BAHÍA INÚTIL
(poemas 1996-1998)
Alejandro Zambra
INVERNESS
I
Los barcos regresan esta noche
ensayando con los surcos
en el agua
la última bienvenida
..................
(El mar es un
pedazo de lluvia)
El puerto está igual
desde hace años
todavía es invierno
y todo el horizonte
es una mirada
hacia el fondo
de la noche.
II
No quisiera quedarse, ni
salir ..................
Ezra Pound ...................
Cuatro paredes cuando
sopla
el viento:
sin movimientos
o con el solo movimiento de los ojos
un hombre pone su atención
en el suelo
Mañana hablaremos
del mar
Mañana cambiaremos el lugar
de esa ventana.
III
Una casa, una ventana
Abrazos para una derrota
Abrazos para un regreso
Una casa, una ventana
y cuatro paredes cuando sopla
el viento.
IV
Alguien cambió
el lugar del bosque
que antes estuvo aquí
donde sólo quedan pedazos de mar
acercándose a mis manos.
LA NOCHE PERDIDA
I
El agua de esta parte
del mar
El viaje, los trabajos y la espera
Esta noche es la noche perdida
Esta noche es el día siguiente.
II
Ella pronuncia palabras
antiguas
y teje un abrigo para los tiempos difíciles
Desde sus ojos es posible ver
los árboles cerrados después del invierno
la lluvia de los días anteriores
Ella pronuncia palabras
antiguas
como si siempre hubiera que partir.
III
Esta noche vuelvo sobre
mis pasos.
No tengo frío, pero ya he pasado mucho tiempo
en esta parte del mar. Es la séptima vez
que escribo esta carta.
IV
Cuál es la relación
entre el invierno y la ausencia del barco
entre la sal y los peces nuevos
entre esta noche y el porvenir
Esta noche es la noche
perdida
Esta noche es el día siguiente.
EL DÍA SIGUIENTE
Sobre la carga de los
días persistentes
En el lugar en que debía estar una sombra
En espera del antiguo roce entre los peces y la sal
Desde aquí es posible
escuchar
larespiración de la lluvia
(Observa el movimiento
de las aguas
Cuáles son las sombras que originó tu paso.
Cuál es ese sueño que no recuerdas.
Cuál es tu tristeza. Cuáles son las formas de
tu tristeza.
Tu llanto. Cuáles son los colores de tu llanto).
La noche es la invención
de la paciencia
Y esta noche todo sucede por última vez
El viento no respeta la forma de los árboles
Las raíces pierden el sentido de sus años
La música se desvía hacia la orilla del océano
Y tú vuelves a ofrecer
tus cicatrices al viento
Ven, el invierno conoce
la duración de tu viaje
Ven, esta noche es el día siguiente
Deja que los dioses calmen
tu dolor
Sólo ellos pueden hacerlo
Yo sólo miro por la ventana
Y espero el final de nuestro último abrazo.
VIAJE DE LAERTES
Mi equipaje ya está
a bordo.
Adiós, hermana mía
Cuando los vientos sean favorables
y el barco seguro,
escríbeme.
Y si en mi ausencia tienen lugar
los tiempos difíciles,
guarda estas palabras en el fondo de tu pecho:
Hermana,
Ofrece tus cicatrices al viento
Recuerda los espasmos del océano
Respeta el tronco de un árbol caído
(Duerme, la noche siempre llegará a la misma hora)
Si es necesario que regrese
Sera para traer un gesto de neblina
entre los ojos
Será para relatarte
el pasado del mar.
Y entonces
volverás a encontrar
el lugar de tu ventana
Volverás a ser
el reflejo de una lágrima
entre las olas
de la tormenta
II. ANTES DEL VIAJE
A LA BAHÍA INÚTIL
Ha llegado la noche anterior al viaje. Hace
muchos años decidimos emprenderlo, y aunque parto sin
compañía, es imposible borrar un nombre que
no ha sido escrito. Para partir será necesario vencer
el miedo a navegar y a olvidar. Quizás debido a la
posible persistencia de esos miedos es que necesito llenar
esta página. Aquí describo, en parte, la habitación
en la que he vivido hasta hoy, una forma de hacer que permanezca,
en una memoria que comienza a apagarse, justamente esta noche,
la última de una vigilia sostenida, tibia e improbable.
El umbral
Sólo hay una puerta para el mismo umbral.
Desde hace tiempo ensayo una manera de enfrentarlo. Las manos
hacen un movimiento acompasado por el sonido de los pies en
la madera hueca. Las pupilas están conscientes de reflejar
una puerta. Cruzo el umbral como si fuera un anciano orgulloso
de que las palomas se queden en el suelo cuando pasa. Cruzo
un umbral sin saber en qué punto comienza o termina.
La pared
La pared es blanca pero basta observarla con
detención para reparar, cada vez, en una nueva mancha.
Hay restos de papel autoadhesivo esparcidos sobre la pintura,
tan gastada que deja ver algunos colores anteriores al blanco
e incluso esbozos de frases escritas con una tinta que no
fue indeleble.
En el centro de la pared, en el lugar en que ubiqué
su centro, está el espacio en el que antes hubo un
mapa. No era el mapa de esta ciudad ni de ninguna que yo haya
visitado. Sólo diré que en él había
nombres de muchos lugares y un enorme espacio pintado de un
color parecido al azul. Hace un año lo descolgué
porque quería ir olvidando de a poco la forma de esa
ciudad. Sin embargo, a veces
me sorprendo dibujando su contorno, impreciso y continuo hasta
cerrarse por completo.
La ventana
La ventana muestra un pequeño patio por
el que transita, a medio metro del suelo, la humedad. Quizás
por esta humedad inexplicable es que todas las noches, sin
importar la estación, se empañan los vidrios.
Para abrir la ventana sólo es necesario un mínimo
esfuerzo. Sin embargo, yo he renunciado a hacerlo.
Desde esta ventana es posible ver algunas botellas vacías
puestas en posición horizontal y cubiertas por un polvo
que se renueva cada cierto tiempo. Un gato duerme entre ellas
y cada vez que intenta acomodarse desliza una hacia el suelo.
Sobresaltado, interrumpe su descanso por unos minutos.
En el fondo del patio persiste una vieja parra cuyas hojas
barren el suelo y lo cubren provisoriamente.
Una fotografía
Sólo diré que esta fotografía
la he mirado por más de veinte años. No puedo
llevarla conmigo. Voy a recortarla, comenzando por sus bordes
hasta hacerla más y más pequeña. Hasta
que desaparezca, y su recuerdo sea la sustancia de días
por venir.
Nota
Estas palabras fueron halladas encima de la
cama de la habitación que aquí se refiere junto
con una fotografía. El manuscrito tenía una
nota al pie que decía: "Me es imposible llevar
conmigo este papel. No cabe en mi equipaje. Además,
no debí escribirlo. Quizás tampoco deba dejarlo
sobre este colchón manchado con gotas de café.
Pero lo dejo, pensando en qué dirá quien llegue
a vivir en esta
pieza oscura. Por favor, no rompas esta fotografía.
Rompe esta hoja".
Como se ve, no llegué a romper aquella hoja. La fotografía
se la obsequié a una mujer de ojos grandes que vino
preguntando por un hombre que no era yo. Traía una
manzana roja en cada mano. Supongo que ninguna de las dos
era para mí.
POEMA EN UN LIBRO VACÍO
Y, con todo, el cuerpo es
un lugar
donde nada muere
Paúl Auster
Observo una de las cuatro paredes
Cuando alce una mano
esa sombra será mi sombra
Hace dos horas es tarde
También es tarde en la pared.
Tomo la posición de un cuerpo cansado
Decido que el viento golpea intensamente en la ventana
Decido la situación de mis ojos
Pienso en una fotografía
En la mesa hay un vaso con agua hasta la mitad
Beberlo es lo único que está pendiente.
Observo una de las cuatro paredes
Cuando pienso, esa sombra es sólo una sombra
con bordes exactos e inevitables
una imagen parecida a un cuerpo
Hace dos horas llegué a este cuarto
Al cerrar la puerta sentí el ruido
que hace algo al destruirse
Quizás era la última nuez
o una fotografía difícil
o los restos de un espejo.
Si abriera la puerta no miraría hacia el suelo.
Para qué.
Observo una de las cuatro paredes
Propongo las orillas de mi sombra
Mi sombra se refiere a la pared
Todo se refiere a la pared
En la pared es tarde
Hace dos horas el viento insiste contra la ventana
Traspaso papeles de una caja a otra
No son recuerdos, son fragmentos
que anticiparon esta hora equívoca.
Miro una fotografía
La oculto en un libro
Si alguien lo abriera
pensaría que marqué la página
en que dejé de leer
o que quise recordar ese poema,
este poema.
Puedo asegurar que no es así.
No es así.
No necesito mirar mis manos
Sé que las tengo cerradas
Miro, en cambio, hacia el lugar
donde está la mesa
Veo el vaso y no veo el agua
Veo el agua y no veo el vaso
Es como si pudiera jugar con las palabras.
Observo una de las cuatro paredes
Si alzo una mano esa sombra será la mía
Si hago el menor movimiento
ocurrirá la sombra de alguien
que toma un vaso de agua
y piensa en sí mismo
como en un extraño.
Bahía
Inútil : (poemas 1996-1998)
Alejandro Zambra
Santiago de Chile : Ediciones Stratis,
1998 - 64 p.