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Las últimas opiniones de Francis Bacon

Un optimista desesperado

Publicado en Página/12, 27 de octubre de 1996

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"Si se puede decir, ¿para qué pintarlo?", se excusaba siempre Francis Bacon. Así, en sus 83 años de vida prefirió expresarse con sus pinturas de rostros deformes, cuerpos violentados y autorretratos siempre inquietantes más que con palabras. Sin embargo, entre octubre de 1991 y abril de 1992 dio tres entrevistas a Michel Archimbauld. La cuarta charla iba a realizarse al regreso de unas vacaciones en España pero Bacon falleció el 28 de abril en Madrid. Esas entrevistas se convirtieron en su último testimonio. Radar presenta aquí las opiniones del hombre que mañana hubiera cumplido 87 años.


Los oficios terrestres

Mis padres se oponían terminantemente a que me volviera artista. Mi padre, con quien no me entendía demasiado, no quería ayudarme. No quería saber nada de esto y no era problema suyo mantenerme. No obstante, cuando llegué a los dieciséis años, mi madre me dio una pensión de tres libras semanales. En esa época se podía vivir con tres libras. Ignoraba todavía que me dedicaría a la pintura. Eso vino después. Primero me fui a Londres, después a Berlín, pasé un tiempo en París y volví a Londres. Ahí me dediqué de lleno a diferentes oficios.

Fui decorador pero me horrorizaba serlo. De alguna manera la decoración es lo contrario de la pintura, su antítesis. Detesto la pintura que tiende a la decoración.

También fui cocinero. Realmente, era un buen cocinero.


“No me gusta el Guernica”

En una época de mi vida estuve muy influenciado por Picasso. En realidad, “influencia” no es la palabra exacta y además Picasso no la habría empleado. Digamos que Picasso me ayudó a ver. No, a ver tampoco es eso exactamente. Fuera lo que fuera, yo lo admiraba enormemente. Para mí, era el genio del siglo. Todo lo que yo veía de él en esa época tenía una repercusión enorme en mí. Me cambió la vida. Fue en París viendo una exposición de Picasso cuando decidí comenzar con la pintura.

Fue a fines de los años 20 cuando vi esa exposición que no era quizás la mejor. Creo que Picasso era naturalmente un muy gran dibujante y tenía sobre todo la capacidad de hacer siempre algo nuevo. Hay muchas cosas suyas que no me gustan, quizás el noventa por ciento de lo que ha hecho. Pero realizó obras extraordinarias en todos los períodos de su existencia y renovándose cada vez. Eso es extraordinario.

Pero, por ejemplo, no me gusta para nada lo que hizo a partir de Las Meninas de Velázquez. Los últimos Picasso son demasiado caricaturescos. Tampoco me gusta la mayor parte de las telas del período cubista que me parecen demasiado decorativas. Tampoco me gusta el Guernica. Para mí, las mejores obras las realizó entre 1926 y 1932. Es la época en que pintaba personajes en las playas. En esas telas inventó imágenes muy interesantes. Se dice que es el momento en que lo influyó el surrealismo, pero él no era surrealista, era español. ¿Puede ser que de alguna manera los españoles son siempre surrealistas? No sé.

El cine que hay que ver

Hay películas que me han gustado mucho. Quizás influyeron sobre mí. El acorazado Potemkin, por ejemplo, me shockeó cuando la vi: ese cochecito bajando por la escalinata, esa mujer que vocifera y todo el resto de la película... ¡Ah, sí, el cine es un gran arte! En la época del cine mudo la imagen tenía una gran fuerza. Las imágenes del cine mudo eran muy bellas y potentes. A menudo me he dicho que hubiera sido director de cine si no me hubiera dedicado a la pintura.

Eisenstein era un gran director. Buñuel es otro director que aprecio: tiene imágenes muy fuertes. También Resnais, pero no me ha tocado de la misma manera. Es alguien que me gusta pero que no me ha influenciado. Me gustan también algunas películas de Godard. Se nota que ha pensado mucho el cine: es a la vez instintivo y cerebral.

Tengo la impresión de que el cine no continuó avanzando, que finalmente se quedó en una fase muy primitiva. En todo caso no sé si esas imágenes han podido influirme. No se sabe jamás lo que una imagen produce en uno. Entran en el cerebro y no se sabe cómo son asimiladas, digeridas. Se transforman pero no sabemos cómo.

Millonario feliz

Estoy contento de tener dinero. Cuando comencé no hubiera jamás imaginado hacer plata con mi pintura. Tuve la suerte de encontrar gente que gustara de mis cuadros y los comprara sin que yo, en el fondo, comprendiera por qué.

No me despierta ninguna reacción en particular el precio increíble que han alcanzado mis telas. Ese es el trabajo de los marchands. Ellos me compran las telas y después se las arreglan. Tengo plata, pero el precio que se maneja en las ventas no son las sumas que yo toco. Soy rico pero no tanto como el precio de mis cuadros pueda hacer pensar. Es así, es el sistema que lo quiere y a mí no me disgusta.


Amores y odios en la pintura

Brueghel: No quiere decir nada para mí.

El Bosco: Todo el mundo cree que me debería gustar El Bosco. Yo no sé si mis cuadros hacen pensar en los suyos pero puedo afirmar que sus trabajos no me dicen nada en absoluto.

Rembrandt: Sus autorretratos hacia el fin de su vida son magníficos. La forma como se ve a Rembrandt a partir de una imagen que cambia cada vez es realmente asombrosa y espléndida.

Jan Vermeer: Todo el mundo ama a Vermeer, salvo yo. No representa nada para mí, no tiene ningún significado. Vi una exposición suya en París donde la gente deliraba. A mí me dejó totalmente frío.

Vincent Van Gogh: Es uno de los grandes genios de la pintura. Para mí, Van Gogh es siempre capital. Realmente encontró una manera nueva de dar cuenta de la realidad y esta manera no era realista, sino mucho más poderosa que el simple realismo.

Edgar Degas: Me gustan particularmente sus pasteles. Son extraordinarios. Especialmente las escenas de interior, las mujeres en el toilette, los desnudos más que sus bailarinas. Los cuerpos de mujeres que el pintó son en general magníficos.

Balthus: Hay cosas que admiro en él pero estamos muy alejados. Me gustan sus paisajes; hay dos o tres que son admirables.

Alberto Giacometti: El dijo una vez que la gran aventura era ver surgir algo desconocido, cada día, en el mismo rostro. Es una intención que encuentro muy acertada y siempre pensé que sus retratos eran muy atractivos. De todo lo que ha hecho prefiero sus dibujos más que sus esculturas, aunque éstas hayan sido las que lo hicieron célebre en todo el mundo.

Los surrealistas: Nunca me gustaron. Dalí y Ernst no me interesan. Los escritores de ese movimiento han sido mejores que sus artistas.

Andy Warhol: No puedo negar que Warhol tenga una cierta importancia, aun cuando para mí no sea importante. Ocupa de todas maneras un lugar en la historia de la pintura contemporánea, aunque él no se haya dado cuenta dónde estaba lo mejor suyo.

Lo conocí en Nueva York, en lo de la princesa Radziwill. El me llevó a la Factory. Era alguien muy inteligente. Pienso que sus films, aunque no me digan nada, son interesantes y es de lo mejor que ha hecho.

Warhol tiene obras atractivas: La silla eléctrica, por ejemplo, o sus series de variaciones de colores sobre un mismo tema. Sus Accidentes de autos tampoco estaban mal, aunque no eran tan buenos porque finalmente viraban al realismo. De una manera general, Warhol tenía buenos temas, sabía muy bien elegirlos, pero su problema de fondo era que hacía realismo, simple realismo y esto, en definitiva, no conduce a nada muy interesante. ,

Warhol fue el más inteligente artista pop. Aunque la inteligencia no ha hecho jamás al arte, tampoco a la pintura... desgraciadamente.


Sentido crítico

La crítica no me interesa. La única crítica eficaz es personal: es la que se ejerce sobre el propio trabajo cuando se está pintando, pero no se trata incluso de la misma clase de crítica. El sentido crítico que actúa ahí es la facultad de descubrir lo que es posible, por dónde se puede pasar, en todo lo que ya está presente en la tela para alcanzar la mejor imagen final.

Me parece que tiene más interés la historia de la pintura o de las artes en general. Comprender lo que ha hecho tal pintor, ver de dónde viene, a partir de quién y de qué ha realizado su obra; ver si consiguió agregar algo, aunque fuera casi nada, a la larga cadena de los que han hecho el arte en el cual él se expresa.


Beckett, Joyce y Shakespeare

Vi Esperando a Godot y no me resultó muy interesante. Vi también varias obras breves suyas que eran mejores. En mi opinión, Shakespeare había explicado mejor y de una manera más justa y potente lo que Beckett y Joyce habían buscado decir. Para lograr mostrar el máximo de cosas con el mínimo de medios hay que ser muy fuerte. Beckett ha buscado decir mucho eliminando el máximo para librarse de todo lo superfluo. A menudo Beckett, a fuerza de haber querido suprimir, no ha dejado nada, y esa nada, en definitiva, suena hueca y todo en él se vuelve vacío. Ha querido volver simple lo que era muy complicado, la idea era buena pero me pregunto si lo cerebral en él no le ha cerrado el paso al resto. Me pregunto si las ideas de Beckett sobre su arte no han terminado por matar su creación. Hay algo a la vez demasiado sistemático y demasiado inteligente en él. Es lo que siempre me molestó de su obra.


Vida y muerte

La vida y la muerte van siempre del brazo ¿no es cierto? La muerte es como la sombra de la vida. Cuando se está muerto, se está muerto, pero mientras estamos vivos la idea de la muerte nos persigue. Quizás es normal que la gente tenga estas impresiones trágicas viendo mis telas. Me asombra un poco, porque yo soy más bien optimista, pero en fin, ¿por qué no?

Soy optimista pero lo mío no es el optimismo del creyente. Es el placer de estar vivo que a veces nos asalta, la excitación de realizar algo, aunque uno no lo consiga jamás. Es una especie de optimismo desesperado.

 

 

Imagen superior: Francis Bacon en 1955
Fotografía de Daniel Farson.
Marlborough International Fine Art, London

 

 

 

 

 







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