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POEMAS DEL FRAXERVAL, de Pablo Poblete
Signo Editores, Santiago, 2020, 156 págs.
Por Bernardo González Koppmann
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PREVIO
Jorge Calvo me envía “Poemas del Fraxerval”, de Pablo Poblete (Santiago de Chile, 1955), para que le dé mi opinión; le respondo que encantado. Confieso que del autor no tenía la más remota idea de su abundante existencia; asumo mi ignorancia. Este libro consta de cinco apartados; por lo visto cada uno de ellos representa distintas etapas de su vida y, verbigracia, de su poesía. Dicho lo anterior, vamos al grano.
Libro I. CRÍTICO DECONSTRUCTIVO (1987-1989, París)
El libro parte dubitativo, débil, con unos textos ciertamente desgarbados, en este capítulo inicial; cae en flagrante contradicción al criticar consciente o inconscientemente los postulados, conceptos, corrientes de pensamiento o teorías “objetivas” —léase aquellos errores históricos evidentes del marxismo, psicoanálisis, cristianismo e ismos en general— aplicando supuestamente otra teoría o ismo “subjetivo”, el deconstruccionismo, el cual —a su vez— nos lanza de bruces a un posmodernismo individualista, hedonista y consumista que ha desembocado en este reinante neoliberalismo en crisis, que ha dejado por angas y por mangas a la humanidad tiritando al borde de su autodestrucción. Literariamente endeble, denota un lenguaje inseguro, quebrado, sin lograr sintaxis alguna, hipotéticamente europeizante, carente de lirismo y flojo en la elaboración de imágenes cercanamente felices. Pruebas al canto:
“Que nebulosas construcciones / al objetivo sentir de colectividad / no creyendo de yo para realizar / el peligro fatuo a enseñar hoy / hipervivencias señoriales sin más / atrapando militantismos fuera de / espantos nunca soñados y en / conversión de críticos limites / aurorando este principio feliz / como un no derecho de avanzar / antes de tiempo el agudo clamo / sin borrar históricamente / ideal diluido o ansias germinales / de toda condición / al más acá de ignominias” (Página 16).
LIBRO II. SICO-JAGUAR RESPIRA MONTAJE DADAISTA EN TIEMPO-TRAGEDIA (2004, PARÍS)
Aquí ya estamos frente a otra situación; en este segundo apartado aparece el poeta y la poesía. “Sico-Jaguar” es un delirante poema que incorpora la escritura espontánea en una asociación libre de imágenes, logrando enlazar elementos culturales inverosímiles. Consigue captar la atención del lector más evasivo; aunque en su impetuosidad pierde ese carácter de credibilidad que debe tener el arte como expresión superior del cuerpo y del espíritu, el texto logra elevarse, y canta. El hablante asume el papel de un deconstructor terrible, asemejando su intención poética al romanticismo salvaje de Lautréamont, con la salvedad que éste se lanza contra un clasicismo anacrónico -cuando la industrialización de principios del siglo XIX causaba estragos en la minas subterráneas de carbón de Londres y luego del mundo entero-, en cambio Poblete, en “Sico-Jaguar”, torpedea todo lo que respira, sin reparar entre el trigo y la cizaña, en una desesperada maniobra de no sucumbir en las redes ideológicas y religiosas de un Occidente desacreditado. El riesgo de no discriminar contra quien se dispara le resta fundamento, seriedad, terminando su propuesta por constituirse en un embaucamiento delirante, naif, light y pop bastante sicodélico para consumo de adolescentes despistados, por más que se esfuerce en ser original y creativo. Literariamente recurre con destreza a la anáfora o repetición, con aciertos que conmueven, pero no convencen del todo luego de una segunda o tercera lectura. Este escrito, sin embargo, es lo mejor del conjunto y podría ser un valioso texto a considerar, salvando los ripios mencionados. Pruebas al canto:
“Sico-jaguar resbala en precipicio y él ve en su caída una aspiración de envejecimiento ágil y fuerte y el término de un combate digno / Sico-jaguar cava el suelo vivo que llama a la ayuda de guerreros pirómanos de largas narices y largas orejas porque él busca raíces / Sico-jaguar se confunde con los edificios y las luces fosforescentes que seduce a la población potencialmente asesina ávida de carne / Sico-jaguar penetra salones burgueses de una sociedad mal alimentada mal informada mal educada y en lo precario de los diálogos / Sico-jaguar entra en lecho de madres envejeciendo habiendo vivido una vida submarina sin hijos ni vecinos y él degusta la dentada / Sico-jaguar decide de ir a vivir con los primates para iniciarse en el miedo de un Dios todo poderoso que se venga por falta de amor / Sico-jaguar decide de vivir con los extra terrestres para iniciarse en el arte de la mentira y así construir pequeñas cruces anónimas / Sico-jaguar decide de vivir con el emperador y aprender la técnica de juegos electrónicos de muerto virtual y matar sin culpabilidad / Sico-jaguar va a vivir con inquisidores de almas puras y pensamientos libres y serenos para aprender el arte de esconder sus víctimas / Sico-jaguar va al encuentro de nuevos amigos y se inicia en el arte de viajar en selva psicológica sin estrés y revelando alta poesía” (Página 41).
LIBRO III. DEL MONJE PEREGRINO (SANTIAGO DE CHILE, 2006)
En este tercer cuerpo el autor delira a todo dar cayendo en una especie de escritura experimental, recurriendo a gráficos, tachaduras, ecuaciones algebraicas, caligramas; todo lo reconocido como poesía visual ya en Juan Luis Martínez y sus adláteres, pero en una versión harto más menguada, demasiada espontánea, bordeando casi la esquizofrenia literaria. Semánticamente reclama contra la existencia toda, incorporando nuevos elementos culturales contemporáneos en su propuesta, aunque todo muy ambiguo, no decantado, no asumido, no sincronizado visceralmente, existencialmente alterado, distorcionado. Se precisa de un lector avispado y cómplice -lúdico, compasivo y paciente, al decir de Cortázar a propósito de “Rayuela”- para encarar la poesía de un autor que se presume omnisciente (monje peregrino entre nebulosas mentales) al momento de crear su universo. Desafiante experiencia ha resultado esto de tener que leer -en tiempos de pandemia- textos tan extraños, porque uno como simple mortal aficionado a las musas tiene que afirmarse en lo que cree qué es la literatura, la poesía, y cómo y para qué se escribe. No es menor el desafío, y este libro en ese sentido es significativamente provocador. Como tropos, Poblete usa y abusa en este poema de la fragmentación, puesto que no llega a la plasmación de un nuevo ser y los segmentos quedan a la deriva y se disipan; a su vez, insiste en la hipérbole y la repetición, no alcanzado en esta oportunidad el sugerente vuelo poético del canto anterior, “Sico-Jaguar”. Pruebas al canto:
“Algo fue encontrando en su andar desviando rumbos / Lo que buscó / Lo que quería encontrar / Lo que sabía que no encontraría / Lo que falsamente fabricó / Lo dicho por error / Lo obedecido por error / Lo que nunca más hizo / Lo que rechazó / Lo que iba ser / Lo que iba siendo ------WWWWW---..!M ̈......//// Llega el tren-nube / La línea espiral que ataca / El instrumento congruente / El visón deslumbrado / El yatagán en el juramento / El cubo y la soldadura / ...El monje peregrino habla de los pasillos eternos... / El filamento / Lo incógnito / El soplo / Voy describiendo lo hundido / Voy describiendo la extensión incomprendida / Voy describiendo la señalización de los órganos evaporados / Ruge tan lejos el zumbido de íntima vida / Ruge lo alienado de la conciencia animal / Ruge el punto ritual cuando se han ido los «¿por qué?» / Queda el resentimiento eléctrico conduciendo el cuerpo / Las amargas geografías que intervienen en lo que no existe / Queda el objeto funcional rotando / El tacto en el borde de cósmica zanahoria / La fuerza centrífuga destruyendo el ajo nuclear / Boinas tijereteadas por ruido ensordecedor de un final de vida” (Página 77).
LIBRO IV. LITURGIA-FRAXERVALIANA (Santiago de Chile, 2007)
Respecto al cuarto capítulo, llamado “Liturgia-Fraxervaliana”, podríamos decir que el poeta utiliza los mismos recursos empleados en el poema anterior, forzando mucho menos en esta oportunidad la poesía visual, pero sí va a modificar fuertemente la temática o leitmotiv. El texto “Del monje peregrino” narra un extensa periplo o romería por distintos paisajes físicos y mentales, donde el protagonista va de exploración chocando con las cosas y las costumbres dejando caóticamente muchas experiencias inconclusas; en cambio, en esta “Liturgia-Fraxervaliana” o celebración de la vida nuestro personaje viene de regreso, con un temple más humilde, y desea alabar “lo visto y oído”. Eso es lo que se expresa en este apartado. Mi apreciación estética es similar a la del libro precedente, y me ahorro mayores comentarios. Pruebas al canto:
“La voz de piedra no fue rebeldía que se liberó de su propia prisión enclaustrada de imaginario en collares azules rojos amarillos y de nubes color cementerio / La voz de piedra no tuvo eco y se fue en una rivera fresca hasta la frente alucinada de un cruxifixionista errante que busca el suelo de su insondable caricatura / Se dirigen los ejércitos al mismo lugar en donde nacieron sus enemigos que conquistaron territorios áridos allí dormirán hasta encontrar la gigante luz / Pero no fue el síntoma fundamental que orientó los pasos de los iniciados en el caos productivo no fue el cemento prometido ni la escritura contaminada / Fueron los Sico-juglares del genocidio que predijo la felicidad compartida entre épocas desequilibradas esperando perdidos los insondables vientres / Fueron los Sico-juglares que atacaron sabiduría y sus torres arenosas sin ventanas góticas dejando en sus satélites historia desnaturalizada” (Páginas 101 y 102).
LIBRO V. POEMAS DEL FRAXERVAL (Trois-Rivières, Quebec, 2020)
El último capítulo, “Poemas del Fraxerval”, que de paso sirve también como título de la obra completa, son 40 poemas estructurados es cinco tercetos cada uno de ellos. El autor, Pablo Poblete, intenta en este apartado organizar el caos, su obstinada compañera de ruta, desde la presentación formal del texto hasta el significado de sus versos. Respecto al contenido semántico el hombre reconoce un límite físico, temporal, de la existencia; ya no tiene el brío de un potro desbocado que atropella a todo galope por donde pasa, y acusa recibo. Aparece reiteradamente el tema de la finitud, de la decadencia -no confundir con fracaso o derrota- a través de los motivos del cansancio, la vejez, la muerte. Mezcla de pequeño dios y macho anciano, se encamina solitario al umbral, reconciliándose a veces con lo absoluto, pero vuelve reiteradamente a las imprecaciones juveniles, aunque ya sin la violencia de sus aullidos de superhombre que encontramos en los escritos anteriores. Literariamente, el lenguaje aquí se fractura, se quiebra en una elipsis que no cuaja o en más de algún hipérbaton atolondrado; así se pierde el ritmo, la cadencia, la música interior de las palabras, hermana gemela de la poesía. Pero, de pronto -eso sí- nos sorprende con un verso bien templado (“Enterradme aquí donde me llamo olvido”) y nos nace una leve y remota esperanza, casi certeza, que quizá Pablo Poblete no elucubró en vano. Y eso se agradece. Pruebas al canto:
“Estar aquí entre no ver tiempo hablar allá
pasean siluetas o imaginarias o materiales
están allí desde que el sol no llegó nunca
Tocando el aire viví sin redención pública
no concebido el icono de transformación
onírico a costado sin signo ni despertares
Entrego cuerpo huido del cuerpo vencido
¿Para qué abrir ventanas con sol de solos?
El halo de presencias no presentes residen
No se aplaude la semilla reseca o reposada
los tallos paralizaron candores campestres
nuestro libro de sabidurías abrió la mentira
Diluida muerte festín ausencias sin muertes
el pensar y el morir bastos terrenos baldío
perdidas mis cuentas de cielo ya prometido” (Página 118).
DESENLACE
Tal vez, para terminar, decir solamente que la poesía de Pablo Poblete logra su mayor altura en “Sico-Jaguar respira montaje dadaísta en tiempo-tragedia”, la segunda parte de este libro, y el resto pareciera girar en torno a ese lenguaje que, a veces, se arrebata, alucina y canta. En general, una escritura que incomoda y desasosiega, que inquieta y cuestiona la sólida tradición poética chilena, pero, de eso se trata; es necesario salir del refugio y enfrentar un fantasma que tiene mucho de fiera salvaje, el cual es preciso leer y conocer para saber cómo asimilarlo. En eso estamos.
Talca, 7 de diciembre de 2020.