Vino el enjambre de Ararakus
vomitando = a eléctricos fantasmas.
Vinieron en camiones, enmascarados
en el demonio de la noche los Ararakus
con fusiles y dando gritos en la noche.
Vinieron en el viento sulfúrico: ¡lumbres
de alambres de púas en el cielo! Devoraron
tu aura, tus alas de maíz, y te llevaron
el Proyecto en la carretilla de tus huesos.
¿Dónde está ahora nuestro Entierro?
¿Tal vez en el diálogo que no puede
borrarse entre el cactáceo y la cordillera?
No nos conformaremos con oírte en el viento,
ni con tantas palabras para acallar el dolor,
ni con las Pensiones de Gracia al buen asesinado.
Lo que queremos es que te aparezcas
con la dignidad del Proyecto que siembra,
por más que sea para los siglos siguientes.
Aunque nos falten tus huesos, y sólo
tengamos sueño de alas en las orugas
te seguimos hilando; ¡asómate, espíritu!:
—Aladino, queremos contigo aparecernos,
porque estamos secos; también desaparecidos,
y porque los asesinos van a dejar a sus hijos
al colegio y tienen cuenta en el Banco Riggs.
Con furia vestida de ternura irás a aparecer
en la libélula de Tierra Amarilla tal picaflor
en un bosque puntillista recién florecido.
Antes estuvimos tiritando; tuvimos miedo,
fuimos niños con puertas desorbitadas
por las ganzúas en las mirillas
del Toque de Queda.
Amariposatierra: —Tu Aladino Rojas
era apacible = a voces perforadas por el sol,
era tranquilo y era una larga huella de moto;
era pequeño = a la montaña,
era su modo de apagarse para encender la vida.
—Aladino: Los Ararakus
te llevaron alas tormenta,
donde te despidieron de tu cuerpo;
pero no de la cotidiana insurrección,
ni menos de nuestra certeza
de la tierra alumbrada desde los hombres.
El Ararakus arrepentido
nos diría, hermano, dónde estás,
pero fue víctima de Heidegger.
Tu misma aura nos diría de ti,
pero estás en ánima, descuerado;
pero jamás desprendido de nuestras vidas,
porque tu huella anda en lo que construimos.
Y florecidos de desierto persistimos;
te buscamos para que la amariposatierra
en su giratorio te haga piel de memoria
y te encuentre con su manto de sol inmenso,
y no te haga tumba de ánimas sino semilla de girasol.
Porque somos baquianos de un mundo
mejor: Allí te encontraremos.
Regresa. Regreda
desde donde estés.
Te amamos en lo que seremos.
Óyeme. No añoramos tu muerte
sino tu ausencia: tu lugar en la vejez.
Óyeme. Regreda. Te amamos aunque sea
en la huella de los nadie; por ti y por los otros.
Óyenos. Vuélenos. No te escondas en la nadie,
porque también encontraremos a los otros asesinos:
Tu cuerpo y las palabras. Óyenos. Regreda.
No queremos ser la huella de nadie.
Óyeme. Vuéleme. Óyeme. Regreda.
Te hablo desde el cuerpo de las ánimas.
No te hablo desde los héroes sino de la huella,
de la huella amenazada por el eco o la ausencia.
No es viento loco; es tu respiración que nos llama.
Te queremos de vuelta;
en la revuelta del infinito de Atacama
que viene porque de esto sí tenemos certeza.
Haremos vendimia de luz en el sarcófago
de la amariposatierra para que te levantes:
gredita girasol.¡Seamos alas contigo!
Allí nos alcanzaremos.
Allí nos encontraremos.
Y, porque seremos/otros habitantes
de un mundo extinguido de asesinos:
Allí nos abrazaremos.
* Inédito.