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HALLAZGOS Y DESARRAIGOS. Mauricio Wacquez. Ediciones UDP, 2004, 383 págs.
El placer ante todo
Por Alejandro Zambra
Las Ultimas Noticias, Santiago, 26 de Enero de 2005
"La libido es la emoción sexual que
nos da el impulso para vivir y traspasar la barrera de los estúpidos, de los demagogos, de los que tienen las armas y nos amenazan. Nada hay en el mundo que me pueda apartar de la prosecución del placer y me he dado permiso para todo", confesó alguna vez Mauricio Wacquez, autor de un puñado de novelas decisivas para la literatura chilena y quien se pasó los últimos quince años de su vida confinado en un pequeño pueblo español, dedicado, exclusivamente, a escribir.
A cinco años de su muerte, parece que, por fin, la obra de Wacquez comienza a alcanzar la difusión que merece: la reedición de "Excesos", un libro de cuentos de 1971, por parte de Editorial Sudamericana (que en los últimos años publicó, también, otras dos obras suyas, "Epifanía de una sombra" y "Frente a un hombre armado"), coincide, felizmente, con la aparición de "Hallazgos y desarraigos" (Ediciones Universidad Diego Portales), un volumen de casi cuatrocientas páginas que reúne los hasta ahora
inubicables ensayos del autor.
Ambos libros confirman a Wacquez como un escritor esencial, alejado de toda forma de facilismo y provisto de un humor reflexivo y voraz. En los relatos de "Excesos", predomina el recuerdo del campo chileno, aunque, por cierto, se trata de imágenes borrosas de la vida
familiar y de la naturaleza, siempre cruzadas por obsesiones cruciales sobre la identidad sexual y la evocación de un mundo protegido y ambiguo. Destacan, sobre todo, los cuentos "El papa de la Bemardita" y "El alba de ningún día", y, muy particularmente, la última sección del libro, construida a partir de una serie
de instantáneas autobiográficas.
"Hallazgos y desarraigos" es un libro importante e insospechado: prólogos a obras de Borges y Jean Cocteau, una brillante y en cierto modo desoladora relectura de Sartre, una acabada reconstrucción de la relación de Hemingway con España, retratos humanos y literarios
de José Donoso y Julio Cortázar ("por primera vez un escritor, un escritor de nuestros países, no quería ser presidente de la república", recuerda Wacquez), varios artículos sobre política, algunas disquisiciones generacionales y tres ensayos propiamente filosóficos son algunos de los mas de cincuenta textos recopilados y
editados por Paz Balmaceda.
Si hay una obsesión recurrente en los
ensayos de "Hallazgos y desarraigos" es,
justamente, la de calibrar la difícil relación
de la literatura con la historia.
En un texto sobre las consecuencias de
mayo del 68, Wacquez concluye que la lucha está viciada, porque los bandos en disputa invariablemente "terminan acatando el orden, haciendo antesala, besando los píes del guatón que tiene la plata". En otro anota que la literatura es "una forma de leer Historia y de no hacerla, la mejor manera de ser un cobarde". Sin el menor asomo de falsos pudores, Wacquez aborda la política, la sexualidad y el lenguaje desde posiciones incómodas, sin evadir las contradicciones y las vacilaciones.
Por lo mismo, ensayista y narrador tienden a confundirse: Wacquez posee una sintaxis inimitable, donde lo mismo caben las digresiones esteticistas que las violentas caídas a la realidad. Lo mejor de la obra de Mauricio Wacquez queda, por fin, disponible para encontrarse con sus lectores.