Soldado Atacameño muerto en la Guerra del Pacífico
sigue prisionero del ejercito chileno
Por Arturo Volantines
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Después de algunos años de haber sido encontrado el soldado momificado, Miguel Segundo Mena Araya en los faldeos del cerro Zig-Zag, cerca de Lima, el ejército reconoce que podría ser del Regimiento Atacama.
Al ser hallado este soldado con toda su indumentaria de guerra y una libreta, los expertos museológicos del Perú y los investigadores de la “Comisión” Atacameña —encabezada por el Senador Baldo Prokurica— llegaron a la conclusión que se trata de un soldado del glorioso Regimiento Atacama. Sin embargo, el Ministro de Defensa de entonces, José Goñi y los oficiales expertos en historia del ejército no aceptaron el sinnúmero de documentación que se les presentó y sólo accedieron a dejar restos orgánicos del soldado, por si la familia lo reclamaba, a partir de un examen de ADN, cosa que ha resultado muy difícil, porque los otros parientes son mujeres, y, tal como lo señala la experta en Antropología Física de la Universidad de Atacama —y que vio los restos del soldado— Marcela Urízar: “no es lo más propicio para concluir a través de ese método”.
La negación de los expertos del Ejército fue absoluta. El soldado fue sepultado como N.N. Sin embargo, en la “Revista de Historia Militar” n°6, (páginas 6 y 7), del Estado Mayor del Ejército chileno, cuyo editor es el Teniente Coronel Pedro Edo. Hormazábal —y que es el mismo que asesorara en este asunto al ejército— se reconoce que podría ser del Atacama.
Resulta muy elocuente que después digan: “en relación con la posible unidad, y considerando exclusivamente la libreta” y “desde ese punto de vista, la libreta habría pertenecido a un Soldado que formó parte de alguna de la unidades detalladas precedentes”, entre ellas, “el Regimiento Atacama (Movilizado)”. Llama poderosamente la atención que ahora el ejército acepte, que las anotaciones de lugares y hechos que hizo el soldado en su “bitácora” encontrada junto a las pertenencias, correspondan a las anotaciones y recorrido que hizo la brigada conducida por el capitán de navío, Patricio Lynch y el coronel Juan Martínez. Esto resulta importantísimo, ya que el grueso del ejército hizo el viaje al campo de batalla en barco y sólo esa brigada lo hizo a pie, lo que reduce de 25.000 hombres a sólo 3.000. Además, sólo el Atacama tenía el pantalón azul en el uniforme de esa brigada, y que, luego combatió en las batallas de Chorrillos y de Miraflores. Incluso, es mucho más reducido el contingente involucrado, ya que la “Brigada” fue divida en dos y marcharon con un día de diferencia.
Recordemos que el soldado Miguel Segundo Mena Araya fue encontrado con un cuaderno, donde señala el paso de pueblo por pueblo hasta llegar a Lurín (Perú) y que coincide absolutamente con las memorias de los Hermanos Marconi (Hilarión y Elías), lo cual, oportunamente, la Comisión Prokurica señaló a los expertos del ejército. Pero, estaba claro, que estos expertos del ejército desconocían las publicaciones hechas en “El Atacama” de la época y en los tres tomos del “Contingente de la provincia de Atacama en la Guerra del Pacífico”. Además, en dicha libreta, el soldado anota al “Doctor Osorio” (médico de Copiapó) y la palabra Copiapo (sin tilde).
La Información recopilada y que la Comisión Prokurica expuso al ejército fue abundante. Además de la libreta, entre otros elementos comprobatorios, el soldado fue encontrado con el uniforme correspondiente al regimiento Atacama: sobrecubierta ocrepara capear el sol y, debajo: chaqueta azul plomo y pantalón azul. Además, las marcas tácticas en las hombreras de “V” invertidas, que significan el distintivo de la Primera División y las charetas rojas del regimiento, tal como las señala Elías Marconi (Carta, 11 de septiembre de 1880) y como lo usaban, primeramente, oficiales del Atacama: Matta y Sutil. Agreguemos, la hebilla del cinturón donde aparece grabada la inscripción de la Guardia Nacional, correspondiente a las unidades de civiles. Para qué decir, lo elocuente hasta el día de hoy, el hecho que los militares marcan sus ropas “a cargo”, y, en la parte interior de la pretina, le fue encontrada al soldado la sigla: “M.M., 1° C”, o sea: Miguel Mena, Primera Compañía (segundo batallón). También, el armamento (Bayoneta espada-sable, fusil comblain y balas) hallado junto al héroe pertenece al utilizado en la guerra por el regimiento Atacama, incluido el lugar en que fue encontrado; ya que allí le tocó combatir a dicho regimiento, al amanecer de ese día glorioso (13 de enero de 1880) y donde perdió casi la mitad de su contingente. En ese mismo lugar murió baleado el alto soldado, Miguel Segundo Mena Araya; hijo de Miguel Mena, soldado de las tropas de Pedro León Gallo en el ´59, como la mayoría de los combatientes del segundo batallón del Atacama. Posteriormente, han surgido otras nuevas certezas en el Archivo Nacional, correspondiente a los archivos de Vicuña Mackenna, como por ejemplo, el detalle del movimiento de las tropas de Atacama ese día, a través del sureste del cerro Zig-Zag.
Resulta significativo y no demasiado tarde, que el ejército reconozca que el soldado podría ser del Atacama, ya que hasta ahora, por desconocimiento, y, sobre todo, por exacerbado centralismo, de no aceptar las particularidades de las tropas civiles participantes en la Guerra del Pacífico y sólo verlo como una “cuestión nacional” que, a la larga, tampoco favorece la identidad nacional, porque el amor por la tierra común está dado por aportes de cada una de sus provincias. También, se debe señalar que esto es tal como le sucedió al abanderado del Atacama, Carlos Escuti Orrego a quien no se le reconoció que fue el primer soldado chileno en subir una montaña fortificada de Chorrillos y se le dio el crédito equívocamente a un soldado del Buin 1° de Línea. De la misma manera se pretendió, por algunos investigadores adjuntos al ejército, que este soldado sería del Buin, lo que queda totalmente descartado por la misma publicación del ejército. En cambio, otros expertos como Enrique Cáceres Cuadra, Director del Museo Militar de Iquique y Marcelo Villalba Solanas, Director del Museo Virtual de la Guerra del Pacífico, han mantenido, entre otros, con firmeza, que se trata de un soldado de Regimiento de Atacama. Nosotros no tenemos dudas.
Han pasado 133 años desde que Miguel Segundo Mena Araya partió al norte y aún no regresa. Los atacameños no hemos sido capaces aún de rescatarlo de las fauces del autoritarismo centralista. ¿Tendrá que ser él quién en los siglos siguientes nos venga a rescatar a nosotros del olvido?