Por
Carolina Andonie Dracos
En
Blanes (España) hace un calor sofocante y el estudio de Roberto Bolaño
no tiene aire acondicionado. Este escenario hace más tediosa la tarea
de lidiar cada día con las mil páginas que tendrá su próxima novela
"2666", cuyo título amerita "una extenuente explicación".
.Ya en la cuenta regresiva para la entrega del
Premio Nacional de Literatura nadie se exime de aportar su granito de
arena en términos de dimes y diretes.
El que
calla, otorga
.A
Roberto Bolaño el tema no le va ni le viene, pese a que la crítica lo
considera una de las grandes voces narrativas del momento, ganador del
Premio de Novela Romulo Gallegos, que en una ocasión señaló: "Me
encantaría que en Chile me quisieran y no salieran imbéciles diciendo
que no soy chileno. En ese sentido no me deja indiferente una buena
crítica, pero tengo la piel dura y sé aguantar golpes".
.Con todo, el asunto del mayor galardón
literario nacional no le quita el sueño.
"No estoy nominado al Premio Nacional. La
verdad es que una vez dije lo que pensaba de Skármeta y de Isabel
Allende, en tanto escritores. Si debo optar entre él y ella, me quedo
con la Allende, pero escogiendo entre la espada y a pared. No me
parecen candidatos muy representativos de lo que puede ser la
literatura chilena, lo que alguna vez fue o pretende ser. Ni uno ni
otro han hecho demasiados esfuerzos por hacer literatura", asegura el
literato.
"Como esto parece ser una
especie de elección en medio de una tribu de caníbales, hay que
escoger el menos malo, por ello me quedo con la Allende antes que con
Volodia Teitelboim. ¿Qué obra de este último tiene un cierto valor
literario? Más bien, con su actitud dogmática, ha sido un genio -hablo
del Volodia joven- de la antología famosa, pero claro, no vas a estar
toda tu vida con una obra que hiciste a los 20".
-¿Considera que este Premio ha adquirido un descarado tinte
político?
"Me parece nefasto, pero no es más que gente que está
escupiendo al cielo. Lo único que está haciendo Zurita es aumentar un
cierto desprestigio, porque sí se mereció el Premio Nacional, pero su
actitud actual, que apunta a la de un burócrata, a la de un
funcionario, además, "cahüinero". Supongo que debe ser propio del
masoquismo de Zurita, ampliamente demostrado".
-¿Qué pasa con su producción?
"El Premio nacional me
las trae flojísimas, no me interesa enlo más mínimo. Hay dos poetas
grandes a los que leo y releo: Enrique Lihn y Jorge Teillier y no
obtuvieron el galardón. No haré ningún lobby para que me
postulen".
-Muchos críticos valoran "Los detectives salvajes" y su
injerencia en México, donde se hablaba de las cosas que decía "el niño
Bolaño".
"El niño" Bolaño en 2003 cumple 50. Lo que se diga de
mi obra en México me tiene sin cuidado. Ahora me están traduciendo en
Francia, Suiza, Alemania, Italia y si me preocupara de lo que dicen
dejaría de escribir. Mi último viaje fue a París, donde se publicaron
tres novelas mías de un golpe, que tuvieron una acogida crítica que no
me esperaba. Aparecí en la portada del suplemento cultural de Le
Monde. Me da vergüenza porque a Hans Georg Gadamer, un intelectual al
que adoro, sólo le dieron una reseña.
-¿Qué viene ahora?
"Esta novela larguísima, una obra
monstruosa, que da para todo. A veces me preocupa la recepción del
público ya que es un salto al vacío, porque la apuesta es muy alta.
Tiene que ser con una estructura novedosa, los argumentos siempre son
los mismos, pero la estructura condiciona la prosodia y eso es
realmente una pesadilla".
en El Mercurio
10 de agosto de 2002