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Para un cuerpo perdido
Poesìa de Christian Anwandter, (Ediciones tácitas, 2008)
Por Ernesto González Barnert
Christian Anwandter (Santiago, 1981) nos entrega un libro que revela oficio, buena técnica poética, claridad conceptual. Sin duda, cosa que se agradece en estos días. Perdón, lo que se agradece es, en realidad, la perseverancia de éste joven poeta de no claudicar frente a la voz facilista y superficial de lo que sale, del todo vale, todo va sin diferenciar ni escoger, del escribir mal como un valor en sí, ya que un sentimiento común no es el sentido común y porque en el mundo actual hasta el destructor de valores se ha convertido en un burgués más. Suma a la lectura de este poemario la edición limpia y cuidada de Tácitas.
Por otra parte, destaca al terminar la lectura de “Para un cuerpo perdido” que no es un libro que agota su lectura en el tópico amoroso del cuerpo perdido, sino que es también su asentamiento en el “arte entre las artes” del propio autor, su eco desde y contra ese embotamiento con que los hombres esconden su propio vacío y donde es posible también leer sin aspavientos esa sensación de malestar, desconexión y tristeza tan comunes a nuestra juventud y adultez… todo esto escrito con sostenida y justa distancia afectada, con la gracia de ser todavía capaz de internarse en una retórica conocida y sacar fogonazos de verdad y belleza, sutileza y resplandeces del vivir. Procurarnos una poesía con diversas capas de lectura, ambigua aparentemente, pero que como todo arte bien escrito, es porque sabe velar los valores y las pasiones en los que cree como autor.
La poesía es lo que un hombre hace con su soledad (Whitehead). Y a este libro le calza como anillo al dedo tal versión. Sin duda, el autor capta que escribir poesía es dar cuenta de nuestra conciencia personal. Evidentemente en retroceso. Negada, asechada, golpeada por el ruido de fondo, la distracción y los asuntos de interés público. Pero también es un ponerse a prueba para saber hasta donde uno puede llegar. Y creo que Christian Anwandter puede más. Con todo lo difícil y impreciso de mi afirmación dado ya el alto nivel donde despierta y avanza este poemario.
Un libro que hay que leer como tantos otros libros para mantenerse atentos frente a la cultura oficial, esa que celebra la simulación y las máscaras que no cubren nada y los sistemas de comunicación que no tienen nada que decir o escurren el bulto rascándose donde no pica.