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Tolo Nei
(Meditaciones en el bosque de la hoja seca)
de Gustavo Adolfo Becerra
. Ediciones Cuatro Puntos, Santiago de Chile, 2012, 276 páginas.

“La poesía es un Acto de Resurrección”

Por Bernardo González Koppmann




 


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Gustavo Adolfo Becerra (Carahue, Región de la Araucanía, 1954) intenta en esta obra interpretar sus visiones, sus asombrosos hallazgos, con una cultura enciclopedista abismante. No se anda con chicas. De entradita, en la Dedicatoria, para decirnos que “Las estrellas de los Padres son más grandes que nuestro sol”, previamente nos ilustra de las características de uno de los 50.000 planetas que conforman nuestra galaxia, con nota al margen incluida. ¿Pedantería? En absoluto; lo que abunda en su corazón reboza en intelecto.

Obviamente nos seduce la idea de ir informándonos en el acto - tics mediante - de cada una de las proposiciones científicas, literarias, históricas, artísticas, religiosas, filosóficas, etc., que contiene este novedoso poemario; pero me sobrepongo e intento una lectura “de memoria”, o sea, tratando de captar los poemas, sus imágenes y su propuesta con la mediana formación cultural que arrastro como cualquier mortal de barrio adentro. Esto es bueno aclararlo de un principio, puesto que quiero maravillarme así, desnudo, a la intemperie, con este libro cautivante. “El lector debe dejarse llevar por el ritmo de los versos sin oponer resistencia”, nos esclarece José Miguel Varas en el prólogo. Luego podría hacer otras lecturas más intelectuales; pero por ahora me quedo con la experiencia y el esplendor primigenio de lo gratuito, como Francisco de Asís se habría paralogizado frente a la Suma Teológica, de haberla conocido. Esto lo digo porque “Tolo Nei” es un libro denso, exigente y necesario para obtener respuestas certeras a las inquietudes existenciales de nuestros días.

Qué disparidad de procedimientos entre Francisco de Asís (fallece en 1226) y Tomás de Aquino (nace en 1225) en sus trabajos literarios. La Suma y Las Florecillas son antítesis del traspasar experiencias religiosas a textos escritos, ambos en latín me imagino, y, sin embargo, el mismo ardimiento, el mismo génesis, los hermana y los relaciona y los potencia: el amor a la vida múltiple y dadivosa. Micro y macro sólo se distinguen por una vocal, puesto que el perfume de las amapolas y el relámpago de los peces nadando contra la corriente, las travesuras de los mendicantes y los estigmas sonrientes en las extremidades de los hermanos franciscanos vendrían a insuflar el espíritu fervoro, metódico y escrupuloso de Santo Tomás, nacido en el castillo de Roccasecca, cerca de Aquino. Y he aquí la maravilla; al fin de los tiempos en la danza de todos los gestos, ambos, hijos del mismo Amor, irán imbricados como los están desde el principio el ave migratoria con la luz de la última nebulosa. Así también, en esta obra, GAB intenta fusionar manifestaciones culturales del ser humano realizadas en distintas épocas y civilizaciones, buscando la síntesis que nos restituya como especie espiritual, emocional, mística, psíquica y gregaria sobre la faz de la Tierra.

Vamos precisando algunos conceptos.

En una conversación con GAB, hace un año aproximadamente, me comentaba, respecto a su trabajo literario, algunas consideraciones de su propuesta: Desde la interpretación sociológica, podríamos decir que caminamos, querido amigo, de una sociedad de clases a una sociedad de riesgos (Ulrich Beck); desde la literatura, transitamos de la poesía dariana, telúrica, creacionista, anti-poesía, exteriorista, a lo que podría denominarse Poesía del Conocimiento. Cito a Catherine Trautmann: “La relación simbiótica entre cultura y desarrollo será el tema central de la década que se inicia”.  Luego, ahondaba respecto a su aprendizaje y a su opción por una poesía rizomática: El acceso a múltiples formas de interpretar la realidad me obligó a re-leerme, a instalarme cerca de los saberes y el conocimiento (aunque me parecen que son tiras del mismo cuero) para hacer una adecuada lectura de los signos de este tiempo.No tuve la capacidad, ni la tengo de abarcar y sintetizar esos chispazos, así que busqué apoyo en otros: directores espirituales, especialistas en recursos genéticos, analistas del cambio climático, sociólogos de la vida buena, etc. Mi evolución poética fue marcada por la duda, mucho más que por las certezas. Le debo a la duda parte de mi trabajo literario, porque fue un motor de búsqueda activado a tiempo completo.

“Tolo Nei”, voz eslovena que significa “vuelve pronto”, como obra está formada por tres partes (“Obertura”, “Elogios” y “Axiomas”), que en su conjunto agrupa 83 poemas. Presenta un asertivo prólogo de José Miguel Varas, como ya hemos dicho, el cual termina con esta frasecita para el bronce: “Aventúrese el lector por estos versos que no se parecen a los de ningún otro poeta, vivo o muerto. Lea, lea, lea…”. Cortita. Es un hermoso libro; como objeto es bellísimo. De formato tamaño hoja carta, papel cuché, tapas termo laminadas; diseñado con esmero, donde los títulos de los poemas van en letras grandes color ocre - de casi un centímetro -, muy afín con las ilustraciones de motivos arcaicos, prehistóricos, realizadas por Osvaldo Torres. Un libro raro, enigmático y curioso. Ante este documento me siento como niño de pecho, entre encogido y asustado.

Recurro nuevamente al autor para que nos agregue más antecedentes respecto a ésta su poética, y nos explique de primeras aguas, como decían en Infiernillo, su proceso creativo: Tolo-Nei es un libro interminable, incluso para mí. Es un libro que se está haciendo permanentemente, adaptando; algo de bio-poema contiene este precepto, querido Bernardo. Es un modelo rizomático de escritura, por un lado, y como dice Deleuze y Guattari: “Ser rizomorfo es producir tallos y filamentos que tienen el aspecto de raíces, o mejor aún, se conectan con éstas, penetrando en el tronco, libres para servir a nuevos usos extraños”. Es parte de una red de referencias (hipertexto), que aproximan el poema a la realidad significativa, lleno de guiños fractálicos, multiembrionales, dinámicos, que no se constituyen en capas para ocultar la realidad social, por ejemplo, sino que ayudan a develarla. (…)  Es legítimo y hermoso ver a la muchacha que llora a orillas del río por algún amor perdido, pero es conmovedor tener conciencia acerca del destino de los bienes, la producción de alimentos, el uso inequitativo de la biotecnología, el control sobre las semillas (UPOV 91) y su propiedad, y las muertes por hambre (teoría de la complejidad) que se producen cada diez segundos. Esta experiencia de escudriñar en el orden implicado no es exportable a otros creadores, ni pretendo uniformar el hacer poético. Desconozco el valor real que contiene: sólo la aquilato en relación a la paz interior que me ofrece. Es poco, cierto, es poco; pero por hoy para mí al menos, es suficiente…

Aclaradas ciertas cosas, que eran imprescindibles dejar establecidas, nos aventuramos ahora a hacer - con harto temor, sea dicho - una aproximación estética a esta originalísima poesía. Veamos.

Al leer un poema del monumental libro “Tolo Nei”, de GAB, diera la impresión que estamos frente a un artículo o reportaje científico de una revista especializada. Y ante esa incógnita llena de revelaciones debemos bregar en una segunda y tercera lectura, ahora ya con apoyo de los medios digitales de información y comunicación masivas, indudablemente; así, poco a poco, se nos va revelando la belleza oculta en lo que parecía obtuso, caótico y van emergiendo haces luminosos de entendimiento en medio de la niebla y el vaho de las ruinas. Es como un nuevo génesis leer a Becerra, porque su rara escritura llena de fragmentaciones, las cuales logramos unir y sintetizar tras largos devaneos, al fin del arduo ejercicio nos propone otra vida, otra posibilidad de existir, lo cual siempre estuvo en estado de inocencia latente en los márgenes, cuando no dentro, de nuestro perímetro cerebral, emocional, estético; pero aquello, que ahora nos parece esencial e intrínseco a un ser humano, nunca lo habíamos develado por nuestra forma perezosa y haragana de relacionarnos con la materia y los sueños que nos provocan. Escritura exigente, cuestionadora y revolucionaria en su concepción porque nos restituye como especie de una manera inusitada, novedosa, original, pocas veces visto en la poesía contemporánea.

En el primer apartado, “Obertura”, compuesto por 45 poemas, nos introduce a su propuesta poética entendida semánticamente como una nueva forma de concebir el Universo, la realidad superior; aquí es donde todo se relaciona con todo, a partir de los sueños más personales, profundos y esenciales, incubados en las experiencias infusas de la primera infancia, hasta llegar a las últimas teorías científicas, de las ciencias sociales y de la literatura, sin que por ello Gustavo se ponga nervioso en el intento. En el poema “Projekt” nos deja clarita la inusitada manera que desarrolla para concebir su poesía, su propuesta poética, como hemos dicho: “Todos los hechos y sensaciones están inter-conectados: / muchos de ellos sólo por esa conectividad alcanzan la pulsión. / Todos los textos se hablan, aunque no se conozcan. / Están en ese ahí indefinible de la caparazón genética. / Viven en nosotros. Una palabra a la palabra que viene / la determina. Somos enjambres más que unidades que evolucionan”. Aquí, en “Obertura”, nos presenta una variedad infinita de hechos culturales ocurridos en lugares geográfico diseminados por distintos escenarios y paisajes del planeta Tierra y, aún más allá, llegando el poeta en sus meditaciones incluso a los confines del cosmos. Nos pasea por selvas, mesetas, llanos, grandes ciudades o minúsculas aldeas, galaxias, mares profundos, montañas, laboratorios, bibliotecas en distintos idiomas y dialectos, haciéndonos convivir con cosacos, mongoles, vietnamitas, somalíes, raperos neoyorkinos, provincianos sudacas y con un sinfín de tribus y comunidades que elaboran sus propios vestigios antropológicos, sus creaciones culturales, sean éstas petroglifos, restos fósiles, obras de arte moderno o contemporáneo, teorías, experimentos y conjeturas científicas, sociales, artísticas, etc., las cuales se imbrican, se fusionan, amorosamente como dos seres apareándose en una relación donde todo dialoga con todo: “Inanna, la diosa, amó esa noche como si fuera mortal. Damuzi, el pastor, fue inmortal mientras duró esa noche”. De ellos, sólo de los seres que se aman, nace la hermosura de la vida nueva. Ahora, sigamos.

En el segundo cuerpo, “Elogios”, que lo conforman 18 poemas, GAB se arrima a los espíritus más preclaros de todas las épocas que vengan a confirmar y a demostrar empíricamente su predicamento literario: “Todos los textos se hablan”. Son 18 acosos, asedios, aproximaciones - elegíacas a veces, arrobadoras en otras, admirativas siempre -, donde el hablante se maravilla de dichas creaciones y destrezas en la manifestación del alma humana solidaria, fraterna, entrañable. Va, nuestro poeta, desde la minucia biográfica hasta lo holístico patrimonial. Son poemas que en Becerra brotan de una capacidad de asombro francamente sorprendente, que expresa - con un talento desacostumbrado por estas periferias - reflexiones antropológicas en versos o versículos de alta, altísima, poesía; todo ello a partir de la obra y, especialmente, de la biografía de un creador que ha tomado como referente, remitiéndonos, como siempre ocurre en este libro llamado “Tolo Nei”, a los orígenes del ser haciéndose, reinventándose, en un eterno génesis, provocando cuestionamientos e interrogaciones, creando así dialécticamente una nueva criatura - el poema - que incorpore el universo entero en un grano de arena, y viceversa. Desfilan por esta galería músicos, bailarines, poetas, místicos, ambientalistas, actores, cineastas, artesanos, creadores  natos - autores, inventores, descubridores, innovadores, genios - impregnados de un humanismo superior donde bregan, luchan y consagran sus vidas por poner el alma al servicio de la humanidad. En el texto “Buen viaje: Nos estamos mirando”, dedicado a Miguel Ortega Riquelme, encontramos los siguientes versos, a manera de ejemplo de estas aseveraciones: “Miguel, es hora de nacer. / Todos los textos se hablan. / Cruza el río Maule el poema, / razón de su humedad. ¡Nada es tan hermoso como vivir la experiencia / del río sobre este texto! / Lees sin falta de ortografía la música del viento y del agua. / El porvenir no puede ser distinto a un patio de escuela / o al salón parroquial de la iglesia. Para sobrevivir, algunos / campesinos trafican aguardiente en cámaras de neumático. / Fabricas los primeros atardeceres / que confundirán a las golondrina para que el río siga siendo. / Nuestra Señora del Carmen de Nirivilo, / ruega por Miguel ahora que carga su bolsón de nostalgias. / Parece que el cielo ha cambiado de lugar. / Claro que me pierdo del poema, ¡quien no lo sabe! / Pierdo pie en estos subterráneos y equilibrio en estos abismos. / Un nuevo poema: un nuevo Apocalipsis contra la adversidad de la memoria. / En el curso cordillerano del Maule, / aparece otro país. Quizás el país que siempre soñaste. / Dios habla con nuevos lenguajes. / Hermano del alma, tú que nunca quisiste dañar a nadie, / este desgarro es tuyo. Heme aquí en el embarcadero, - dices. / Y te hablan las aguas, las vivas aguas, en esos lenguajes que sólo tú conoces. / ¡Buen viaje, Miguel, nos estamos mirando!”. Advierto que éstos son versos sueltos, los que tomé arbitrariamente, a modo de ilustración de lo que venimos hablando, de un memorable poema extensísimos dedicado a ese emblemático Vicario de la Juventud de la Diócesis de Santiago de Chile en los tiempos más álgidos de la dictadura militar pinochetera. Conmueve la agudeza poética de Gustavo para captar más allá de la maraña comunicacional e hiperventilada dominante, la mirada profunda de los verdaderos artistas; así se va gestando, se va perfilando, en medio de la niebla mercantil y vulgar de la época neoliberal en boga una nueva utopía, una nueva sociedad, un nuevo paraíso, aquí, ahora, a través de esta maravillosa Poesía. Y, digámoslo sin ambages, cristiana, socialista y revolucionaria.

En la tercera y última parte del libro, llamada “Axiomas”, nos encontramos con 20 poemas que vienen a re-vincularnos con la tesis original de esta propuesta, desarrollada ampliamente en “Obertura”,  la cual se podría resumir así: “Basta ya de crear. Ahora fundemos”. Aquí nos encontramos con una serie de nuevas teorías, científicas en su mayoría, que dan cuenta de la fragilidad de las añejas aseveraciones rotundas y de las verdades establecidas como leyes únicas e irreversibles. No, dice el poeta, definitivamente no está todo perdido, porque “el viento ahora arrecia y voltea estatuas”. Se trata de re-encantarnos con una humanidad que ha extraviado el rumbo en nihilismos existenciales sin horizontes, que ha ido sucumbiendo paulatinamente desde el fin de la Guerra Fría y la caída del Muro de Berlín hasta nuestros días, sin encontrar respuestas a los cuestionamientos de tantos indignados que hoy se levantan por doquier en pos de un nuevo trato social. El poeta no es tan escéptico, y se plantea con una batería impresionante de premisas y proposiciones indesmentibles en función de demostrar que otro mundo es posible. Echa mano, Gustavo, a mitos, leyendas, imaginarios antiquísimos y modernos, experimentos contemporáneos tanto de la ciencia como de la fábula mística, tales como la metafísica de la Consagración de la primavera, el gato de Schrödinger, la escala de inteligencia de Wechsler, la microfísica del poder, la anfibología de Nharine, la tendencia de la desincorporación e, inclusive, también justiprecia la propuesta reivindicativa de los poetas no nombrados (NN) en Chile, con sus textos inalienables. En el poema “Nuevo ars poétique” GAB desarrolla su pensamiento a modo de profecía, pastoral lírica o salmo comunitario de todos los pueblos, en un canto a la certeza de la vida múltiple e interrelacionada, en un proyecto de eternidad, que podríamos sintetizar así: “El mundo aún no está escrito”. En este texto, digo, el poeta ve con esperanza como se inundan - y posiblemente - se ahogan las ideas y obras pretéritas que se cosificaron y vaciaron de significado, purificándose así el panorama de paradigmas muertos para levantar después del diluvio otros sueños y utopías. Frente a este diagnóstico, el hablante hace una síntesis de lo que está bullente por dar a luz, desde donde - probablemente - se levanten nuevas certeza que podrían restituirnos el alma y su entorno. Exclama: “la arcilla re-educa a los relojes”. Se capta, se intuye, se respira en este poema la vida nueva. Me pregunto, ¿el Apocalipsis ya pasó, o está “en desarrollo”? Así se adelanta proféticamente el ojo de Becerra a lo por-venir.

Quisiera terminar este comentario con un fragmento bellísimo del texto “Los poetas no-nombrados”, donde la poesía sería una muchacha combatiente que escucha (o no escucha) desde la clandestinidad cómo su enamorado le dedica un poema; todo esto en el contexto de un homenaje a Ernesto Cardenal, el cual se realizaba en el salón parroquial de una comunidad eclesial de base en la zona sur de Santiago de Chile, a principio de los años `80. Leamos en silencio: “Quizás la muchacha a quien estaba dirigido ese texto, / nunca supo de este acto heroico de su poeta enamorado. / Quizás si lo supo y desde la clandestinidad lanzó unos claveles / rojos como agradecimiento, como una señal contestataria que seguía / en pie su compromiso social y que no había camino de regreso, / como diciendo (en esos otros lenguajes): no estoy enamorada / de un solo hombre, sino de todos los hombres. Realmente no lo sé.”

Así es la poesía de Becerra, de Gustavo Adolfo Becerra; una muchacha que lucha por un mundo mejor, enamorada de todos los seres humanos de la tierra.


Talca, Otoño de 2015.



 



 

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(Meditaciones en el bosque de la hoja seca)
de Gustavo Adolfo Becerra. Ediciones Cuatro Puntos, Santiago de Chile, 2012, 276 páginas.
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