María Luisa Bombal:
A lo que temo es al olvido
por Sara
Vial
...En estos momentos, en que
nuevamente se habla de proyectos de películas sobre María Luisa
Bombal, en que día a día aumentan los alumnos universitarios que la
eligen como motivo central de sus tesis; en que, misteriosamente, a 21
años de su muerte, se sigue hablando de ella, recordamos con emoción
esa frase suya, surgida entre tantas que intercambiamos en Viña del
Mar, a su regreso definitivo a Chile, el año 73:
...A lo único que temo es al
olvido. ¿Crees tú que me olvidarán?
...Con Orlando Cabrera Leyva,
periodista y poeta nacido en Valparaíso, que era en ese momento
director del Suplemento Cultural de La Nación, nos habíamos propuesto
que ello no sucediera. Ingenuamente creíamos que era posible que Chile
le entregara ese postergado y paradójico Premio Nacional. Y juntos
iniciamos lo que se iba a extender como una extensa campaña en la
prensa nacional.
...Como si surgiera de la
nada, veo las grandes letras de aquella crónica que titulé Magia de
María Luisa Bombal y que él nos publicó en dos amplias páginas, con
grandes y hermosas fotografías de juventud que más tarde se
reproducirían en diarios y revistas.
...Conservadas muchas de ellas
por su madre en la casa de dos pisos, vecina al estero, en que Blanca
Anthese de Bombal vivía, llegó un día, curiosamente, con varias de
ellas a mi casa, incluyendo una que se publicó en el diario Los
Tiempos, cuando fue candidata a un concurso de belleza. Guárdamelas
tú, me pidió, sé que las pondrás cerca de una planta y será como si
prosiguiera viva... Tú sabes, ¡le temo tanto al olvido!
...Luego agregó, como si
hablara consigo misma: Ya ves, en todo el tiempo en que he estado
fuera de Chile, se puede decir que me han olvidado. No a mis obras,
que les parecen escritas por otra persona. El otro día una señora muy
elegante me dijo: Pero... ¿es que usted no se había muerto?
...Estoy viéndola, con su
chasquilla ordenada, el cabello recién teñido castaño y una expresión
que se fue convirtiendo, de pena, en sonrisa.
...Qué vieja más bruta, le
dije, sabiendo que era lo que más le gustaría oír. ¡De dónde sacó
semejante cosa? Nadie piensa eso. Los diarios han anunciado tu llegada
de Buenos Aires y si no salen más entrevistas es porque tú te
escondes...
...¡Es que les tengo pánico
a los periodistas!...
... Tendrás que
perderlo.....
...¿Pueden haber pasado 21
años de su triste muerte en una sala vacía de hospital, la muerte
solitaria de la que pareció querer huir siempre, verificada a las
cuatro y tanto de la mañana, cuando llegó la enfermera a
verla?
...Y hoy día , María Luisa, ya
lo ves. Todos hablan de ti.
...Antes de evaporarte de este
mundo, tuviste la alegría de leer las encuestas en la prensa, en donde
todos, escritores y críticos, te daban como la segura ganadora. Chile
te recordaba por fin. Cundían las invitaciones a las universidades.
Borges llegaba desde Argentina para presentar un libro tuyo. Y tus
amigas escritoras, la poetisa Isabel Velasco, la escritora María
Urzúa, y yo misma, nos multiplicábamos para facilitar las entrevistas,
las charlas, tu presencia entre la gente, y los premios que empezaron
a llegar, desde esa medalla de oro que te dio Valparaíso, hasta el
librito de oro que te dio Santiago. Y tu discurso en la Academia de la
Lengua, y tu Historia de María Griselda, inédita en Chile publicada
primero en Quillota, luego en Valparaíso y ambientada en los follajes
húmedos del Sur de Chile.
...¡Y la respuesta de la
crítica, desde tu admirativo y fervoroso Alone, a Enrique Lafourcade,
Ibáñez Langlois, Guzmán Cruchaga, Fernando Durán, Arturo Prat
Echaurren, nieto del héroe (y ex novio tuyo), Manuel Peña y Victoria
Pueyrredón en Argentina, y tantos, tantos más!
...Y ahora. Obras de teatro,
libros, ensayos, películas.
...No era el olvido para ti,
María Luisa, ni para tu literatura diáfana y precursora.
...La negación de ese premio
fue quizás el broche tenebroso de una vida atormentada, que supo de la
gloria y el drama, pero no fue capaz de condenarte al olvido. No
fracasaste tú. Fracasó él.
...Los enamorados siguen
buscando tus libros. Los jóvenes siguen tocados por tus relatos en el
centro de su corazón, como soñabas. y más allá de las interpretaciones
sociológicas, que nada tienen que ver con la poesía, tu obra sigue
enseñándonos la magia de este mundo y el otro, la que llevamos dentro,
la que descubrimos en un papel en blanco, en donde tu pequeña letra
sigue escribiendo para siempre.
La Segunda
Jueves 8 de marzo de 2001