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"Poesía
chilena/latinoamericana del tercer milenio
o ¿cómo escribi(re)mos la globalización?" (1)
Por Javier Campos
Fairfield
University.
Estados Unidos
"Cuando en 1998 Clinton estuvo
en África, visitó una
remota región de aquel continente y urgió a las autoridades
de la escuela local que ella debería estar conectada al Internet
para beneficiarse de la información global. Sin embargo, el
presidente de Estados Unidos ni se dio cuenta que todo el
pueblo allí carecía de luz eléctrica".
http://www.thenation.com/issue/000508/0508cumings.shtml
"Todos los poetas (jóvenes) demuestran
que son bacanes
pero no son renovadores. En general hay puros
egocentrismos. El mundo de los poetas jóvenes sigue
completamente alejado de la realidad."
(Piero Montebruno, poeta joven chileno)
Para algunos de los más destacados estudiosos de la cultura
nuestra del fin y principios del milenio -Nestor García
Canclini, Jesús Martín-Barbero o Fredric
Jameson- lo que el planeta vive en estos momentos es lo siguiente:
"Estamos en la etapa multinacional del capitalismo tardío
donde la globalización es su motor intrínseco y que
asociamos, nos guste o no, con el llamado postmodernismo". Luego
se afirma, "... a la globalización hay que considerarla
como un concepto comunicacional en cuanto a que trasmite significados
culturales o económicos... estamos en un período donde
más que nunca existe una extensiva comunicación global
dada la impactante renovación en las tecnologías comunicacionales
de todo tipo". (2)
No
es un azar que el pensamiento de los antes citados ensayistas esté
conectado, directa o indirectamente, con un reciente artículo
del crítico chileno Grinor Rojo sobre la actual poesía
y producción artística chilena. Rojo proponía
que en el momento de esta fase del capitalismo transnacional y globalizado
al poeta le correspondería ser un elemento de contradicción.
El que ocupara los espacios que la lógica del capital quiere
apropiarse para sí. Al poeta le cabría agudizar las
contradicciones de esta etapa del capitalismo latinoamericano y no
acomodarse a la lógica del mercado como ha estado haciendo
cierta narrativa y ciertas artes visuales. (3)
Puede que tal propuesta y reflexión - pedirle al poeta que
se comprometa con los tiempos que corren- suene a un viejo y añejo
realismo-socialista. Eso puede ser muy cierto desde la perspectiva
de los postmodernos más fundamentalistas quienes asumen que
estamos viviendo nuevas condiciones como por ejemplo, y dentro de
las mas recalcadas, (1) la caída de las ideologías,
(2) el fin de la historia y (3) la muerte del sujeto romántico.
Respecto a este sujeto romántico, ciertamente emparentado con
el propio poeta en tiempos muy lejanos -dicen estos postmodernos ortodoxos-
fue por cierto aquel de la rebelión personal pero hoy
ha sido reemplazado definitivamente por un protagonista neutro y contemplativo
porque de nada hay que rebelarse ya que estamos ante una uniformidad
mundial lograda por el mercado y la cultura digital-visual
(dominantemente norteamericana) que ordena todo el planeta.
Sin embargo, la preocupación del crítico Grinor Rojo
es apropiada. Quién sabe si es la única propuesta posible
para que no toda nuestra creación artística se
venda al mercado como cualquier producto globalizado (¿será
posible eso?). La tesis suya se suma a la de muchos que en América
Latina ven con preocupación los rumbos que ha ido tomando una
abrumadora literatura "ligth" avenida muy bien a las demandas
del mercado. Es decir, la que se consume y luego puede olvidarse para
siempre. Recientemente, hasta el mismo Mario Vargas Llosa,
ferviente simpatizante del neoliberalismo global, y a quien la literatura
"light" no le entusiasma para nada, afirmaba que "la
literatura no es una actividad gratuita sino que es una forma de acción,
un compromiso social, político y moral." (4)
A la literatura "light" se la considera como un arte que
no intenta esforzarse artísticamente ni construir una imaginación
critica, especialmente en estos momentos de neoliberalismo desatado
que inserta las economías nacionales/transnacionales a los
mercados globales dejando la cultura en América Latina a la
deriva. Puede que aquella cultura -como se la ha entendido desde la
concepción Estado/Nación- perezca o se desmorone para
siempre con la globalización. O quizás deba adecuarse
finalmente a las leyes del consumo, a la oferta y a la demanda, en
una cultura otra de la que aún no sabemos pero que no hay que
ser demasiado sagaz para verla privilegiada según la nueva
lógica del mercado. Mario Vargas Llosa define tajantemente
esa literatura "ligth" como "...una literatura de entretenimiento,
que no desarrolla el espíritu crítico de los lectores".
El crítico comunicacional argentino Néstor García
Canclini dice algo muy parecido: "Hay equivalentes ahora
a lo que fue Cortázar en los 60, 70, pero también uno
observa que el impacto del mercado sobre la literatura y otras artes
ha sido importante para reformular los proyectos intelectuales y artísticos.
(5)
En este nuevo contexto bastante desalentador para la producción
artística - o más bien para la difusión de lo
que a la lógica del mercado no le interesa mucho- quiero referirme
a lo que están escribiendo los narradores y los poetas más
jóvenes de Chile, que a su vez representaría también
lo que están escribiendo otros jóvenes del continente.(6)
Sobre estos últimos, me detendré en poetas chilenos
entre las edades que, en estos momentos (año 2000-2001), van
desde los 22 a los 39 años. Es decir, los que nacen entre 1963
y 1976. Y con esta selección de fechas y años -y quiero
aclararlo desde ya- no intento seguir para nada una metodología
"generacional" sino que apunto a datos estadísticos
a la vista. (7)
Todos estos novísimos escritores eran niños (tenían
entre uno y nueve años de edad) cuando ocurrió el golpe
militar chileno (1973) y del cual poco saben al llegar a su adolescencia.(8)
La mayoría tiene entre 11 y 19 años cuando en 1989 comienza
la apertura democrática. En ese mismo año sólo
una minoría de ellos está llegando a sus 25 años
pero todos crecen y se educan en un país y continente muy distinto.
Y en un sistema económico inédito. Todos por igual,
sin embargo, son hijos de la revolución digital o de la nueva
cultura de la imagen que en estos momentos ningún país
del planeta puede escaparse. Los artistas jóvenes crecen atados
-para bien o para mal- a esa cultura virtual. Las ciudades de América
Latina ya no son las mismas, pero tampoco son idénticos sus
sectores. Se levantan lugares similares a las bellas ciudades iluminadas
del Primer Mundo, llenas de productos y entretención urbana
que fascina con su neo-belleza visual. Pero emergen también
otros lugares tal si fueran raros países dentro del mismo territorio:
abismalmente lejanos de la Megápolis nacional/transnacional.
No es raro asumir, dada una cierta unificación global y neoliberal
del continente actual, que las preocupaciones de estos jóvenes
escritores, en cuanto a sus temas recurrentes, referentes fijos e
influencias, sean mucho más comunes y similares que
hace 30 años atrás cuando el sentido de La Nación
era más penetrante que ahora. Y es que hace 30 años
atrás no existía la caída del socialismo del
Este europeo ni existía la expansión en el comercio
y la transferencia de capital, trabajo, producción, consumo,
información y tecnología cibernética y digital
en proporción global nunca antes vista desde la llegada de
Cristóbal Colón al Nuevo Mundo. Es decir, asumimos en
el análisis y la lectura de esta parcial y joven poesía/narrativa
chilena/latinoamericana (porque la abundancia de poesía escrita,
por ejemplo, es tan grande que se hace imposible para un crítico
recoger todo aquel material) (9) que
ellos, más que nunca, se entrecruzan porque todos están
viviendo en similares circunstancias históricas, económicas,
políticas y culturales nuevas desde Río Grande hasta
Tierra del Fuego con la excepción (pero relativa) de Cuba.(10)
En este contexto global señalado, los poetas y los narradores
jóvenes de nuestro continente se asemejan PERO -y esto es lo
curioso y lo interesante que deseo subrayar- NO van a proyectar necesariamente
una misma realidad de fin y principios de siglo. Unos los harán
visiblemente criticando o asombrándose de la globalización;
otros se replegaran o a un lejano pasado o se sumirán en un
lenguaje hermético. Y esto ultimo parece ser recurrente en
los poetas jóvenes del tercer milenio.
Por
ejemplo, y en el caso de algunos narradores jóvenes, ellos
han comenzado a reflejar con mucho más interés que los
poetas las tensiones sociales, culturales, o al menos la atmósfera
global fragmentada que vivimos y que a las puertas del nuevo milenio
adquieren más que nunca una similaridad casi uniforme en América
Latina si aceptamos que la globalización tienden a uniformar
el planeta bajo unas mismas pautas culturales y consumistas. Una muestra
de esto es el cuento del colombiano Santiago Gamboa (1965),
"La vida está llena de cosas así", aparecido
en la antología llamada McOndo de 1996 y editada por
Alberto Fuguet. Es un cuento que perfectamente puede ser "universalmente"
entendido en cualquier país del continente sin grandes explicaciones
regionalistas. Tampoco nos asombra en el relato de Gamboa sobre los
desequilibrios sociales descritos allí que vienen a ser una
pauta común en casi todas las ciudades latinoamericanas donde
para nadie es un asunto extraterrestre las divisiones abismales que
posee la nueva Megápolis, incluso en propias regiones del interior
de cualquier país. Pero el cuento de Gamboa nos retrata la
ciudad latinoamericana de este fin de milenio y la que se avecina
en el tercero. La que está ahora dividida abismalmente entre
un mundo que la conecta a los privilegios de la globalización
pero a su vez la desliga para siempre de otros múltiples submundos
que la nueva ciudad contiene. Submundos de la más profunda
miseria. Lugares en ruinas con gente pululando como mendigos medievales
y bombardeados por el desamparo. (11)
Otro ejemplo de esta referencia a la globalización, en un
narrador no tan novísimo, es la reciente novela del escritor
argentino Mempo Giardinelli (1947), El décimo infierno
(1999). En un momento de la narración, casi al final de la
novela, mientras el personaje huye con su amante, ellos deben cruzar
en un botecito hacia Paraguay por el río Paraná (estamos
en la región de El Chaco). Es claro que Giardinelli reprocesa
toda aquella atmósfera, pero desde este fin de siglo, que en
otro contexto histórico también nos relató Horacio
Quiroga de esas mismas regiones. Pero el personaje de Giardinelli
, sorpresivamente, y en las mismas orillas del Río Paraná,
saca de una bolsa que lleva consigo... ¡un teléfono celular!
Este aparatito de alta tecnología da vuelta la novela, la narración
toda, en 360 grados. Estamos ante una historia contada desde una perspectiva
premoderna, en cuanto a las relaciones hombre-mujer, la atmósfera
pueblerina y la incorporación de una naturaleza quirogiana
de El Chaco. Pero lo que la novela problematiza desde un novedoso
ángulo imaginativo, y desde este fin de siglo, es la globalización
fragmentada de todo nuestro continente por aquel simple detalle: la
aparición de un maravilloso teléfono celular en las
mismas orillas del Paraná. Detalle que se entremezcla con unas
relaciones melodramáticas cercanas tanto al "thriller"
como a la telenovela latinoamericana actual o a cierto cine de la
frontera mexicana-norteamericana.
Sobre
poesía chilena desde 1960 a 1987, aproximadamente, hay una
suficiente bibliografía así que me detendré en
la más reciente promoción de fin de este siglo y principalmente
en dos recientes antología. Una con 14 poetas antologados (tres
son mujeres) en Internet en 1999, Una muestra de poesía
joven. La otra es Poesía chilena de fin de siglo
(Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1999) que agrupó
a 28 poetas (sólo cuatro son mujeres) editada por Francisco
Vejar. Los 36 poetas tienen, como señalé antes,
entre 25 y 39 años. En nada se relacionan estos poetas jóvenes
a la generación previa, la de los 80. Por ejemplo, nada tienen
de poetas testimoniales (como lo era la mayoría de esos poetas
sudamericanos de hace dos décadas); tampoco son neovanguardistas
(al estilo de Raúl Zurita); escasamente hay una preocupación
grupal por la cultura de la imagen (como ya lo hicieron Alexis
Figueroa (1956) y Egor Mardones (1954) desde mediados de
los ochentas) (12) . Por esta ausencia
temática -la cultura de la imagen- están totalmente
desconectados de la narrativa "macondista" que privilegia
el mundo virtual y el neoliberalismo maravilloso que nos impone
la globalización fragmentada y que disfrutan de verdad, como
ya se sabe, los más integrados. Estos poetas son dominantemente
elitistas en el trabajo de su lenguaje poético, es decir son
parientes de una sola tendencia de las variadas que hubo entre las
jóvenes promociones poéticas latinoamericanas a partir
de la Revolución Cubana. Para nada les interesa ni la antipoesía
ni menos la poesía conversacional, esas dos tendencias que
fueron tan dominantes dentro de la ya estudiada heterogeneidad de
la poesía latinoamericana de los 60 y los 70 y dentro de los
variados rumbos que tomaron sus discursos, tales como:
La crisis del idealismo romántico;
la transición entre el sicologísmo y el sociologismo;
el pasaje de los nerudianos a los vallejianos; la irrupción
de la actualidad, a través de una desacralización
humorística y agresiva libertad de expresión; y el
avance del coloquialismo, prosaísmo, junto a una pluralidad
formal y expresiva. (13)
De estos 36 poetas, sólo algunos -que no son más de
diez- hacen referencia tangencial al contexto globalizante de fin
de milenio. Y lo hacen de una manera inédita que podría
dar entre ellos una obra importante en los años siguientes.(14)
El "Mall", por ejemplo -o esta nueva Mega-Catedral
moderna del mercado actual y globalizado- es visto como el espacio
negativo del consumo humano y de las relaciones humanas. Tal es el
caso de Sergio Parra (1964) por ejemplo pero es Carmen Gloria
Berríos (1954) quien más ha poetizado admirablemente
esta cuestión no sólo a nivel chileno sino latinoamericano.
Aún así, en la mayoría de estos novísimos
se repite un tema bastante tratado por la generación más
inmediata a ellos, esa posterior al golpe militar chileno que fue
bastante heterogénea y produjo una rica producción poética,
incluida una producción de valoración étnica
y pluricultural, y una gran poesía escrita por mujeres. El
tema pues que se repite profusamente - y muy tratado como dije en
los poetas pos-golpe militar- es la percepción de una urbe
abúlica y marginal donde no hay espacios amables por ningún
lado.
En el caso de las poetas mujeres de esta promoción de novísimos
de fin de siglo, reproducen ellas débilmente lo que produjo
la excelente poesía escrita por mujeres en los 80, a saber,
aquellos:
Discursos que delinearon una mujer distinta
a la que conocían los hombres hasta entonces, una mujer que
dominaba y exigía. Como sabemos la voz femenina post70 nos
era para nada romántica, su entorno se lo impedía.
La mujer se hizo poeta cronista de un tiempo terrible en lo interno
y en lo externo para lo cual la sintaxis tradicional no le servía.
Muchas escritoras desde mediados de los 70 adelante empezaron a
experimentar con el lenguaje y trabajaron la ambigüedad y la
ironía en temas como la soledad, el miedo, el desacato, Dios
como culpable, la euforia, la desvalidez del exilio y la rebelión
de un escritura desde los bordes, desde la marginalidad y desde
la inteligencia. (15)
Este notorio repliegue en 30 años de esta joven poesía
de fin de siglo, hacia algunas de las tendencias de poesía
de los años 60 en Chile y América Latina, es decir,
el hermetismo y la divagación lingüística, un juego
formal más o menos vanguardista junto a la percepción
de la urbe enrarecida y hostil, explica la indiferencia con los tiempos
de neoliberalismo global que vivimos. Así que en vez de esta
postmodernidad de fin de siglo, prefieren los poetas jóvenes
del tercer milenio replegarse conflictivamente a otras pretéritas
tradiciones como único recurso para justificar su función
artística.
Y curiosamente en esta actitud no están realmente solos sino
que se conectan -aunque no lo quieran conscientemente- a la más
reciente postura poética de Raúl Zurita. Con
Canto a su amor desaparecido (1987) y luego La vida nueva
( 1994) (16) , por ejemplo, Zurita postuló
poéticamente, entre en una mezcla de profecía, mesianismo
y chamanismo (véanse Hernán Vidal y Carlos Pérez),
regresar a las raíces primeras del ser humano como respuesta
a los tiempos de modernidad neoliberal que se nos venía encima
(17). En su más reciente libro,
Poemas militantes (2000), vuelve a repetir este rechazo de
lo que nos ocurre en este fin de milenio pero retrocediendo ahora
- en la interpretación nuestra- a un contexto en ruinas y ya
bastante congelado. Es decir, a los comienzos utópicos de la
izquierda de los años 60-70 en Chile y en casi toda América
Latina. El poemario está organizado en 18 cantos y escrito
en enero de 2000. Está dedicado a Ricardo Lagos, reciente presidente
de Chile. Del libro me interesa destacar tres puntos. Primero,
el repetitivo repliegue imaginario intentando resucitar o desempolvar
un pasado previo al golpe militar - los revolucionarios y utópicos
sueños de los años 60- que, muy por el contrario, a
una parte de la narrativa actual chilena y latinoamericana no le interesaría
tematizar de ningún modo en estos momentos. Segundo,
también es un canto sumamente optimista (y quizás utópico/profético)
al sostener que con el gobierno de Lagos habrá una definitiva
reconciliación sobre los desaparecidos durante la dictadura
de Pinochet. Tercero, el Canto XV sintetiza la otra temática
que Zurita ha estado insistiendo en su obra poética de los
90 y expresado también en algunos artículos para periódicos
o en su reciente libro de breves ensayos, Sobre el amor, el sufrimiento
y el nuevo milenio (18). Es decir,
para el hablante lírico el actual contexto cultural del mundo
es despreciable -"vivimos sobre ruinas", dice- por eso que
su hablante prefiere refugiarse nostálgicamente en las obras
eternas del pasado ("el Coliseo, el Partenón, Macchu Pichu,
Chichen Itzá"), pero que hoy -se lamenta el poeta- las
cubren el polvo del olvido (19) . Así
lo dice en su Canto V de Poemas militantes:
Vivimos sobre ruinas y no existe otra eternidad
que la de los sentimientos
.................................................
El Coliseo está muerto como los mártires y el
Partenón es a lo mas un montón de piedras
las inscripciones en mármol,
las sentencias, los códigos están muertos
como Macchu Pichu, como Chichen Itzá
monumentos de lo efímero
.........................................................................
Y sin embargo hemos erigido monumentos
imperecederos.
Respecto a esto último, algo semejante hizo Rubén
Darío según la interpretación que desarrolló
Francois Perus en su libro Literatura y sociedad en América
Latina : el modernismo (1976), pero la diferencia es que el poeta
nicaragüense renovó todo el lenguaje poético en
lengua española de ese entonces retrocediendo a un imaginario
de la vieja Francia Versallesca del Segundo Imperio. Y según
los importantes estudios de Ángel Rama - Rubén Darío
y el modernismo (1970) y el de Jaime Concha -Ruben Darío
(1975)-, Darío satirizó también a sus 20
años, cuando escribe sus cuentos "El Rey Burgués"
y "El Sátiro sordo", incluidos en Azul (1888),
en los comienzos de la modernidad (capitalista) en América
Latina, la nueva relación que estaba ocurriendo entre el poeta
y el entonces "Rey-Burgués": "el poeta sólo
era una criado más, ornamento y decoro de las clases poderosas"
(Concha, 30-31) (20). Sin embargo, parece
muy cierto que el mesianismo y el horror a los tiempos actuales
hace a ciertos poetas y artistas regresar con la velocidad de máquina
del tiempo al "arte verdadero" de épocas muy remotas.
Pero tal actitud o postura constituye también una característica
"postmoderna" de la que poco se ha dicho puesto que es la
única respuesta que muchos artistas poseen y dan sobre
la globalización cultural -caso Zurita y otros, incluidos poetas
y narradores jóvenes y no tan jóvenes- donde por lo
general la perciben únicamente como una inexplicable
epidemia consumista. (21)
Grinor Rojo señalaba que los poetas actuales no deben acomodarse
a la lógica del mercado ni servir al nuevo... "príncipe
neoliberal" (léase : "la estrecha relación
con el mercado") ni adoptar una actitud pesimista semejante a
la posición posmodernista más ortodoxa (el desencanto
y el fin de la historia). Sin embargo lo que de ello también
se desprende es que para muchos jóvenes poetas, especialmente
en la actual poesía latinoamericana, el repliegue o algo así
como un "neo-síndrome Rubén Dariano", se está
constituyendo en una de las tantas respuestas a la pregunta aquella
de cómo escribimos o escribiremos la globalización neoliberal
en América Latina en estos momentos y en el tercer milenio
que comienza. Junto a ello, parece que la rica y variada poesía
escrita en los 80 en Chile y fuera de Chile a los jóvenes poetas
recientes o artísticamente no la han reprocesado bien o prefieren
saltársela como si no hubiera existido nunca.
El desafío, sin embargo, para los artistas jóvenes sería
ahora construirse un propio imaginario pero no estamos seguros si
el repliegue a épocas pretéritas o el hermetismo lingüístico
o la falta de un buen reprocesamiento de las dos décadas previas
sean la mejor respuesta. O quizás sea la respuesta para muchos
artistas jóvenes y no tan jóvenes. Tal vez esos repliegues
y negaciones sean, por el momento, para la más joven poesía
chilena y latinoamericana actual, los únicos imaginarios
a los que la mayoría de ellos pueden echar mano. El futuro
dirá si van a existir otros imaginarios más "cercanos
a la realidad" como lo pide con vehemencia el poeta del epígrafe
citado en este trabajo, Piero Montebruno. O como decía
el poeta y académico chileno Naín Nómez:
"Mientras hoy día hay una narrativa que se masifica, hay
una poesía que se hace elitista" (Nómez, 2000).
El elitismo/hermetismo, más o menos dominante en la producción
poética joven del continente, y según la particularidad
de cada país, sin embargo -querámoslo o no- es un curioso
y también un auténtico síntoma cultural (postmoderno)
de este Tercer Milenio.
NOTAS
(1) Este
trabajo fue leído en la Universidad de Salamanca, XXXIII Congreso
Internacional del Instituto de Literatura Iberoamericana, junio 2000.
También fue leído en el Congreso Internacional de Poesía,
Valdivia, enero 2001. Fue publicado por las actas del XXXIII de aquel
Congreso en 2002 por la editorial de la U. de Salamanca en junio de
2003. También fue publicado por la revista chilela AEREA, 2003.
Se reproduce aquí con la autorización del ILI y la autorización
del autor para http://www.letras.mysite.com/ . Este trabajo antecede al
trabajo titulado "Poesía chilena reciente: el poeta
y la globalizacion o el terror al Tercer Milenio" publicado
aquí mismo en
http://www.letras.mysite.com/campos120104.htm.
Este trabajo sería como la primera parte de "Poesía
chilena reciente…"
(2) La
cita proviene específicamente de Fredric Jameson . "Notes
on Globalization as a Philosophical Issue". En Fredric Jameson
y Masao Miyoshi (ed.). The Culture of Globalization. Duke:
Duke University Press, 1999, pp.54-77. El artículo de Jameson
explica abundantemente ese concepto "comunicacional" (el
dominio a nivel global de la cultura norteamericana en muchos géneros
artísticos: cine, televisión, música, arte, etc.).
Sobre semejantes juicios, véanse Néstor García
Canclini. La globalización imaginada. México:
Paidós, 1999. También Jesús Martín Barbero.
"Globalización y multiculturalidad: notas para una agenda
de investigación". En Mabel Moraña (ed.). Nuevas
perspectivas desde/sobre América Latina. Chile: Editorial
Cuarto Propio, 2000, pp.17-29.
(3) Grinor Rojo, "Observaciones ¿sobre la poesía chilena
actual?". Posdata. 1999, 1-2, pp.29-34.
(4)
Mario Vargas Llosa. El País. España. 13 de julio
de 1999. Este autor en varios artículos, publicados en distintos
periódicos de América Latina o España, se ha
lanzado con bastante fuerza contra esta literatura "light".
(5) Esta
cita de Mario Vargas Llosa viene de " Ficción y transición". La Jornada. México. 19 de octubre de 1997. La cita de
Néstor García Canclini, teórico comunicacional
argentino, viene de una entrevista en La Época, Santiago
de Chile, 24 de agosto de 1997. Con una opinión opuesta -y
poco fundamentada- la escritora chilena Marcela Serrano en varias
entrevistas aparecidas en el diario La Época, durante
1998, insiste que "los críticos tienen una obsesión
permanente: establecer relaciones entre el mercado (o marketing) y
la literatura", véase La Época, Santiago
de Chile, 18 de enero de 1998. Pero es el escritor Gonzalo Lira quien
mejor representa cómo hacer literatura light. En una
entrevista a la Revista Caras, Santiago de Chile, 10 de julio
de 1997, "El escritor chileno del millón de dólares",
cuenta como se puede armar una novela para el mercado (norteamericano)
y así ganarse un millón de dólares. El secreto
está -según Lira- en lo siguiente: suspenso entretenido,
texto rápido de leer (en un tren o avión o un bus) y
éxito de ventas (por supuesto a través de una editorial
con poder que pueda lanzar miles de ejemplares y poner avisos en diarios,
revistas y medios masivos). Finalmente, Lira mismo sinterizó
la (su) filosofía del escritor ligth en toda su desnudez:
"Me dan lata los escritores que se botan a profundos, que se
llenan la cabecita de ideas. Esto es más para entretenerse.
Hay que tomarse la escritura con un espíritu juguetón.".
Véase la excelente investigación de la profesora alemana,
Kathrin Bergenthal. "El miniboom de la narrativa chilena". Revista Iberoamericana, 1999.
(6) Respecto
a narradores, véase Javier Campos. "Literatura y globalización:
La narrativa chilena en los tiempos del 'neoliberalismo maravilloso'
". En Karl Kohut y José Morales Saravia. (ed.). Literatura
chilena hoy. Frankfurt/Madrid: Vervuert/Iberoamericana, 2001,
pp.221-234.
(7) Me
refiero a las siguientes últimas antologías: (1) una
de 14 poetas chilenos recientemente publicada en Internet, en la página
de www.poesia.com, "Una muestra
de poesía joven chilena", compilada por el poeta Yanco
González Cangas. Son 14 poetas ( 11 hombres y 3 mujeres). Su
promedio de edad es entre los 22 años a 39 años. (2)
la otra es Poesía chilena de fin de siglo. Francisco
Vejar. (ed.). Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1999. Esta
agrupó a 28 poetas (sólo cuatro son mujeres).
(8) Respecto
a la amnesia histórica en los programas escolares basta revisar
cualquier libro de historia usados por los estudiantes de escuelas
secundarias chilenas para ver que no hay una revisión crítica
de los acontecimientos a partir del 11 de septiembre de 1973. Recientemente
el famoso documentalista chileno, Patricio Guzmán, decía
en algún periódico chileno (julio de 1999) que todavía
su documental "La Batalla de Chile", el cual posee cerca
de 10 premios internacionales, no puede pasarse públicamente
en Canales de Televisión Chilena ni menos su reciente (1997)
documental, "La memoria obstinada". Le dijeron, según
Guzmán, que "no era tiempo aún para pasar esos
documentales en Chile". Eso indica una ausencia de discusión
pública abierta desde distintas perspectiva dentro de la sociedad
chilena. El ejemplo más claro es que solamente a partir de
la detención de Pinochet en Londres (octubre de 1998) se comenzó
públicamente (en la Televisión, diarios de circulación
masiva) a develar el asunto de los Derechos Humanos. Pero toda una
generación que creció dentro de la dictadura, y aún
la que crece a partir del gobierno democrático (1990), nunca
experimentó críticamente la historia de su propio país.
Según La Tercera, 4 de marzo de 2000, en artículo
titulado: "Gobierno militar y transición se estudiaran
en escuela secundarias", por Alejandra Muñoz, se destacaba
una reciente reforma al currículo chileno para escuelas secundarias
en las asignaturas de historia y ciencias sociales. Por primera vez
desde los estudiantes sabrán qué ocurrió entre
1973-1989. El artículo señala también que el
ministerio de educación recomendó usar capítulos
de los libros de Gonzalo Vial, Tomás Moulian y Alfredo Jocelyn-Holt.
(9) Digo
esto porque con la introducción de Internet (cada día
se incorporan 30 mil nuevos sitios a esta red mundial) la profusión
de páginas de poesía latinoamericana ha ido aumentando
desde los más consagrados hasta jóvenes de todo el continente
quienes no sólo publican sus poemas inéditos sino libros
completos de poesía o a través del envío correo
electrónico o por el sistema de "escaneo". (Me refiero
principalmente a la activa página de www.poesia.com ). Existe una amplia cantidad de sitios de poesía o que corresponden
a países independientes o a autores individuales o simplemente
sitios donde se mezclan poetas de las más diversas tendencias
y notoria heterogeneidad. Este fenómeno casi supera ya definitivamente
a las revistas impresas propiamente tal. Realmente la producción
poética en Internet, dada su velocidad, su facilidad de publicación,
su diversidad impactante, es algo inédita y algo que recién
se empieza a estudiar seriamente (ya hay una tesis doctoral en EEUU
sobre "Poesía latinoamericana en Internet" de Alejandro
Palma, Universidad de Kentucky, 2001). Las antologías impresas
ya no son/serán la única fuente ni los antologadores
de ediciones impresas podrán omitir la produccion casi sin
limites que hay en Internet. En el tercer milenio lo único
que podremos hacer los críticos será tomar trozos de
una basta diversidad de poesía sacada, obligadamente, también
de Internet.
(10) Decimos
relativa pues es sabido que Cuba está insertándose
a su manera (pensando en no perder las conquistas de la revolución)
en la economía global. También, por ello, jóvenes
escritores cubanos están asumiendo críticamente y artísticamente
esta nueva situación (post-moderna) a partir del colapso total
de la ex-URSS. Véanse los cuentos en la antología (editada
por escritores cubanos en Cuba), La isla contada. El cuento contemporáneo
en Cuba. Francisco López Sacha (ed.). Donosita, España:
Tercera Prensa, 1996. Hay 21 narradores (4 mujeres y 17 hombres).
El prólogo y la presentación de la antología
-pp.11-24- son muy importantes pues ponen aquellos cuentos en el contexto
cubano de 1980 hasta mediados de 1990. Véase también,
Manuel Vázquez Montalbán, Y dios entró en
la Habana. España: Aguilar, 1998.
(11) Santiago
Gamboa. "La vida está llena de cosas así".
En Sergio Gómez y Alberto Fuguet (ed.). McOndo. Barcelona:
Grijalbo Mondadori, 1996, pp. 81-89. Me he referido con más
detalle sobre esto en mi artículo: "Literature and Globalization:
Chilean Narrative in the Time of Marvelous Neoliberalism". Meditations.
1999, 22, pp.150-163. La versión en castellano aparecerá
en 2001. Véase Kark Kohut. (ed.).
(12) Respecto
a estos dos poetas -y a otros como Gonzalo Millán, Rodrigo
Lira, Carmen Berenguer- en relación a los efectos de la modernidad
neoliberal en la poesía chilena de mediados de los 80,
me he referido ya extensamente en un trabajo -que primero fue leído
en 1991 y 1992 en un Congreso en Eugene, Oregon, EE.UU. y Universidad
de Chile respectivamente. "Lírica chilena de fin de siglo
y (post) modernidad neoliberal en América Latina", Revista
Iberoamericana. 1994, 168-169, pp.981-912. También en "Tomas
Harris y la cultura de la imagen (Algunas reflexiones sobre la poesía
chilena de los 80)", Revista Chilena de Literatura. 1995,
46, pp. 87-90.
(13) Saúl
Yurkievich. "Orbita de Hispanoamérica en su poesía". Cambio, 1978, pp.45-55. También, Javier Campos La
joven poesía chilena en el periodo 1961-1973. Minnesota:
Instituto para el Estudio de las Ideologías y la Literatura,
1987, pp.21-24.
(14) Me
refiero a Sergio Parra, Piero Montebruno, Carlos Román Soto,
German Carrasco, Damsy Figueroa , Francisco Vejar, Marcelo Paredes,
Yanco González, Malú Urriola y Carmen Gloria Berríos.
Esta última poeta, sin embargo, aparece ubicada en la promoción
previa: la de los 80 según la distribución que hicieron
Tomás Harris y Teresa Calderón en Veinticinco años
de poesía chilena (1970-1995). Chile: editorial Fondo de
Cultura, 1996. Los dos libros destacables de Carmen Gloria Berríos
--respecto a una desacralización de los espacios de consumo
en regiones conflictivamente premodernas y modernas del Tercer Mundo
y cómo afectan las relaciones interpersonales-- son Razones
personales. Chile: La trastienda, 1994, y Prójimo de
nadie. Chile: La trastienda, 2001.
(15) María
de la Luz Moraga. "Poesía de mujeres en el Chile del último
cuarto de siglo del milenio". Postdata. 1998, 1-2 , pp.
124-131.
(16) Remito
aquí al excelente artículo de Hernán Vidal sobre
el libro de Raúl Zurita Canto a su amor desaparecido (1987). "Ejercicio shamánico. Raúl Zurita, Canto
a su amor desaparecido". Política Cultural de la Memoria
Colectiva. Santiago de Chile: Mosquito Editores, 1997, pp.221-239.
Vidal analiza el discurso lírico-ideológico de Zurita
que seguirá persistiendo en sus posteriores obras como La
vida nueva (1994) o Poemas militantes (2000). Específicamente
sobre un análisis de La vida nueva (1994), véase
el artículo de Carlos Pérez. "El manifiesto místico-político-teológico
de Zurita." Revista de crítica cultural, 1995,
10, pp.55-59. Ambos críticos concuerdan que toda la obra de
Zurita (hasta La vida nueva) está marcada por lo que
Pérez llama "...poeta chamán que pergueña
un libro monumental y fundamentalista, que posa de visionario y profeta
y se inviste de portavoz de mensajes recibidos del cielo... recados
de amor católico que elige al poeta como su médium y
mensajero."
(17) El último libro de José María Memet, Amanecer
sin dioses (1999), sin descartar la destreza poética de
Memet ni menos subestimar la importancia de la obra de Zurita, sin
embargo es un proyecto poético muy semejante al proyecto de
este último. Ambos imaginarios se complementan en esa idea
mesiánica/utópica con la que se enfrentan ambos poetas
a este momento de consumo y mercado desatado del neoliberalismo global.
(18) Raúl Zurita . "La política y el arte". La
Tercera, Santiago de Chile, 11 de diciembre de 1997. También
" 'La Diosa Blanca' y los nuevos poetas", diario El Mercurio,
16 de julio de 2000. O su reciente libro de breves ensayos donde insiste
en su misma posición "retro" del arte y la literatura
para enfrentarse a la "vacuidad del consumismo" actual,
véase su Sobre el amor, el sufrimiento y el nuevo milenio.
Chile: Andrés Bello, 2000.
(19) Es
importante conectar el imaginario reciente de Zurita (en su poesía
más actual a partir de La vida Nueva (1994)) a sus artículos
en diversos diarios chilenos para darse cuenta que hay una intima
relación entre su poesía y la prosa reflexiva de carácter
periodística.
(20) La relación entre estos dos cuentos de Darío y el contexto
actual de una cultura regulada por el mercado en Chile, ha sido observada
por Grinor Rojo en artículo citado. Nosotros hemos continuado
esta idea aplicándola a esos jóvenes poetas chilenos
y también a la lectura de Poemas militantes de Raúl
Zurita. Finalmente, respecto a una excelente síntesis de modernismo
dariano, véase el artículo de Grinor Rojo. "En
el centenario de Azul.". Hispamérica,. 1988, 51,
pp. 3-18. Para los cuentos citados, véase, Rubén Darío.
Azul. Argentina: Editorial Sopena, 1949, pp.29-40.
(21)
En la revista Trilce. 1999, 3/4, pp. 3-46, se publicó
un cuestionario sobre poesía chilena actual que se dio a 19
poetas y críticos. Las preguntas 6 y 7 eran ¿se puede
hablar de los efectos de la modernidad en cierta poesía de
Chile desde mediados de los 80 y ¿qué significa la relación
entre lírica chilena de fin de siglo y (pos)modernidad en América
Latina? Casi todas las respuestas mostraron una confusión ya
que para la mayoría de los entrevistados toda la nueva realidad
(globalización) que vivimos en América Latina (y en
el mundo) en estos momentos no es más que un dominante "consumismo".
Leyendo a Jesús Martín Barbero (entre otros) sabemos
que definir únicamente así la Globalización es
incorrecto (op.cit. 2000). Entre muchos artistas y escritores hay
la tendencia a "cerrar" los ojos al mundo global que nos
circunda confundiéndolo como un sistema mercantil únicamente,
lleno de "Malls" y productos innecesarios. De allí
que muchos busquen el refugio en el "pasado" o se atrincheren
nostálgicamente en las "obras eternas" de otras décadas
o siglos y que en estos momentos nadie escribe. Creemos que esta nueva
actitud "nostálgica" descrita en caso Zurita es una
cierta condición del poeta postmoderno latinoamericano que
poco se ha dicho y que hasta es notorio en los poetas más jóvenes.
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