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Crear literatura
Lanzamiento
Sobre Eros y tumbas de Arturo Volantines
Vallenar, sábado, abril 22, 2017
SERGIO GAYTÁN MARAMBIO
Academia Chilena de la Lengua
.. .. .. .. ..
El proceso de creación literaria es basto.
Siempre hay una arista por descubrir o una nueva apertura por donde se nos permite escrudiñar.
El acto del voyerista, nunca está ausente.
Mucho se hablado, dentro del plano específico, de vasos comunicantes, literaturidad, y otras técnicas más exquisitas.
La literatura es goce estético y también trabajo para iniciados en tanto arte, exégesis, interpretación, nueva vuelta a la misma tuerca, o búsqueda de nuevos sentidos, gracias a la pasión de leer y seguir leyendo.
Arturo Volantines, con Sobre Eros & Tumbas, nos vuelve a sorprender.
Lo había hecho con el esquema inspirado en la etnia diaguita, sus giros, pensamientos e incluso, para nosotros, las incomprensiones.
Hoy, las indelebles huellas copiapinas, lar del que no se olvida, le siguen pesando, las sigue arrastrando, cual pesadas cadenas que a ratos parecen imposibles de dejarlas atrás.
Válidas y provechosas, por supuesto.
A lo mejor un desafío para nuevos lectores, pues esto de la provocación debe ser materia constante.
Hace ratos que el lector dejó de ser un ente pasivo o pacífico, debe salir al encuentro de las realidades que se le entregan, de materias que ojalá logren inquietarlo, solo pensando en una comprensión cuasi acabada de su propia lectura.
Esta, no puede ser letra muerta, es materia vivísima, en un atento lector, como lo exige la época presente.
Eros (amor, sensualidad, sexualidad) y Tumbas (sepulcros, nichos, panteones, enterramientos, hueseras) las más de las veces vivas y habitadas, presentes, remiten a la famosa obra de Ernesto Sábato, Sobre héroes y tumbas.
Pero, aquí el quid, la cosa, es distinta.
Otros los héroes y heroínas, que indefectiblemente irán a parar a una tumba o algunos de los símiles ya nombrados.
Incluso, no exentos de ser profanados o wakiados.
La estructura del texto aparece numerado de manera decreciente, a lo mejor, treinta días de un mes imaginado, que corren desde un 30 a un uno.
Pequeños fragmentos o párrafos, mezclando y entremezclando prosa y poesía y con un ritmo que felizmente el autor –Arturo Volantines– mantiene o no pierde, pues de no ser así, otro sería el chiste y además súper distinto, y donde no se me ocurría haberme metido en berenjenales.
Pero que culpa tiene el fruto, además, la berenjena no me satisface.
Es símil de embrollos, trampas, confusiones, desconciertos, apuros.
Y con éstos hay que tener cuidado, hay que poner pies de plomo, con el fin de no dejarse sorprender.
En el 30 está la apertura.
En el treinta, Torreblanca, soldado, poeta, enamorado y mártir.
Es punto de partida de un eros, de un héroe, de un amor tal vez no consumado por las desgracias y avatares del conflicto bélico.
Venir de soleados valles a enarenarse en inhóspito desierto.
El caso cita al otrora despoblado de Alto Hospicio, cercano al puerto de Iquique.
Donde hospicio tiene el valor de albergue para viajeros pobres.
Hoy, tacos mediante, a las horas pik, poblado floreciente, aunque sin flores; con supermercados, bancos y demases, pero curiosamente sin hospital ni cementerio, como si allí nadie se fuere a enfermar o morir.
29. Atakama, la otrora Copa de Oro y el conocimiento de la leyenda de Tololopampa.
La literaturidad, es decir, el hecho de hacer literatura de la literatura, nos hace leer un escrito borgeano, donde Jorge Luis Borges o el espejo frente al espejo, es decir, Georg, como buen inglés, opta por uno de los suyos: Samuel Coleridge, reconocido lakista (de lake, lago); que se extasiaba con escenas de la vida de la campiña y familiar:
“Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que había estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿entonces, qué?”
Pudo haber sido un oriental, como aquel que soñó con la mariposa que soñaba… etcétera.
Suma una nueva presencia, la de Nuestra Señora de la Candelaria.
28. La ambidextría lo hace cambiar de prosa a verso, pero mantiene ritmo y cadencia.
Un nuevo salvavidas para el lector lo constituye el epígrafe de Vicente Huidobro, que se las jugará por el creacionismo, por exprimir la palabra, por las posibilidades de las dobles significaciones: al tiempo es poesía y profesía, aunque esta última se debe entender como un hecho sonoro o de habla, pues profesía con ESE no es correcta…
Otro imperdible de Atacama: el Padre Negro, su existencia, su propia mitología y la veneración popular, aunque, a un costado del pequeño templo, a la entrada de Caldera, casi como pidiendo perdón al Altísimo por tener, normalmente, más cirios encendidos que el mismo Hacedor.
El solo esbozar alguito sobre el franciscano Crisógono Sierra, excede estas pretensiones.
Otro vaso comunicante se presenta ahora: hay olor a Zurita, a versos iconoclastas de Raúl Zurita Canessa –guste o disguste a Arturo– suena y resuena, al menos en mis oídos, en mi propia lectura (en buena), aquellos versos que sólo él sabe leer con su especial voz:
Díganme vientos, revolcados difuntos / cabrón del fondo del lago
mi amor por Atakama rasgado hasta los omóplatos /
porque soy penadura abrazándote en panteones: /
lenguar de petroglifos oxidados de la pampa.
Los alaariiiidos del viento no son ni las pircas sino huesos de los lagartáceos
que murieron bailando: empolvados = en Gomorra.
Los versos deslizan nuevos derroteros, exigen al lector un fuerte disfrute.
Los poemas no son enigmas, sino seguidilla de asociaciones, pues entonces cómo explicar aquellos senos al aire: / sin su lácteo río de plata /
sin acordarse de una “difunta Correa”?, que fue capaz de amamantar a su vástago, días después de muerta.
Hay una presencia femenina en el valor de heroína y tumba.
Luego, suma y sigue, con el antepasado del leñador, el ágil y trotador Godoy, encarnado primero en el primero de los primeros:
el que un 19 de mayo, inscriben notarialmente el pedimento de La Descubridora, y para tal efecto firman Miguel Gallo y Juan José Godoy.
yo, el tátara de estos Godoy, me suicidé en minas inundadas por la maldición. /
Cuando la madre Candelaria pasó en romería por el caserío, en vez de oír voces gloriosas de esqueletos y arengas de los monumentos, escuchó cumbias, guarachas
y rock: lagartos enfiestados en la Chupilca del Diablo.
La virgencita, ha sido sacada en contemporánea procesión.
Ya no tienen aliento las voces de ayer, son mudos y esqueléticos testigos de la gesta vencedora del desierto.
Todo entró a carnavalizarse, se acortaron las faldas, mostraron pieles de piernas y glúteos en chillones colores, sin recato, diciendo adiós religiosidad popular
y que corra el mosto, que se ensañe el mismísimo Diablo en general tomatera,
que corra igual la libido, que se viva nuestra propia, aunque débil Gomorra copiapina o atacameña y dé paso, al “perverso apetito”, como dijo el Maestro madrileño Fernández de Moratín, en su casi desconocido texto Artes de las Putas,
por hoy para que vamos a despertar a Franz Kafka y ponernos seudofilosóficos y entrar a sus Consideraciones acerca del pecado.
Una sorpresa nos aguarda:
Va a aparecer Tololopampa.
Y si como de canción se tratara con el Volverán, ay sí, el ritmo adecuado pareciera ser la vidalita, ay sí.
La canción popular, gusta también de la tragedia, de la “cebolla”, del actual femicidio: las madres asesinadas por los maridos / las oiremos cantar al amanecer!
En el cielo se abre la pantalla gigante para enseñarnos las buenas nuevas:
la ascensión de La Virgen Inmaculada
la que será seguida y acompañada por varias féminas conocidas, pero de distinto pelaje:
la cabrona, María Galleta
–en su rol de mujer de mal vivir, con el respeto que nos merece cualquier ser humano–
referencia al democrático burdel, lenocinio o simplemente casa de putas de la doña María Galleguillos, donde asistían a dilapidar su pequeña fortuna esforzados mineros y también ciudadanos de cuello y corbata;
y las más dignas, mistralianas por cierto:
Rosalía con Efigenia y Lucila con Soledad / y
las Señoritas de Avignon,
óleo de 1907 de Picasso, denominado hoy protocubismo. Apolinar, al cuadro, le llamó “el burdel filosófico”, que correspondía a una callejuela de Barcelona donde había prostíbulos y que nada tenía que ver con la ciudad francesa del mismo nombre. En lo legal francés, fue residencia de al menos unos cinco papas.
Con todo esto se produce un empate pareado entre luces y sombras.
Como avezado librero que es nuestro autor, Volantines, trueca, a un ancestral
comandante Popolgallo
fundiendo en solo uno, dos referentes fundacionales: Popol, de pueblo, Popol Vuh o libro del consejo de los ayer guatemaltecos mayas quiché, con sus cábalas, con katun y ajau, premoniciones, y singular aparición del ser humano, y, la dinastía terrateniente Gallo, férreo defensor de su propio patrimonio, este último bendecido además
por el cuerno de la fortuna
y haciendo ondear la estrella de oro en pleno centro de su añosa bandera azul.
El primero de la dinastía fue Miguel Gallo, gobernador patriota, padre de Pedro León.
La noche, porque tenía que ser de noche,
La Viuda nocturna;
mi puta de conchaperla / volverá a guiar a Eugéne Delacroix
referente pictórico de La Libertad guiando al pueblo (1830, julio 28), con su pecho desnudo en su desfachatez, libertaria mas no libertina, caminando por las calles de París.
En paralelo, lo sones de
La Igualitaria: “…Naciste, patria amada, / gritando Libertad! / Por ti morir sabremos / o triunfa la Igualdad…
letra de Eusebio Lillo y música de José Zapiola.
El jolgorio está desatado:
todos bailando kueca: o
vidalita copiapoa ay sí, volando, ¡vueltavidalita!;
De nuevo la gracia del signo lingüístico, Copiapó / Copiapoa, para el verdor espinoso y espinudo, de aquellas 26 especies, que por lo demás crece de manera común en casi todo el mundo,
hoy, gracias a la tecnología, rasca por cierto, jajaja.
27. Salto temporal, donde alguien lee algo fechado en la década de los 80 pero referidos a la del setenta, a través de una fotografía, tal vez de la prensa de la época.
Clara alusión al presidente que quiso alterar la historia, Salvador Allende Gossen, médico, hijo de masón señero, don Ramón Allende Padín; sobrino de una de las primeras pintoras chilenas becadas para perfeccionamiento en París, la doña Celia Castro.
Su gabinete y los lentes, su bigote nevado / cubiertos de sangre / negativo del infierno del ’73 / y / aferrados militantes
(del Mir, con su arenga de Patria o Muerte – Venceremos),
en los pies del presidente inderretible.
26. La temporalidad salta ahora a Tacna, 1919.
Llama a extrañeza el año, pues por la parrafada anterior, se asocia al trágico de fin de varios de nuestros detenidos desaparecidos y que sabemos muertos cruelmente durante la dictadura cívico militar de 1973.
Otra fue la circunstancia, aunque el efecto casi el mismo, pues son seres humanos sacrificados:
Iliones. Huesos arenales; carne reseca sobre esqueletos. Arrullados fémures partidos por la culata, cráneos con pena desde ojos hueros.
Costillas despellejadas. Restos de mandíbulas de soldados y estandartes desteñidos. Huesos y cueros resecos; nosotros, tataranietos de las ánimas.
Patrimonio de osamentas; de ánimas que hablan. Penaduras, encontradas en el hueso: tuétanos de Dios que todavía quieren abrazarnos.
25. El nacido en Colombia, o Padre Negro reaparece para absolver a la madre Flora Normilla, la de los
pezones no tocados por el amor.
Cita a la ciudad encantada de Los Césares.
El objetivo puede ser el de seguir mitificando.
Otra vez, la mujer, la hembra nombrada es a la par distintas personas / personajes.
Es el eros, encarnada en
La Loca de Los Pajonales,
La Viuda que abría féretros y hacía el amor con difuntos.
Piedra menstrual yazgo; chorro de plata desde mi hondura vaginal.
Falta revisar el símil entre tu almendra, y el sexo femenino.
24. Como contrapartida, Flora Normilla y su confesión con el Padre Negro.
Nuevo epígrafe, bien escogido para sintetizar su planteamiento.
Se lo debe al atacameño copiapino Salvador Reyes Figueroa, el que en mezcolanza une, tal vez, las visiones del niño que alguna vez fue, con las creencias populares arraigadas en la sociedad de su tiempo.
Así, los “entierros” avisando a través de los fuegos fatuos, para decir que aquí, que en ese espacio, en esa cuadrícula oro y plata han sido enterrados.
La plata, argentum, indicaba, además,
que el demonio tenía que ver con todos esos fenómenos.
La confesión desliza dos nombres, el de su hijo Juan y el del comprador de la fortuna, Miguel Gallo.
No quiere ser exorcizada a través de los rezos del moreno sacerdote.
Hay también una dolida queja de amor, donde daría a entender que si bien fue madre paridora, jamás alcanzó placer sexual.
No tuvo el gozo del ser animal, aquel que solo fue penetración,
que no entró debajo de mis sábanas.
Entrar es pene/trar.
23. El eros vuelve a ser representado por los pezones. Pequeño enjambre de amoroso pasión.
22. Héroe olvidado. José Antonio Peña, comandante de la Legión Huasquina.
Héroe que fue y hoy yace cual alma en pena, después de muerto sigue sableando el otrora combatiente; pero el tiempo ya ha hecho lo suyo, no hay carne, todo aparece descascarado, las vísceras están secas; todos son esqueletos, aunque las inertes medallas, condecoraciones de diversas aleaciones, todavía permanecen refulgentes;
junto a él (o a ellos), el complemento dispuesto para brindar asistencia, son las
cantineras con albur de pezones de plata nativa en el cielo de Atakama.
Otra vez los pezones, manando ahora la líquida plata.
21. La carta a mamá de un combatiente, días después de la refriega: cadáveres y más cadáveres. Entre aquellos el del poeta enamorado y futuro mártir.
20. El poetageneral ha muerto y se procederá a su enterratorio.
El padre Negro, Crisóstomo trashumante, inicia y acaba sus rezos.
En la bóveda del cielo azul se ha quebrado la estrella de oro de los constituyentes.
Se menciona la conflagración equívoca contra el presidente Balmaceda.
Las faldas de La Candelaria son refugio para los huérfanos, tras tanto muerto.
Con empatía sublime, soy yo también Copiapó…
19. Con dedicatoria familiar y epígrafe de Hipólito Gutiérrez Luna, se inicia la nueva parrafada.
Los lugares de las refriegas son espacios donde la muerte se niega a morir.
Me niego a ser latón enloquecido con el exhalar del viento;
rehúyo ser ábrego pasando.
Podría ser el latón enloquecido de las otroras flores de lata de desvencijados cementerios, mecidas por el viento doble, el simple y el ábrego, que tuvo su origen y mantiene su dependencia desde España.
Presencia de otro imperdible de Atacama: el Alicanto.
Hay un montaje que el prevenido lector debe encontrar y separar, por un lado los muertos de la guerra del Pacífico y los del 73, donde incluso varios de ellos permanecen hasta nuestros días, en la eterna vigilia de su desaparecimiento.
18. Bolaño y asimilación có(s)mica del 2666.
La presencia o ausencia de la grafía ESE, entrega resultados distintos.
Hay una heterogénea asimilación con hechos históricos, entre otros, de la dinastía de los Moctezuma, donde el nieto se llamaba igual que su abuelo, que en ciertas literaturas europeas, dicha técnica se conoce como las de los dopelgranger o teoría de los dobles; su reino, recordemos, fue avasallado por Hernán Cortés, dando paso a que los españoles lo usurpen;
Volantines literariamente y dentro de los procesos de desacralización lo hace entrar en terrible depresión contemporánea, aunque sabido es que fueron sus propios súbditos los que irritados con el trato dato a los agresores imperialistas promovieron el motín, donde éste recibió una herida que a la postre le significó la muerte; otro citado, es el
Libro del Príncipe de Huai Nan marchando en las tropas del Rey Wu;
otro, el relato de Josefo, en el año 66,
que Arturo me obliga a hacer uso de la calculadora, y tal vez a cometer el equívoco, pero igual me la juego al pensar en Flavio Josefo, el historiador hebrero autor de Antigüedades Judaicas.
Su periplo vital y personal trascurrió del 37 al 95, donde el 66 me indicaría el año 29.
Pido se me disculpe pues los números matemáticos, pocazo me dialogan, aunque la fecha se convierte en una especie de capicúa, pues del 37 al 66, igual me arroja 29.
Tarea para la casa, jajaja, después de que adquieren tan interesante libro (nuevas risas, jajaja).
Leve explicación, esto es lo que hace el crítico literario, es su tarea, su labor, su trabajo, nada de subjetividades, a todo hay que buscarle la quinta pata al felino, es lo que justifica nuestra existencia desentrañadora y supuestas pistas para mejor entender la obra literaria.
Mientras el autor –Arturo Volantines– construye, en esta oportunidad el viejo Sergio Gaytán M., deconstruye, a favor de los atentos lectores; así, estos, disfrutarán, casi a cabalidad, lo planteado; es nuestra labor de exégeta, el que es capaz de interpretar o explicar, donde históricamente se aplicó primero al que estaba capacitado para develar la Sagrada Escritura.
La cosa continúa,
cuando los normandos, en 1066, presenciaron el regreso del cometa
–asumimos que se trata de uno de los importantes y cíclicos, el cometa descubierto por el astrónomo inglés Edmundo Halley;
dado que los dígitos me cuadran. Se registró su primera aparición en el 240, 87 y 12 a.C.
Y según nuestro calendario Juliano, el 66, 141, 218, para no dar la lata, me salto… 989, el indicado 1066, 1145, 1222, me vuelvo a saltar, 1759, 1835, 1910, para qué más.
Todo esto en las 914 páginas del libro Astronomía, del barcelonés José Comas Solá, nacido en 1868 y que hacia 1935 decidió que su nueva edición fuese revisada y puesta al día por Federico Armenter de Monasterio, con variados títulos relacionados con la apasionante ciencia. La impresión la hizo la sociedad anónima de Ramón Sopena, para Biblioteca Hispania.
Ni cuando Newton, en 1666 –de maduro 24 años– cayó enfermo y del manzano de su cabeza le floreció la fuerza de gravedad;
y la cacique Magdalena Sasmai, se rebeló ese mismo lustro contra colonizadores por el derecho a bañarse desnuda en aguas del río,
y que por lo demás no sería la única, pues dentro de la literatura chilena, célebre es el baño desnuda de la mapuche Fresia;
el Gaucho Insufrible
y por este parrafón suficiente. Por vuestra comprensión, mis gracias.
17. Tile Vallejo, otro de los incombustibles de Atacama; Domingo Zárate, alias el Cristo de Elqui y mientras el padre Negro continuaba con sus prédicas habituales contra masones y radicales.
16. Flora Normilla y su hijo. Epígrafe de Pedro Pablo Figueroa, y la nueva California que se presenta en Copiapó, por la fiebre de la plata, convirtiéndola en el nuevo país de Jauja.
Recordemos que don Pedro Pablo, nació en la ilustre Copiapó un 25 de diciembre, cual regalo del grande arquitecto del universo, de 1857.
15. La violencia del 73.
14. Un pirquinero caído al fondo del pique hacía del domingo la foto imperecedera.
13. ventanas labiales. Abierta, para que entrara sol en su pozo;
Vagina de fuego
Quería una puerta. Hasta que entró en ella el cuerpo del jinete y se volvió alelí, colibrí y oleaje del cielo.
12. La fidelidad de Mi Adelita (que) no se fue con otro
Nueva referencia a los sucesos del 80 post 73.
11. Pedro Pablo Figueroa, Ramón Escuti Orrego, Ramón Arancibia
Cuando me confiaban sus escritos parecían trozos de carne caliente,
poetacomandante, Ramón Arancibia.
10. Diálogo del capitán, Moisés Arce Montero con jotes y otras animitas de Chañarcillo
Del nueve al 1 la cosa continúa. Por hoy estimo que es suficiente.
Adquiéralo, no se arrepentirá y es posible que siga descubriendo otras sabrosas novedades.
Gracias Arturo… larga vida no sólo al libro sino a vos también.
El Sol de Volantines, foto de Yoyi Koda