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La poeta Bárbara Délano en la memoria de un clan

Por Cristóbal Gaete
Publicado en http://www.australtemuco.cl/ 29 de julio de 2018



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Los oficios muchas veces se heredan, pero también es un desafío eterno superar al padre. Los Délano cruzaron la literatura chilena el siglo XX desde Luis Enrique, Premio Nacional de Periodismo, que comenzó a publicar en los años veinte. Después vino Poli Délano, fallecido recién el año pasado, autor de múltiples colecciones de cuentos y novelas. A la vida llegó Bárbara en 1961, y se fue de ella precozmente en un viaje lleno de circunstancias en 1996: su avión tuvo que hacer una parada de emergencia en Lima y en su segundo tramo cayó al mar. Antes del fin fue a dejar al aeropuerto a Bárbara Délano el poeta Antonio Cisneros, quien recuerda que le pidió quedarse porque iban atrasados. Bárbara no quiso, iba a visitar de sorpresa a su madre en Santiago.

Ella era entonces un nombre a tener en cuenta. Rompiendo el ánimo narrativo de su padre, destacó adolescente como poeta. Apenas adulta había publicado "México - Santiago" (1979) y "El rumor de la niebla" (1984, bilingüe español-francés). Son innumerables los escritores que reaccionan ante su pérdida. Poli Délano conservó algunos de esos testimonios en una necrológica publicada de forma cercana a las exequias, como el de Mauricio Electorat, que le hizo llegar un sentido poema donde clama la necesidad de volverla a ver. Mauricio Redolés, en otro artículo, la recuerda impresionado de que tan joven su poesía fuera tan sólida.

Cuando su madre María Luisa Azócar y su hermana Viviana fueron a desarmar el departamento de Bárbara a México, hallaron archivos de un libro cercano a su versión final. De vuelta en Santiago confrontaron los documentos para armar "Playas de fuego". María Luisa Azócar recuerda: "Era un poema que ella habla estado trabajando muchos años y del cual había hablado muy poco. No fue fácil, porque tomamos todo ese material. Trabajé con Teresa Calderón y Malú Urriola y estuvimos varios meses hasta que logramos llegar a acuerdo en varias cosas. Fue un trabajo muy bonito independiente de que puede haber sido doloroso, porque fue como tenerla ahí, reconocerla". Por el compilatorio "Cuadernos de Bárbara" (2006) María Luisa Azócar obtuvo el Premio Altazor de las Artes Nacionales en el año 2007. Hoy "Playas de fuego" (Alquimia) es reeditado y los poemas van acompañados de textos que realizaron en la época Malú Urriola y Roberto Brodsky, sumado a uno inédito de la escritora Carola Melys.

La poeta Teresa Calderón recalca que "Playas de fuego" estaba completamente armado en el computador de Bárbara Délano. "A mí me interesó mucho verlo porque en el libro anterior me llamó mucho la atención los poemas que tenían que ver con la muerte en la manera en que ella le tocó. En ese momento nadie se imaginaba que estaba metaforizando el futuro, era algo que no alcanzábamos a comprender. Había varias versiones de los poemas, muy ordenadas. Era difícil porque a veces entre una versión y otra existía un cambio muy sutil, cambiaba una palabra, la volvía a poner y cambiaba otra. Comparábamos todas las versiones leyendo con María Luisa (su madre) y la crítica literaria, especializada en la obra de Bárbara Délano, María Luz Moraga. Fue un trabajo aplicado al lenguaje. Fui feliz acompañando a la madre mientras hacía un duelo. Nunca la vi llorar, pienso que lo hacía en secreto, nunca delante de nosotras. Yo la vi angustiada una vez, con uno de los poemas se quebró, y le dije una tontería: 'María Luisa mira, piensa una cosa, Bárbara murió joven, hermosa y gran poeta, siempre va a quedar así, como Teresa Wilms Montt'. me respondió: 'no puedes ser tan ridícula', y se empezó a reír a carcajadas".

María Luisa Azocar explica la vigencia de la poesía de su hija de otra manera: "Creo que es muy buena la poesía de Bárbara, independientemente de que yo sea su mamá. Mira, yo puedo dejar de lado mi amor por ella y leer su poesía y eso lo pude hacer siempre. Soy una gran lectora de poesía, así que lo puedo decir con cierta propiedad. Creo que ella logró algo muy particular en 'Playas de fuego', hablar de un país y de un momento histórico. Yo me voy más por esa lectura que lo premonitorio que la mayoría dice leer en 'Playas de fuego', respecto a su muerte.


LO PREMONITORIO

Teresa Calderón va por el lado de la anticipación poética de Bárbara Délano.

"No había otro título, era solamente 'Playas de fuego' en sus archivos. Recuerdo que la casa de Luis Enrique Délano en Cartagena daba al mar. En la cocina que estaba en el fondo del barco, que tenía una claraboya, había un dibujo precioso pintado por don Luis en el muro y estaba Bárbara en ese dibujo al fondo del mar, rodeada de pececillos y hacía salud con una taza. El mar era algo recurrente en la literatura de Luis Enrique, Poli y Bárbara después", recalca Calderón.

"Era un ser humano maravilloso, sin envidia, sin esos defectos que están tan de moda entre los poetas ahora. Lo más impresionante para mí fue que al comprar el diario tras el accidente donde sale la foto de ella en la portada y empiezo a leer todo lo que salía y era exactamente lo que el piloto decía a la torre de control: 'estamos sobre fuego, sobre mar, sobre tierra, hay fuego, está todo oscuro'", describe la poeta.

"Esos son versos de Bárbara desde su primer libro. Era tan sorprendente que nosotros no podíamos creerlo. Poli me dijo que desarrolló sus dotes de percepción desde niña", acota Teresa Calderón. Y sigue: "Bárbara era mágica y tan hermosa que parecía un ángel. Vivió intensamente, como si tuviera poco tiempo".

Algunos versos del libro póstumo afectivamente apuntan al mar. Pero Azocar lo relativiza. "Creo que hay algo de eso, pero para mí el valor radica en lo poético".

Poli Délano escribió haberla concebido en el mar, pero María Luisa lo niega: "Venía con Poli de un tiempo que pasamos fuera, me embaracé en Marsella, esperando tomar el barco".




Bárbara participa en la primera promoción del Taller de poesía de la Fundación Neruda, son junto a Malú Urriola las únicas mujeres. Hay también muchas publicaciones anteriores, ¿cuándo se dio cuenta que su hija iba a ser poeta?
— Ella escribió desde muy chica, muy tempranamente, a los 14 años tiene cosas muy buenas. Participa en el taller con gente bastante más grande que ella, con gente como Gregory Cohen. Leían poesía en distintos lugares: en poblaciones en la década de los setenta, cuando ella estaba todavía en el colegio. A los 18 años debe haber escrito "El rumor de la niebla", librito que publicaron en Canadá con una traducción que no es muy buena desde el punto de vista poético porque es muy literal, pero bueno, es una traducción al francés que sirvió para que la conocieran allá.

Se ha destacado el carácter migrante de su hija. ¿Lo corrobora?
— Ahí hay mucho mito. Cuando Poli se fue y llegó finalmente a México después de Suecia (1975) las niñas fueron por primera vez en el verano a estar con él. Después comenzaron a ir todos los veranos. En 1981 llegó Bárbara a México a estudiar Sociología después de estudiar Literatura acá. Estudió y se recibió allá, creo que se devolvió el año 87 y el 88 estuvo en esta primera promoción de la Fundación Neruda. Luego se fue de nuevo a México el 92 y se quedó allá. Viajó a distintas partes pero se quedó hasta el 96 trabajando en la universidad y haciendo un magíster en editorial.

Hay material que no se ha reunido, por ejemplo, sus investigaciones sociológicas.
—Si, ella trabajó en el Centro de Estudios de la Mujer cuando recién llegó como socióloga. Ahí publicó junto a Rosalba Tobaro el libro "Asedios sexuales en el trabajo", es una especie de preludio de lo que después se ha venido hablando. Ese libro yo lo tengo. Tengo sus otras cosas, algunos escritos en revistas, como en el diario que tenia Cristián Warnken con Santiago Elordi que se llamaba "El corazón", era corresponsal en México, entrecomillas, porque escribía de lo que le daba la gana. También en "Noreste".

¿Hay más archivos, más inéditos para el futuro?
— Está todo publicado, casi todo, muy poco fuera, habría que revisar nuevamente. Lo que sí quisiera hacer es rescatar las cartas, porque yo tengo muchísimas cartas. Creo que se tiene que trabajar esto, ver qué vale la pena. Es una idea que tengo para hacerlo en algún momento o que alguien lo haga.

¿Qué me podría contar de el carácter de Bárbara?
— Una extraordinaria alumna, fue una lumbrera, estudió mucho, era muy entusiasta por aprender, tenía una energía envidiable, hacía muchas cosas, era muy amistosa, tremendamente sociable y con muchas amistades. Pero tenía también un lado bien oscuro que es el que se ve en "Playas de fuego". Tenía un lado muy crítico, también en los años que estudió sociología fue muy critica con su militancia en el PC, que despertó bastante resquemores. Era aguda, no estaba dispuesta a tragarse cualquier cosa. Era también muy directa.

Es impresionante el origen tan diverso de condolencias que reciben de gente y lugares.
— Es que era muy simpática, tenia muy buen humor: ácido y fresco, con muchos juegos de palabras que hemos tenido como familia siempre. Nos reíamos con cosas que iban saliendo con mucha rapidez y ella tenía ese pensamiento agudo. Podía ser también muy lapidaria.

Lemebel escribió sobre ella una larga crónica, cuando se la cruzó en el Cinzano, en la ciudad de Valparaíso.
—Lemebel debe haber quedado deslumbrado. Tú a quién le preguntes que la haya conocido, hombres o mujeres, todos quedaban deslumbrados. Ella sabía que producía ese efecto y le daba mucha risa.

 

 

 

 

Premio de canicas
Poema publicado en el libro "Playas de fuego" de Bárbara Délano

Junto al mar se extiende la ciudad
La noche se desprende como un susurro
Veo a los feriantes marchando a casa
después de pedir vino en la cantina
donde una gorda pintarrajeada
canta tangos de Gardel

Los niños desarman la Rueda de la Fortuna
donde subían las novias del barrio bajo
sonrojadas y sucias comiendo palomitas

Cae la noche sobre el puerto y las calles
son el único rastro que dejan los asesinos

Mañana será otro día y habrán de volver
a abrocharse los zapatos
subir peinados al micro maloliente
para llegar al fin de la jornada
a dormir a un hotel equivocado
un sueño equivocado

Este es el lugar de los crímenes
La muerte es el único museo abierto

Aquí están los que iban a comer carne de Dios
y fueron sitiados

los que sobrevivieron al banquete de restos
cuescos de damascos carcomidos sobre las
bandejas
una cita que la Historia anunció
demasiado tarde.

No soy yo la que habla

El mar dibuja los paisajes que nosotros olvidamos
para no decir malas palabras ni
delatarnos entre vecinos
y recibir la recompensa de un nombre
la única investidura para ser reconocidos
cuando la Historia reparta su premio de canicas



 

 

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