Proyecto Patrimonio - 2013 | index | Arturo Volantines | Autores |

 

 

 

 

 

 


 

UN PUEBLO LANZADO AL MUNDO
Agua Lejana, Crónica, Relato y Poesía de Combarbalá

Por Arturo Volantines

 

 

 



.. . .. .. .. .

Después de andar en una micro destartalada por un altiplano lunar y de varias horas por pueblos rurales con caminos de tierra y tapeados con cactus del Norte Infinito, bajamos con el poeta, Víctor Arenas, a Combarbalá (Lugar de Agua Lejana). En una esquina, un poco más abajo de la plaza, en un bar, nos mandamos una botella de tinto a los guargüeros con las primeras medallas de la noche. Luego, nos enfilamos al Centro Cultural Nemesio Antúnez.Ya había empezado el acto de presentación del libro, al cual había sido invitado por ser el editor del texto: “Agua Lejana, Crónica, Relato y Poesía de Combarbalá”.

Llegué al lugar algo apenado por esto y por aquello; y algo más apenado por el resultado del libro; ya que, entre otros, los recursos afortunados, pero escasísimos entregados por el CORE, sólo alcanzaban para pagar la mitad de la mitad de lo que hubiésemos querido, para hacer lo que deseábamos hacer con este libro: un objeto inmortal.

Quería un libro encumbrado, pero en la pre-edición nos habíamos ido cuesta arriba y habíamos gastado todo el tiempo dado por las autoridades al proyecto de “Piedra Cielo”.

Sabemos lo entuertoso que significa editar un libro colectivo. En este caso, el desafío fue hacer un libro de un pueblo entero. Además, que todos eran escritores de cabalgaduras chúcaras, y, agreguemos más pelos a la leche, la “Agrupación Literaria Piedra, Cielo” y su presidente Patricio Castro, nos chicoteaban, lo que hacía la labor más difícil. Juntar casi 40 autores tan diversos; algunos, menores de edad; otros, de casi 100 años y otros tantos muertos, se hacía más cuesta arriba obrar en la estética. El único antecedente literario que tenía de dicho pueblo era el portento literario llamado “Mitos y Leyendas de Chile”, que Floridor Pérez hizo con los niños de esa ciudad cuando fue relegado por el Gobierno Militar, del cual la Editorial Zig-Zag ha vendido varios miles.

Cuando entramos al recinto, las luces generales estaban apagadas, y en el escenario, el CORE, Teo Aguirre hacía una locución. Al rato, me tocó ir a mí al escenario; pero, antes, pasé por la mesa, que estaba a la izquierda y a la entrada del recinto, donde residían los libros fresquitos a tinta. Algo me detuvo; sentí que tomaba algo que érame familiar y que tenía vida. Fue algo extraño, porque ese libro —que había realizado como editor, evitando intervenir lo menos posible en los textos— lo sentía lejano. Sin embargo, el libro estaba allí, con un calor ascendente, a pesar de la noche invernal. Extraño. Pero, mientras aún tenía el libro entre mi mano y la mesa, éste me decía: “si me diste la vida, ahora no pretendas negarme”. Huraño, me apuntaba: “ahora soy, soy en sí, y yo estaré aquí o allá cuando tú estés muerto, incluso cuando se mueran todos lo que están contenidos en mí”.

Con esa sensación subí al escenario y hablé de algo muy distinto de lo que pensaba decir; ya que, además, el consabido Patricio Castro, en un arranque de generosidad, me había dicho que podía hablar un poquito más de 5 minutos. Sólo recuerdo que dije que ese libro era un pueblo lanzado al mundo. Allí estaba el Alcalde y su concejo; muchos escritores, encabezados por Mario Banic; los CORE: Nathan Trigo, Teo Aguirre y Fernando Joo. Allí estaban más de 200 personas, como rezando.

Luego, para darle más emocionalidad y realce a la noche, se acercaron al escenario los escritores jóvenes, viejos, inválidos, las hermanas de los ausentes, los representantes de los difuntos autores, y se les entregó la obra. Era notorio que estaban emocionados; abrazaban al libro con cariño; parecía que me abrazaban a mí. Contagiado con la emoción, me dediqué a quitar las cubiertas de papel rústico que cubría los libros que yacían en los brazos de los escritores dichosos, porque como no había alcanzado la plata para el lacado, la imprenta les puso ese papel para que no se pegaran en las cajas. Y, luego, me encontré en medio del cóctel. Vaya qué razonable cóctel, porque estoy acostumbrado a los cócteles de cola cortada de los proyectos institucionales y a esos de la Ilustre Municipalidad de La Serena que sólo alcanzan para un vaso de vino y un canapé con olor a marisco.

Bueno, con Víctor nos propusimos, que de todas maneras, íbamos a devolvernos apenas el CORE, Fernando Joo se regresara a Ovalle, ya que  había prometido llevarnos en su auto. Bueno, al final nos perdimos lo mejor: la continuación de la noche, con una cena en el restaurante fastuoso llamado Tololopampa y con un amanecer en el Lugar de Agua Lejana.

De madrugada, pretendía irme a Santiago y terminé volviendo a La Serena —fría, nublosa y descortés como mujer bella y teñida de rubia— con esa sensación de ser padre o, a lo menos, de haber prestado mis espermios para hacer una criatura regordeta; sin embargo, montaraz y literaria, y que desde la inmortalidad me dice: —“Hola”.



 

 


 

Proyecto Patrimonio— Año 2013 
A Página Principal
| A Archivo Arturo Volantines | A Archivo de Autores |

www.letras.s5.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
UN PUEBLO LANZADO AL MUNDO.
Agua Lejana, Crónica, Relato y Poesía de Combarbalá.
Por Arturo Volantines