Señores de la guerra
Vengan señores de la guerra
ustedes que fabrican todas las armas
ustedes que fabrican aviones de muerte
ustedes que fabrican las grandes bombas
ustedes que se esconden detrás de las paredes
ustedes que se esconden tras los escritorios
sólo quiero que sepan
que puedo ver a través de sus caretas.
Ustedes que nunca hicieron nada
sino construir para destruir
juegan con mi mundo
como si fuera un pequeño juguete
ponen una pistola en mi mano
y se esconden de mis ojos
y voltean y se alejan
corriendo
cuando vuelan veloces las balas.
Como el viejo Judas
mienten y engañan
una guerra mundial puede ser ganada
quieren que me lo crea
pero veo a través de sus ojos
y veo a través de su cerebro
como a través del agua
que corre por mi desaguadero.
Ustedes ajustan todos los gatillos
para que otros abran fuego
entonces se sientan aparte y observan
cuando la cuenta de los muertos aumenta
ustedes que se esconden en sus mansiones
mientras de los cuerpos de los jóvenes
fluye la sangre
y se hunde en el barro
ustedes han arrojado la peor cobardía
que jamás pudiese ser echada
con miedo a traer niños
al mundo
por haber amenazado a mi hijito
aún no nacido y sin nombre
ustedes no valen ni siquiera
la sangre que corre por sus venas.
Cuanto es lo que sé
para hablar de destiempo
pueden decir que soy joven
pueden decir que no sé nada
pero hay una cosa que sé
aunque sea más joven que ustedes
sé que ni siquiera Jesús perdonaría
lo que hacen
Déjenme hacerles una pregunta
si es tan bueno vuestro dinero
¿Podría comprarles perdón?
¿Creen que lo hará?
Creo que ustedes van a ver
cuando la muerte los cargue
todo el dinero que amasaron
nunca hará regresar sus almas.
y yo espero que mueran
y que sus muertes vengan rápido
seguiré sus ataúdes
en una pálida tarde
y observaré mientras los bajan
a sus lechos de muerte
y me quedaré sobre sus tumbas
para cerciorarme de que han muerto.
Los tiempos están cambiando
Vengan todos a reunirse aquí
dondequiera que vaguen
y admitan que las aguas
que les rodean han crecido
y acepten que muy pronto
estarán empapados hasta los huesos.
Si creen que vale la pena salvar este tiempo
entonces mejor comiencen a nadar
o se hundirán como una piedra.
Porque los tiempos están cambiando.
Venga escritores y críticos
que profetizan con sus plumas
y mantengan bien abiertos los ojos
la oportunidad no volverá otra vez.
Y no hablen demasiado rápido
pues la rueda aún da vueltas
y he aquí que no dice
quién ganará
pues el que ahora pierde
será más tarde el triunfador.
Porque los tiempos están cambiando.
Vengan senadores, congresistas
por favor, atiendan la llamada
no se queden en los pasillos
no bloqueen la puerta
Pues el que resulte herido
será quien oponga resistencia.
Hay afuera una batalla
y es furiosa
pronto estremecerá sus ventanas
y derrumbará sus muros.
Porque los tiempos están cambiando.
Vengan madres y padres
de todo el país
y no critiquen
lo que no pueden entender.
Sus hijos y sus hijas
están más allá de sus mandos
sus viejos amigos se deterioran pronto
entonces por favor salgan del nuevo camino
si no pueden echar una mano.
Porque los tiempos están cambiando.
La línea está trazada,
la maldición está echada,
el más lento ahora será el más rápido después
como ahora el presente después será pasado
el orden se marchita rápidamente
y el primero ahora será después el último.
Porque los tiempos están cambiando.
El sueño de Bob Dylan
Mientras viajaba en tren hacia el Oeste
me provocó tomar un descanso y me dormí
soñé un sueño que me puso triste
acerca de mis primeros amigos.
Con los ojos nublados clavé la vista en la habitación
donde mis amigos y yo pasamos tantas tardes,
ahí olvidamos juntos las tormentas
cantando y riéndonos hasta el amanecer.
Junto a la vieja estufa de madera donde colgábamos los sombreros
fueron dichas nuestras palabras, fueron cantadas
nuestras canciones
estábamos sin hacer nada y sin hacerlo estábamos felices
conversando y echando pestes al mundo enfermo que nos rodeaba.
Con los corazones cansados por el calor y el frío,
nunca pensamos en ponernos viejos
creímos estar bromeando para siempre en aquel sitio
pero nuestras posibilidades eran una entre un millón.
Tan fácil era hablar desde el blanco hasta el negro
así de fácil era decir qué estaba bien, también qué andaba mal
teníamos muy pocas alternativas, y jamás hubiéramos,
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . pensábamos
que el único camino que habíamos deseado
volaría en mil pedazos.
Cuantos años han pasado y se han ido,
muchos jugadores han ganado y perdido;
muchos caminos fueron seguidos por mis viejos amigos
y a ninguno de ellos he vuelto a ver jamás.
Deseo, deseo, deseo en vano
que pudiéramos encontrarnos de nuevo en aquel cuarto
daría diez mil dólares por colgar mi sombrero
lo daría todo con ganas, si nuestras vidas
pudieran ser como soñábamos.