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        Depresión y  melancolía en los poemas  Mucho más allá y Poesía completa
        de Alejandra Pizarnik
          
          Por Bárbara Aburto Bórquez
          Universidad  de Playa Ancha / 
          Magíster  en Literatura
        
        
          
        
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        Je est un autre
            Rimbaud.
        Naufragar a cada instante en la  muerte
          Kristeva.
                  
          La obra poética de la escritora argentina Alejandra  Pizarnik se configura de inicio a fin como un constante diálogo entre creación  y destrucción, coherencia y contradicción, lucidez y aniquilamiento.  Influenciada por la corriente neo surrealista, caracterizada por dar rienda  suelta a la expresión del inconsciente en la escritura, manifiesta un férreo  espíritu de rebeldía que linda con la autodestrucción. Todo su trabajo  escritural se encuentra teñido de angustia existencial, melancolía, depresión y  delirio. La motivación más acuciante de la poeta es el reconocimiento de su  condición de caída y cuyo efecto se plasma en un yo que asume su estado de  separación con respecto a Dios y al mundo. 
         La tartamudez, el asma y sus trastornos alimenticios de  infancia y adolescencia, así como su conflicto para establecer relaciones  sociales son las causas o cimientos de la fatal vorágine que impregna su  desgarrada poesía. 
         Para el análisis del poema “Mucho más allá” del texto  “Poesía completa” de Alejandra Pizarnik utilizaremos el soporte teórico  literario de la escritora, filósofa y psicoanalista Julia Kristeva en el texto  “El sol negro: depresión y melancolía”.
         La propuesta de lectura del poema se centrará en  demostrar que la poeta se posiciona como escindida de sí misma y del mundo que  la rodea, producto de la frustración de vivir la falsedad de la vida, evocando  constantemente a la infancia como una etapa pletórica, que asume consiente que  se configura como una máscara o un engaño creado por la familia y que confronta  al presente doloroso y ajeno que marca su melancolía, depresión y en definitiva  su anhelo desesperado de morir.
         En el corpus “El sol negro” de Julia Kristeva  encontramos en primera instancia una definición de creación literaria:
                      “La creación literaria es esta  aventura del cuerpo y de los signos que da testimonio del afecto: de la  tristeza, como señal de la separación y como esbozo de la dimensión del  símbolo; de la alegría, como señal del triunfo que me instala en el universo  del artificio y del símbolo que intento hacer corresponder lo mejor posible con  mis experiencias de la realidad”.  (Kristeva,  Sol negro. Depresión y melancolía. 25)
         La creación literaria plantea la autora Búlgara si bien  es un artificio, es decir es una representación simbólica de la realidad, se  configura también como un testimonio que posee una eficacia real referida a la  catarsis, al cumplimiento de la liberación de las pasiones del lector. La obra  literaria, como dirá la autora, es y ha sido desde siempre un medio terapéutico  utilizado en todas las sociedades.  Es  decir, ha sido el vehículo de trasmisión de conocimiento, o en el caso puntual  de la poesía, trasmisión y expresión de sentimientos. Es el estado afectivo u  emocional del sujeto el que queda representado en el trabajo literario, lo que  se comunica en él es la realidad afectiva presente y sensible del escritor para  ser proyectada en el lector de una manera significativa.
         La obra de Pizarnik tiene esa particularidad, nos  comunica de un modo magistral esa angustia desgarradora y corrosiva que ella  siente a través de un lenguaje metafórico que cala profundo y que nos hace  identificar nuestras propias fragilidades en los versos que entrega. Como  señala Kristeva al avanzar el texto, “la  creación literaria posee un simbolismo implícito”.  (Kristeva,  Sol negro. Depresión y melancolía. 27)
         En la cita anterior se hace alusión a que toda obra  posee mensajes encubiertos, posee un trasfondo simbólico, un entretejido de  significantes que el lector debe descubrir y experimentar. La poesía de Pizarnik  es depresiva y por tanto está constantemente mostrándonos la lucha del sujeto  con su estado sufriente del alma, del ser enajenado que desea partir de este  mundo. Parafraseando a Kristeva, la tristeza, es un dolor lacerante que puede  experimentar el ser humano haciéndolo incluso dudar del sentido de su propia  existencia.
                      “La tristeza (como  cualquier afecto) es la representación psíquica de desplazamientos energéticos  provocados por los traumatismos externos o internos”. (Kristeva,  Sol negro. Depresión y melancolía. 24). “Es  un abismo de dolor incomunicable que nos absorbe a veces, y a menudo  duraderamente, hasta hacemos perder el gusto por cualquier palabra, cualquier  acto, inclusive, el gusto por la vida.  (Kristeva, Sol negro. Depresión y melancolía. 9)
         Luego añade “La lista de  desgracias que nos abruma todos los días es infinita .Todo esto me proporciona  bruscamente otra vida. Una vida insufrible, cargada de penas cotidianas, de  tragos amargos, de desconsuelo solitario, a veces abrasador, otras, incoloro y  vacío. En suma, una existencia sin vigor aunque en ocasiones exaltada por el  esfuerzo realizado para continuarla, dispuesta a naufragar a cada instante en  la muerte”. (Kristeva, Sol negro. Depresión  y melancolía. 9-10)
         La pieza poética a analizar posee estos rasgos, la  tristeza, el hastío y desencanto de la vida, el constante sufrimiento que  implica vivir el presente (con los recuerdos de los trastornos internos y  externos del pasado), esa realidad incomunicable y atroz cargando con los  traumas de la infancia que la persiguen constantemente. Se muestra un sujeto  cargado de un sentimiento de orfandad y angustia existencial, ensimismado,  enajenado y destinado voluntariamente al naufragio, al hundimiento y a su  destino final que será el delirio y la muerte.
         En “El sol negro”, se define al deprimido como “un ateo radical y taciturno”. (Kristeva, Sol negro. Depresión y melancolía. 10). Pizarnik es una poeta, y cantora  nocturna melancólica y depresiva, escribe de noche porque sufre de insomnio  producto de sus disturbios mentales, y pese a estar medicada padece cuando está  despierta pues se enfrenta a una realidad que repudia, se enfrenta al mundo y  por ello escribe y desdeña de su suerte, ya no desea esperar más, anhela la  muerte a gritos desesperados.
         Los conceptos de melancolía y depresión se definen de  un modo distinto en el texto teórico de Kristeva, pero hay un punto en común  que ambos poseen.
                          “La psiquiatría se  reserva el concepto de «melancolía» para la enfermedad espontáneamente  irreversible (que sólo cede con la administración de antidepresivos). " La  depresión, como duelo, oculta una agresividad contra el objeto perdido y revela  así la ambivalencia del depresivo cara a cara con el objeto de su duelo. La queja  contra sí mismo es, pues, una queja contra el otro y la ejecución es un disfraz  trágico de la masacre del otro.  (Kristeva,  Sol negro. Depresión y melancolía. 14)
         Se habla de melancolía como una condición de la  naturaleza del ser, del ethos, como un componente biológico que el hombre lleva  en sus genes y que puede aflorar en determinadas ocasiones en la vida en que el  ser humano se ve expuesto a crisis de toda índole y que le provocan un cambio  de energías pero que tiende a enfrentarlas con pasividad y con disposición a la  medicación , en cambio la depresión es definida como un duelo, un estado en que  el hombre se sumerge debido a un conflicto más profundo pues siente que ha  perdido algo de su ser , generalmente el sentido de su vida y se siente despojado  y extraviado lo que puede llevarlo a un desenlace fatal si no es tratado  adecuadamente. Ambos conceptos comulgan en cuanto a “la modificación de las relaciones significantes” (Kristeva, Sol negro. Depresión y melancolía. 14), es decir tanto el sujeto depresivo  como el melancólicopierden la  capacidad de percibir la significancia o el sentido de las cosas, así como de  la vida, ciertamente sienten una desnudez o una carencia existencial que los  agobia. Presentan, como diría Kristeva una “Intolerancia  a la pérdida del objeto y el desfallecimiento del significante para asegurar  una salida compensatoria a los estados de retraimiento en los cuales el sujeto  se refugia en la inacción” (Kristeva, Sol  negro. Depresión y melancolía. 15) . La salida compensatoria y la inacción se podrían verificar en Pizarnik  como el estado en que ella decide escribir, entendido como un desahogo del alma  angustiada que desea evadirse. La inacción, es decir el no-hacer o el  estancamiento están ligados a la poeta como sujeto depresivo que se margina del  mundo, al punto de la escisión. 
         Finalmente el concepto de escisión y sus  clasificaciones se entienden en Kristeva como:
                      “La definición Kleiniana de escisión  introducida en 1946 por una parte, se desplaza de la posición depresiva hacia atrás,  hacia la posición paranoide y esquizoide más arcaica, por la otra, distingue  una escisión binaria (distinción entre objeto «bueno» y «malo» asegurando la  unidad del yo) y una escisión divisora, esta última afectando no sólo el objeto  sino, en contrapartida, el yo que _literalmente- «cae a pedazos» ifalling into  pieces) (Kristeva,  Sol negro. Depresión y melancolía. 21-22)
         La escisión[1],  se entiende entonces, como la tendencia del ser humano a la fragmentación,  desavenencia, desintegración o separación del sujeto con su mismo ser y con el  mundo que lo rodea como una expresión de la pulsión de muerte (entendida como  autodestrucción), llegando así a padecer, según explica Kristeva, de episodios  paranoicos[2] o esquizoides[3]. (Kristeva, Sol negro. Depresión y melancolía. 22)  La poeta es claramente un ser escindido, esto se demuestra tanto en su posición  de marginalidad frente al mundo, como ser depresivo que se aparta de la  realidad que describe como siniestra y engañosa, como también en el despojo  delirante de su propio ser, por ejemplo cuando notamos que duda acerca de ser  ella misma quien escribe utilizando como recurso la interrogación constante  para marcar la incertidumbre acerca de la verdadera existencia de su ser. 
        
          Análisis del poema:  “Mucho más allá”, Alejandra Pizarnik
        
          ¿Y si nos vamos  anticipando
                 de sonrisa en sonrisa
                 hasta la última esperanza?
                ¿Y qué?
                 ¿Y qué me das a mí,
                 a mí que he perdido mi nombre,
                 el nombre que me era dulce sustancia
                 en épocas remotas, cuando yo no era yo
                 sino una niña engañada por su sangre?
                ¿A qué , a qué
                 este deshacerme, este desangrarme,
                 este desplumarme, este desequilibrarme
                 si mi realidad retrocede
                 como empujada por una ametralladora
                 y de pronto se lanza a correr,
                 aunque igual la alcanzan,
                 hasta que cae a mis pies como un ave muerta?
        
                  El título es un indicio de la temática del poema: el  férreo anhelo de la poeta de dirigirse «mucho  más allá», es decir hace referencia, primeramente a que existe un duelo en  su vida, hastío y sensación de naufragio como diría Kristeva lo que la conduce  al enajenamiento que provoca la disgregación del yo. Metafóricamente sabemos,  al leer a Pizarnik, que se refiere al intento de restituir el vínculo perdido:  “la inocencia y la infancia” porque se siente cada vez más cercana a la caída,  a la muerte si se quiere. Ahora bien esta infancia a la que ella regresa es un  pasaje oscuro de su vida como dirá en el poema: “en épocas remotas, cuando yo no era yo, sino una niña engañada por su  sangre”, si bien la etapa de la niñez casi siempre se perfila como una edad  dorada, la autora asume que esto en su caso es irreal, que su experiencia fue  aberrante, solitaria, muda y que es una suerte de careta creada por su familia.  Esta etapa funciona como una manera de evadirse tal vez, de allí la razón de la  frustración, porque en el fondo sabe que todo es una gran falsedad, incluso la  vida, por lo mismo el deseo de partir.
         Cuando dice “anticiparse  para alcanzar la última esperanza”, se encuentra motivada por el desapego o  mejor aún por la indigencia o la carencia existencial imperante al intentar  situarse en este mundo. Habla de su desadaptación que es la razón fundamental  por la cual desea morir.
         Las interrogaciones repetidas constantemente dan cuenta  de un proceso de extrañamiento que presenta la poeta y que le permite  manifestar este estado de desposesión o desapego de su ser con el mundo. La  sucesión de interrogantes exhibe la impotencia de sus intentos por alcanzar la  realidad tan ajena, por sujetarla y sujetarse de un modo desesperado. (Zonana)
         La poeta ha perdido el nombre que la designaba desde la  infancia, ha perdido en el fondo su identidad, hay aquí tal vez un primer  atisbo paradigmático: la fragmentación de su ser, la escisión.  La poeta se apartó de su primer rasgo  caracterizador frente a los demás. De este modo, la pérdida del nombre es  síntoma de su fragilidad y su desnudez existencial.
         Al mismo tiempo añade que en la época infantil su  nombre “era dulce sustancia”, se  configura como un tiempo que está evocando con irónica nostalgia, (que a su vez  puede ser representativa de “la unidad” de su ser con el mundo, del bienestar)  o sobre todo porque en ella gozaba de inocencia. Y enfatiza en que ese “yo” ya  no es ella, aquí podemos evidenciar la escisión, como desviación psiquiátrica  que afectaba a la poeta, así como el tono melancólico con el que se refiere a  la infancia. 
         La autora se encuentra en una especie de viaje en  paracaídas con destino a la muerte, al suicidio en su caso particular. Su  desencanto, frustración y desapego con el mundo suscita esa caída constante por  ello es enfática en señalar que está siendo “empujada como por una ametralladora” hacia el abismo, está  justificando su deseo de partir. Desdeña la realidad en la que está inmersa  porque haber perdido el nombre, viene a simbolizar en este pasaje del poema  haber dejado atrás la infancia, supone un paso de la inocencia a la experiencia  que se presenta como cruel y aterradora.  
         El pájaro muerto que cae a sus pies hace alusión a la  imagen del ángel caído, representa no sólo la derrota de la poeta, “al desplumarse” sino también suscita un  desdoblamiento, el yo se vuelve ajeno con respecto a sí mismo y ésta pérdida  está vinculada al delirio, al desplome.
        
                         Quisiera hablar de la vida.
                 Pues esto es la vida,
                 este aullido, este clavarse las uñas
                 en el pecho, este arrancarse
                 la cabellera a puñados , este escupirse
                 a los propios ojos, sólo por decir,
                 sólo por ver si se puede decir:
                “¿es que yo soy?  ¿verdad que sí?
                 ¿no es verdad que yo existo
                 y no soy la pesadilla de una bestia?”.
                Y con las manos  embarradas
                 golpeamos a las puertas del amor.
                 Y con la conciencia cubierta
                 de sucios y hermosos velos,
                 pedimos por Dios.
                 Y con las sienes restallantes
                 de imbécil soberbia
                 tomamos de la cintura a la vida
                 y pateamos de soslayo a la muerte.
                Pues esto es lo que  hacemos.
                 Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
                 hasta la última esperanza.
        
                  En este pasaje final del poema se advierte en primera  instancia cierto tono de denuncia hacia lo que significa “vivir”, proceso que  describe como un tormento: “clavarse las  uñas, arrancarse la cabellera apuñados”, es decir vivir es doloroso,  implica sufrir. Y luego se pregunta a sí misma si es a ella a quien le está  ocurriendo esta pesadilla. Hay una dualidad constante, un cuestionamiento  insistente con respecto a su existencia, a la vida.
         La autora, en los versos que finalizan el poema plantea  la vida como un engaño, incluso afirma que la esperanza misma es engañosa. Hace  alusión a una suerte de máscara o velo que usamos para pedir amor y para rezar.  Es señal de una búsqueda culposa, de la hipocresía y falsedad del hombre que  ciertamente posee una fascinación por el mal pero lo mira de reojo.    Se puede entender que el ser humano siente  culpa, tiene sucia la conciencia por sus pecados, es en el fondo, en palabras  de Pizarnik, una bestia soberbia con las manos embarradas que utiliza la  religión, o a Dios para buscar la purificación, el perdón. 
         A modo de conclusión es posible aseverar que la lectura  del poema “Mucho más allá” de Alejandra Pizarnik alberga en él las siguientes  temáticas: el poeta como un sujeto escindido de sí mismo y del mundo, la  frustración por el engaño que significa vivir, la angustia existencial de vivir  en un mundo ajeno a su ser, la melancolía, depresión y el anhelo o deseo de  alcanzar la muerte.
         En el texto “El sol negro: Melancolía y depresión “de  la psicoanalista Julia Kristeva encontramos la definición de conceptos como  depresión, melancolía y escisión que para este caso fueron fundamentales, por  tanto el objeto de representación y el soporte teórico pudieron dialogar  óptimamente y encausar el análisis del poema así como facilitar su  significación. 
         Por último, el aporte del diccionario de Laplanche y  Pontalis, así como el artículo “Itinerario del exilio: la poética de Pizarnik”,  fueron también un anexo favorable a la lectura y análisis del poema pues en el  primero pudimos dilucidar técnicamente conceptos de psiquiatría que Julia  Kristeva y en el segundo obtener una perspectiva acerca de los cimientos  temáticos que estructuran la poética de la autora.
         
        * * * 
        
          Notas
        
          [1] “Escisión  del yo: Término utilizado por Freud para designar un fenómeno muy particular  cuya intervención observó especialmente en el fetichismo y en las psicosis: la  coexistencia, dentro del yo, de dos actitudes psíquicas respecto a la realidad  exterior en cuanto ésta contraría una exigencia pulsional: una de ellas tiene  en cuenta la realidad, la otra reniega la realidad en juego y la substituye por  una producción del deseo. Estas dos actitudes coexisten sin influirse  recíprocamente”.
         
        
          [2] “Paranoia:  Psicosis crónica caracterizada por un delirio más o menos sistematizado, la  ausencia de debilitación intelectual, y que generalmente no evoluciona hacia la  deterioración”. Freud dirá: El término «paranoia» es una palabra griega que  significa locura, desorden del espíritu
         
        
          [3] Esquizofrenia:  «demencia precoz».  Incoherencia del  pensamiento, de la acción y de la afectividad (que se designa con las palabras  clásicas «discordancia, disociación, disgregación»), la separación de la  realidad con replegamiento sobre sí mismo y predominio de una vida interior  entregada a las producciones de la fantasía.
         
         
         
        Bibliografía:
                  Kristeva, Julia, “Sol negro: Depresión y melancolía”, Caracas,  Venezuela, Monte Ávila Editores Latinoamericana, 1991.  
          Laplanche Jean y Jean-Bertrand Pontalis, “Diccionario de psicoanálisis”  Buenos Aires, Editorial Paidós, 2004. 
          Pizarnik Alejandra “Obras completas”, Barcelona, Editorial Lumen, 2010
          Zonana Víctor Gustavo, Itinerario del exilio: La Poética de Alejandra  Pizarnik, Argentina Universidad Nacional de Cuyo, Revista Signos 1997,  30(41-42), 119-144.
          http://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/pizarnik.htm. 
              http://cvc.cervantes.es/literatura/escritores/pizarnik/biografia.htm 
              http://literatura.about.com/od/Escritoresporapellido/a/Alejandra-Pizarnik.htm.
              http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-09341997000100008.