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Sobre Eros & tumbas
Arturo Volantines,
Ediciones Mediodía en Punto, 2017
Por:
Graciela López
San Juan, Argentina
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“Agradezco profundamente a mi hija Mariana Rosés:
Que me leyera una y otra vez
las páginas de este libro que paso a comentar”.
Empezar a leer este libro es adentrarse en un laberinto, donde el sonido de las voces, de sus protagonistas, dejan de ser del escribiente y pasan mágicamente a quien escucha su canto.
Sobre este libro y lo que él deja en mí.
Eros…Un eros que no es ni más ni menos que el amor incondicional del ser humano por el ser humano. Un eros que parece dormido y, sin embargo, fluye constantemente, en el aire, en el viento con un sonido poderoso y a la vez silente. Un eros que se manifiesta desde la primera hasta la última página. Veo al autor por momentos sentado, mirando el lienzo de un artista (de hace muchos años) en donde está presente y viva la historia de una Nación, cuya bandera sigue flameando atravesada por el dolor de los desaparecidos—aparecidos, que surgen de manera persistente en el ser que se niega a olvidar todas las voces, que por distintos motivos fueron acalladas. Las guerras a cara descubierta y las otras, las que matan de manera impune intentando vanamente borrar las huellas de la memoria.
El autor escribe, despojado de vanidades, su más profundo sentimiento, haciéndose partícipe obligado (por este eros) a no claudicar, a gritar por momentos con lenguaje descarnado la realidad que se anuda en el alma, y solo encuentra la libertad plena en la honrosa y digna tarea de levantar en su voz y su palabra a los muertos de Atacama, a los héroes sin tumbas. Y me pregunto: ¿a dónde fueron a parar sus voces, sus sueños y sus ansias? Eros aparece cual Cupido en el corazón del escritor para soñar con una Nación, donde los relojes y el tiempo dejen de existir y se produzca el esperado y ansiado encuentro de dos mundos: el de los vivos y el de los muertos.
Volantines va pasando en su prosa poética del cielo al infierno, del horror al amor, de la muerte a la vida en el trascurrir de la historia matria. Nos cuenta las vicisitudes de los mineros, la dolorosa infamia de la dictadura: de un tirano sin piedad y sin alma en un invierno eterno que dejó solo dolor, desesperanza y desaparecidos; pero, jamás olvido. Aquella guerra imparcial e inmoral es tan válida en sus muertos como la que sepultó la arena en el desierto hace más de un siglo; huesos secos que aún sigue expulsando la boca del desierto de Atacama.
Héroes sin nombres, héroes sin tumbas ni honor, cuyo único lugar es la memoria de quienes la cantan, como este poeta.
Antes de concluir mi andar por este libro, quiero rescatar un epígrafe en uno de los poemas. Se trata de carta del soldado escritor José Antonio Tricó Vivanco a su madre, escrita después de la Batalla de Tacna (mayo de 1880), correspondiente al texto: “21/ La Aparecida y su álbum de fotografías en la casona de mi abuelo Arturo Acuña en el barrio Borgono”. Transcribo: “Mi querida mamá: En los momentos de la lucha nada piensa el hombre de sus sentimientos, es una fiera rara que tiene solo instintos de matar antes que la muerte lo saque del combate. ¡Poco después, oh! después, el más agudo dolor, la más honda pena hiere i destroza nuestro pecho. Ah ¡Cuán terrible es el día que sigue de la batalla! El campo sembrado de cadáveres i de heridos cuyos clamores conmoverían al corazón más duro, es el triste despertar que sigue a la batalla i luego nuestro pensamiento vuela a Atacama i un nuevo pesar nos abruma i desconsuela. Al recorrer el campo encontré amigos y jefes queridos que en su lecho de sangre dormían el sueño eterno; amigos horriblemente heridos i próximos a exhalar el último suspiro después de sufrir increíbles torturas…”.
Eso es la guerra, una siembra de muerte que solo cosecha dolor, ausencias y héroes de ambos lados de la batalla, con tumbas o sin ellas, con glorias y derrotas. Al final, solo quedan despojos y algo que duele el estómago. Todos somos vencidos cuando la ambición manda, todos somos vencedores cuando el amor por la hermandad americana triunfa.
Sé que el libro Sobre Eros & tumbas seguirá mostrándonos otros caminos, enunciados, sentimientos que una y otra vez me harán volver a él.