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Segunda serie de poemas

Boris Iván Lavín




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La voz de afrodita

Tu voz es tan delgada en sus pájaros
Tan fina en su brisa de nebulosas
Tan simple como el hueco de un abrazo

Tu voz llega hasta los barcos de mi corazón
Y coloca una flor sencilla y sola
En el amanecer de mi boca.

Tu voz tan larga y tan corta
Desgarra y limpia mi oído
Inaugura la luz de un niño en mitad del mar
Lanza estrellas al universo de mi nariz

 

Es lenta y dulce
Como  el vientre de una madre
Es sola y profunda
Como la lluvia de las despedidas
Es el primer y el último soplo del mundo

Tu voz tan sencilla como el trigo
Pero tan alta como una caricia
Cuando la escucho ya no soy
Mi cuerpo se adelgaza
Hasta volverse un murmullo
Y todo se hace transparente
Como una mirada detenida en la eternidad.

 

 

Una fiesta en tu oído

Las alas de mis labios
Se despliegan en el cielo
Suspendido en tu ojo.

Las gaviotas de un recuerdo tuyo
Crecen en el horizonte de mis manos
Y luego vuelan a las estrellas de mi  frente

Tu alma es lenta y profunda
Como el horizonte del albatros
Tu respiración abre los túneles de la alegría
Y tu boca germina en los peces del amanecer.

Cada uña tuya
Es una columna que sostiene planetas
Cada ojo tuyo
Es una galaxia floreciendo en mi frente
Cada mano tuya
Es una tormenta de arena
Que construye pirámides en el desierto.

Cada cielo que lanzas en una flor
Cada pensamiento que cuelgas en las nubes
Cada Sol que colocas en las ventanas del infinito
Son fiestas en la cumbre de mis pestañas.

Cada lágrima tuya es transforma en un hilo
Que teje mi alma con polvo de luciérnagas

Quisiera ponerme un collar con las perlas de tu sangre
Quisiera ponerme el sombrero en el que sueñas
 los pies que caminaron tus noches interminables
y los anteojos que miraron las abejas de tu cintura.

Tu corazón es un águila que estalla en la boca de un cometa.

 

 

El sonido misterioso

La caída lenta de la Luna en los mares del Artico
La lluvia tan sola en las llanuras del ojo
Los laberintos de la arena del desierto
Los muros interminables de la Alhambra
El Sol floreciendo en los jardines del Cairo
Las noches altas de Venecia
El temblor de una lágrima en un violín
El viento que sopla en el abrazo de los amantes
Las ciudades que coloca la luz en el trigo
Nada es tan bello como tu voz que no puedo comprender
Que no alcanzo a comprender.

 

 

La casa del búho

Quisiera tomar tu corazón en mis manos
Llenarlo de murciélagos y barcos
Llevarlo a un jardín
Sembrarlo, regarlo con el polvo de la  Luna
Con la lluvia de mis uñas
Con los soles de mis ojos.

Y crecería lleno de estrellas
Sus frutos serían gaviotas de luz
Las águilas descansarían en sus ramas
Los ancianos dormirían bajo su sombra
Los búhos que conocen el tiempo
Tendrían su casa en tu corazón

Y yo lo vería cada mañana
Crecer en el jardín de mis pulmones.

 

 

La nariz

Hoy vino tu nariz a visitarme
Se sentó a la mesa
A comer junto a mí
Y me dijo que venía
A llevarse los olores de mi casa
Tomó el aroma del fuego
El de los tulipanes de mi nacimiento
El de la lluvia germinando en los tejados
El de la Luna temblando en mi vaso
El de mis pies flotando en el tiempo
El del azul del verano vibrando en las uvas.

Todo se lo llevó,
Hasta el perfume de la vida
Y tu nariz sonreía y volaba enamorada
Oliendo los árboles de mi alma.

 

 

La campana

Tu cerebro es una campana
Que golpea lentamente
Suave y sencillamente
Dentro de mi cerebro

El primer golpe y brota una flecha de trigo
El segundo golpe y aparece un durazno azul
El tercero y vuela un albatros de agua
El cuarto y se forman galaxias alrededor de una abeja
El quinto y tiemblan soles en el fondo de una lágrima
El sexto y sube la lluvia a las cumbres de un limón
El séptimo y la nada se voltea sobre sí misma
Y aparece el ojo de la Luna
El octavo y vuelan fantasmas alrededor de una manzana
El noveno: tu y yo nos fundimos en un grano de arena.

 

 

Tus ojos

En tus ojos se inaugura el mundo
Yo nazco en ellos
En tu ojo izquierdo me salió el primer diente
En tu ojo derecho me crecieron los pies

Son tan altos como el Sol en una paloma
Tan vibrantes como un vaso en la boca de Dios

El túnel de tus ojos
Se extiende hasta las playas de la luz
Hasta las águilas donde floreció la eternidad.

Yo entro en ese túnel
Y mi cuerpo se disuelve
Transformándose en un viento de flores
En un río de barcos incandescentes.

 

 

Tu rostro en el humo

Vi tu rostro en el humo del horizonte
Giraba, ascendía lento
Como el viento en la rosa.

Veo tu rostro en el tiempo suave del limón
En la luz que teje la Luna sobre los tejados
En el mar de un escarabajo
En los barcos de una araña.

Siempre está ahí,
Profundo y solo como un naufragio
Entregándose a mis labios
Como una montaña a las nubes.

Es un pingüino de la mañana
Un grano de arena transformado en un albatros
Un piano que suena como un cometa
Una lágrima que cae en el desierto.

 

 

Tu risa      (Dedicado a Pablo Neruda)

Quítame la arena lenta de una caricia
La luz aleteando en el colibrí
La espuma detenida en la manzana
La cascada de estrellas en tu alegría
La aguja solitaria de la espera
El mar diminuto de una abeja
La sombra de un cóndor en medio del mar.

Quítame la lluvia de tu piel
El silencio de una araña frente a la Luna
La estrella detenida en el mosquito
El sol de oro de tus pestañas
Pero no me quites tu risa
Las alas interminables de tu risa
Que crearon los ríos de la paloma
Y el reloj eterno de las nubes.

 

 

La montaña

Ascendí la profunda montaña
Y encontré tu nariz en el aire
Baje al río de mi niñez
Y encontré la espuma de tus labios

Entre las piedras apareció tu reposo
En la espalda del amanecer
Se dibujó tu cintura y tu respiración

El temblor de una hoja
En el árbol más antiguo
Era el temblor de tu mirada

Frente al mar amaneció en tu pelo
Frente al Sol germinó tu rostro
Junto a la lluvia se disolvió tu piel.

 

 

Tu ausencia

Hoy ha llegado tu ausencia
Y ha tomado la casa.
El hueco de tus manos
Palpita en todas partes
En el humo de un colibrí,
En el fuego del atardecer,
En la Luna del espejo
o el viento de las corbatas.

Tu ausencia es una boca negra
Vacía y sola
Que se ha bebido toda la vida
Y ha dejado desnudo a mi esqueleto.
Ha entrado
En el silencio suave de las uvas
Ha terminado
Con el Sol lento de mis pies.

Soy absorbido por tu ausencia
Reducido al polvo de tus uñas
Elevado a las nubes de tu frente
Transformado en el hueso de tu alegría.

 

 

La espera

Aquí estoy, palpitando
Sintiendo el aire delgado de tu cuerpo
Esperando el barco de tu abrazo.

Aquí estoy, germinando
Entre tus cartas y una paloma
En medio de la muerte que se dilata en mi cama
En medio del agua de tu espalda.

Sigo esperándote
Aguardando tu río de semillas
Creciendo en el mar de tus párpados.

Yo no sé cuando llegarás
En qué estación de la luz
En qué lago de miradas
En qué águila de tu pelo.

 

 

El místico

Te hablo a ti
El de los ojos que se multiplican como navíos
El de la lengua de estrellas
El de manos de polvo y sombra.

Miro como depositas el Sol en un durazno
Como cantas en una supernova
Abres los brazos en una paloma
Te detienes en la roca
Brillas en el trigo
Asciendes en la explosión del capullo.

Los ríos de tu sangre hicieron las uvas
Que crecieron en las cumbres del insomnio
Las gotas de tu rostro se congelaron en el tiempo
Que extendió su cuerpo en medio del mar

 

La lluvia abrió sus cajones
Para que el hombre colocara sus recuerdos.

El pasto puso a ondear sus banderas
Para que el Sol desfilara hasta el infinito.

En el vientre del agua depositaste la semilla
De una gaviota y una galaxia

En la flor del horizonte pusiste la eternidad
Y las ciudades de la espuma.

En las arenas del desierto
Cantaron las salamandras y las cigarras
Los dedos de una nube
Tocaron el piano de la luz

En la cruz germinó la flor de la eternidad
Y en la sábana santa apareció la sangre de un colibrí.

 

 

La tarde de Mixcoac

A la tarde le ha nacido un durazno
Y a la nube le ha nacido un geranio.

Los días se caen en los tejados
Que germinan como montañas
Con el agua de una avispa
Se baña el horizonte

La calle asombrada se asoma y respira
En los pies del moribundo.
Las panaderías brillan como el océano
Que tiembla en las manos del poeta.

Las largas filas de pasajeros
Esperan la  caída de una estrella
Los gatos abren la boca
Para comerse la noche.

 

A una mosca le ha brotado la Luna
Una ventana ha dado a luz al crepúsculo
De un mosquito cuelga la telaraña de la lluvia

Solitario en la cumbre del mundo
Un colibrí se viste con las estrellas.

 

 

Desde el avión

Ha salido de la Luna un pájaro
Y de la nube una llanura.

Ha subido desde el mar una flor
Y el cielo ha caído desde un colibrí.

A una araña le ha nacido  la noche
A una cigarra le ha brotado el desierto.

La lluvia es la pupila de Dios
La montaña es la sangre del Sol

Hay llanuras en la piel de un lagarto
Estrellas en el pelo de un durazno.

La muerte teje los hilos de la piedra
Un barco navega en los ojos de un gato.

 

 

La noche de la Isla

Lento y profundo
Cae el horizonte en los tejados
Y cae la noche en la araña.

Gotea la Luna desde un campanario
Y al caer se vuelve un escarabajo.

El cielo abre las puertas de la piedra
Que reposa solitaria en el origen del tiempo.

Un perro corre en mitad de un recuerdo
Y una estrella se pone a vivir en una ciruela.

Una calle vibra en una avispa suspendida
En las banderas del aire.

A un grillo le ha salido una tormenta
Que sacude las horas del insomnio.

 

Abre las alas una sombra en el muro
Y asciende al cristal de la muerte.

 

 

El mar

Cada persona que lleva el horizonte en los ojos
Recuerda alguna vez el mar

Si te sientas lo haces en el mar
Cuando escribes lo haces en el mar
Cuando sueñas o lloras,
Si caminas en el bosque,
 O miras una luciérnaga,
o  arrullas un niño,
O tocas la llanura de una mujer
Siempre está el mar presente
De algún modo, en algún latido del mundo
En alguna oreja de las estrellas.

 

 

La clase de geometría

¿Qué es un círculo?
Algo que empieza y termina en sí mismo
Siempre está empezando
Siempre concluyendo.
Sube y baja sin moverse
Sencillo, limpio y solo
Como un cometa en el ojo.

Vacío y lleno
Como un vaso atravesado por las estrellas

Solitario  y total
Como una puesta de Sol antes de morir.

Se explica a sí mismo
Se mira a sí mismo
Se consume a sí mismo
Se abraza a si mismo.

 

Está y no está simultáneamente
Es y no es ante mi mano
Habla y se calla frente al mar.

 

 

El viaje

¿qué es una línea?

El profesor la  dibuja en el pizarrón
Y no sabe que esa línea
Rebasó los umbrales del tiempo
Viajó al final de la lluvia
Visitó las cuevas de una hormiga
Subió con el Sol del mar rojo
Atravesó la mirada de Egipto
Sopló en las cumbres de Siberia
Bajó a las llanuras de una mariposa
Abrió los cofres de la frescura
Colocó un grano de luz en la uña de un anciano
Y finalmente regresó al salón de clases.



 



 

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Boris Iván Lavín