, en ocasiones ácida y en otras cálida y amable. En sus páginas podemos localizar estrategias, para elaborar crítica literaria entremezclando elementos como: intuición lectora y ciertos paradigmas estéticos propios de la academia.
Este conjunto de comentarios (re)establece la importancia del lector, asimilando con matices propios a Todorov, en su idea de entender la función de los usuarios del objeto libro, como elementos centrales de la vida del escritor. Avaria nos entrega de este modo, una estética de la recepción en sus diferentes facetas, incentivada por escritores que buscaron un lector informado, con capacidad de indagación y diálogo. Téngase presente que en el Chile del siglo XXI, ese prospecto de interesado: es un ejemplar de museo.
El autor asume su condición de heredero de la ilustración tardía, carga sobre sus hombros la discusión modernidad-posmodernidad, tan en boga a mediados de los setenta en Europa; con indudables repercusiones en América Latina desde finales de los ochenta, se trata de disquisiciones que por su contenido enriquecieron el debate intelectual, alicaído o intencionalmente silenciado, en los años donde los rectores de universidad, lustraban sus botas con la cultura.
Antonio Avaria, contribuye al proceso democratizador de la crítica, como otros. En su caso, desde la tribuna del El Mercurio, asume el contexto de consensos de toda índole. Por tanto las lecturas de ese periodo, se encuentran matizadas por las utilidades de un mercado interesado en abrir nuevos nichos, aun así, es capaz de sacudirse: “Hice mucho zapping, menos mal, cada vez que el tunante de Brown se ponía serio y filosófico”. (Pág. 544)
Su regreso a Chile en 1987, coincide con el surgimiento de la llamada “nueva narrativa chilena” este exitoso ejercicio de marketing cultural, elaborado en plena transición. Con profundidad y agudeza, éste crítico sostendrá la idea de un hilo conductor, entre las nuevas voces y ciertos tópicos de la tradición literaria chilena, descartando cualquier intento de borrón y cuenta nueva.
Avaria, no es solo un lector dotado de memoria prodigiosa, entre sus carillas, se encuentran los elementos necesarios para dilucidar la caja de herramientas teórico filosóficas, que permiten entender el fondo de sus aseveraciones.
