ESCUENTROS Y DESENCUENTROS LITERARIOS
Por
Arturo Volantines.
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Haciendo camino al mejor Encuentro Literario en América Latina, me detengo, entre textos y maletas, para husmear un poquito respecto a la inutilidad a priori de éstos. Sin embargo, cuando no se repiten demasiado los mismos y no hay un dueño de la “pelota”, resultan algo fructíferos.
Hace algunos años, en el ya famoso Encuentro de Chañaral, le envié una carta a su organizador y poeta, Omar Monroy, donde le señalaba que no repitiera la asistencia de algunos escritores, y que tratara de invitar a otros que no habían ido nunca, ya que Atacama tenía, a través de este Encuentro, la posibilidad tremenda de salir a la comunidad internacional y de dar a conocer la magnífica “puerta” del desierto más seco y más legendario del mundo. Alguien filtró la nota, y llegáronme misivas odiosas de todo Hispanoamérica. Entonces, algunos escritores me retiraron la amistad. He sentido mucho la pérdida de ellos; sobre todo, de los hermanos escritores con los que habíamos estados juntos en varias batallas por unir el noroeste argentino y el norte chileno.
Esa misiva era privada, habitual de colaboración atacameña. Sé que no fue Omar quién la hizo pública. Incluso, el añoso y derechista Círculo Carlos Mondaca y otras sacrosantas instituciones literarias, enviaron cartas de reclamo al alcalde de la Ilustre Municipalidad de La Serena, para que me destituyeran del cargo y de mis funciones en la cultura local. Yo no era funcionario, ni tenía cargo alguno. Además, nunca he aceptado ser funcionario estatal. Así que se quedaron con las ganas de destituirme. Pero, yo me autodestituí de andar aconsejando tanto.
Durante años, con la Universidad Católica del Norte, hicimos una media docena de Encuentros, y nos dimos cuenta que no valía tanto la pena, a pesar que evacuamos textos y artículos de los temas tratados. Desde entonces y desde la SALC, nos hemos dedicado a editar libros, a trabajar seminarios temáticos. Tal vez, tengamos que hacer un nuevo arqueo de la literatura del norte, y, seguramente, eso me hará volver a éstos.
He asistido a muchos. Uno, donde Yoyi Koda fue declarado peligroso. Otro, donde la luna ha casado a varios. Otro inolvidable, con Dinko Pavlov en Punta Arenas. En fin, por aquí, por allá, hasta París en “le printemps des poetes”. Pero, el más notable al que he asistido es el de la ciudad de Belgrano y de las Naranjas: “Letrarte, Encuentro Internacional de Escritores deSan Miguel de Tucumán”.
De todas maneras, hay Encuentros que me producen tristeza. Mejor: “no hablar de ciertas cosas”. Sin embargo, reincidente, voy atravesando la cordillera de Los Andes.
Después, volví gustoso a Chañaral. Creo que, al final, sólo volvería a organizar Encuentros para traer a mis verdaderos amigos mexicanos, peruanos, bolivianos, argentinos, chilenos, etc. Claro, trataré de no ser el mandón ni el “machito”, al decir de la poeta mexicana, Leticia Luna.
Es bueno almorzar con los amigos escritores en algún lugar del mundo.