DIARIO DE LAS ESPECIES
Claudia Apablaza /
Jus, 2008 /
154 páginas
Cabeza de teclado
Por Artemio Echegoyen
La Nación.
Sábado 27 de junio de 2009
En la mitología abundan las metamorfosis: humanos que se convierten en animales, por ejemplo. La novela "Diario de las especies", de la chilena Claudia Apablaza, intenta al parecer una comunión de las identidades humanas con un ave migratoria. Pero antes de semejante epifanía, presenta un extenso diálogo entre blogueros, en que la protagonista cifra quizás una gran esperanza: escribir una novela. Antes que nada, ella ha dicho: "Apenas llegué a Barcelona olvidé qué es escribir una novela, entre otras cosas". Huía de Santiago de Chile, pero al iniciar el diálogo bloguero se sumerge en su propia biografía en progreso: tal vez pretenda teorizar, opinar, evocar, pero en realidad está describiendo su propio presente. "Mis neuronas sólo funcionan al ritmo de la lectura y la escritura", reconoce ella. Es una escritora que intenta reconstruirse, y para eso dice cosas como "Viajé a Barcelona tal vez para estar más cerca de Vila-Matas, de algún escritor de mi biblioteca". Mimesis y diferenciación. Menudo caldo de cabeza.
Un tal Limítrofe discute con A.A. (narradora-protagonista) sobre Ricardo Piglia, Carlos Germán Belli y las vanguardias. Otros participantes son Investigador 1 ("Señorita, con gusto le ayudo a buscar técnicas de reunión de su biografía. ¿Le enseño? Sé de técnicas a corto plazo") y GatoBiográfico, quien elabora unas nociones acerca de Witold Gombrowicz. Investigador 1 se había confesado eróticamente conmovido por la imagen de A.A.; ella tiene algo muy decidor en sus pechos.
Sudaca, Anónimo, JoséDonOso, SadeMarquez: diversas voces revelan preocupaciones literarias y temores de exclusión (en los que se funda toda literatura). Más adelante, luego de intrincados diálogos, Anónimo, también obsesionado con Vila-Matas, señala: "Vuelvo a Vila-Matas. A pesar de que él tiene una mujer muy bella, una tarde soñó con una mujer desnuda y se corrió en sus pantalones. A todos nos sucede. No tengo muy claro si Jodorowsky también estaba en ese sueño ( )". No lo tiene claro, y por ende suena chileno. ¿Es Anónimo un chileno? Usa jerga española para el sexo, pero pese al temor a la exclusión y al sudaquismo que otros expresan, podríamos decir que las nacionalidades son irrelevantes: aquí el tema es qué significa ser escritor y estar vivo.
Otro autor recurrido en su figura paramítica es Bolaño. Todo este universo mental parece fuertemente influido por las idolatrías de Cataluña. La narradora busca ser persona. Le saldrán plumas en el empeño. Esta es una novela intelectual y especular, difícil a su modo: no para cualquiera, y llena de apuntes, alusiones e ideas culturales.