El protagonista inicial de la celebrada novela de Alejandro Zambra, Poeta chileno, es un adolescente que sueña con ser poeta. Sin embargo, muy pronto este joven comprende que sólo podrá ser un poetastro. Pero se lo toma sin drama, con humor. A cambio, decide ser el mejor padrastro posible para el hijo de su mujer.
Un buen humor inusual en nuestra narrativa contemporánea recorre las páginas de Poeta chileno. El tono amable es el tino de este libro. El narrador es distanciado, objetivo y en ocasiones frío, pero nunca es cruel o despreciativo. Zambra mantiene una ecuanimidad simpática incluso en los pasajes "bolañescos" de su novela. Sus retratos y caricaturas de poetas bordean la ironía, pero evitan la "mala leche".
El buen humor de Poeta chileno sonríe en su lenguaje coloquial. Zambra emplea el dialecto de la juventud chilena actual con gracia y naturalidad. Por supuesto, esta naturalidad es una invención (siempre es así en la buena literatura). Los personajes de Zambra usan los modismos del español vernáculo de Chile, pero casi
no emplean nuestro característico voseo dialectal con sus terminaciones en ai y en is. El resultado es cómico.
Ese uso elaborado y no mimético del lenguaje corriente pone a Zambra en una tradición de narradores chilenos. Algunos novelistas de la generación del sesenta, como Skarmeta, o de la generación del 80, como Fuguet, podrían ser padrastros de este libro. Con el primero lo vincula, además, el humor blanco; con el segundo comparte la fascinación por los destinos juveniles. No sé si a Zambra le gustarán estos padrastros, pero estoy convencido de que a ellos debería gustarles este hijastro.
La figura del padrastro es un motivo recurrente en la narrativa de Zambra. En Poeta chileno este motivo se desarrolla y amplía hasta transformarse en un sistema de filiaciones oblicuas, tanto familiares como sociales y literarias. En lo familiar, la novela de Zambra es un bienvenido elogio de la paternidad, a menudo menospreciada hoy en día. El amor gratuito del padrastro, desvinculado del lazo biológico, hace resplandecer la paternidad.
En lo social, la "familiastra" inventada por Zambra representa una sociedad cuyas relaciones liquidas, fugaces, son difíciles de definir y denominar. Poeta chileno contribuye a poner nombres a los diversos estados de esa fluidez.
En lo literario, la figura del padrastro renueva una tradición. Cervantes se declaró "padrastro" del Quijote. Un padrastro-escritor es el que admite que su hijo-libro es de otro padre, e incluso de muchos otros posibles padres. Esta multiplicidad de filiaciones incluye a los lectores. Una de las amabilidades de Poeta chileno es que entramos en esta novela con facilidad y pronto nos sentimos de su familia, como si hubiéramos sido adoptados por ella.
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Padrastro chileno. (A propósito de Poeta chileno, de Alejandro Zambra)
Por Carlos Franz
Publicado en La Segunda, 10 de noviembre 2021
