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CAJA DE RESONANCIA, NOVELA DE CONSTANZA ANABALÓN
Por V. Vaure
Publicado enhttp://ytodolodemas.cl 29 de mayo de 2017
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Los hijos son como una caja de resonancia de sus padres.
Atravesados por el suave sonido inicial,
no piensan que el eco puede durar para siempre.
Me sé de memoria tu melodía, mamá.
Tanto es así que ya no sé cuál es la mía propia.”
Caja de Resonancia es la primera novela de Constanza Anabalón Tohá, socióloga de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Que fue lanzado a fines del año pasado por Editorial La Calabaza del Diablo, y fue escrito gracias a que su autora tuvo el apoyo de la Beca de creación Literaria del Consejo Nacional de la Cultura, que ganó el año 2015.
Es un trabajo que le tomó más de un año y medio, pero que tenía dando vueltas en su cabeza desde mucho antes, ya que se basa en un intento de recuperación de la memoria, mediante un estilo directo nos entrega un texto en donde se ven confluir sufrimientos, añoranzas, pedazos de vidas de mujeres relacionadas entre ella por lazos familiares: una tía, una madre, y la protagonista, la hija, la sobrina, la heredera de las historias y de los dolores de esas otras que no pudieron perdurar.
Podemos ver en primer lugar, una influencia clara de los escritos de Claudia Apablaza (la mujer rota), que se hace evidente en los elementos para-textuales que refrescan lo que se entiende por el cánon propiamente como novela, y en un cierto desenfado en la narración de los acontecimientos. Y en segundo término, también se siente palpitar a una Alejandra Costamagna, con una prosa a veces poética, y la mayoría de las veces emitida desde un corazón solitario.
Tal como se dice en la cita de Alejandra Pizarnik, estamos ante una reconstrucción de una memoria, para así probar si se pueden reparar las heridas, que todos llevamos, y que sin querer podemos heredar. Es tarea del lector resolver si se logra o no, pero en medio, tenemos una impresionante primera obra, quien nos dice: “No lo olvides; yo escribo mirándote a los ojos.”
Por otro lado, el que traiga a la memoria tantas autoras, como por ejemplo a la argentina Inés Acevedo con Una idea genial, no le quita ni crédito ni originalidad, es una simple evidencia del talento de Constanza Anabalón, que se agradece y se observa claro en párrafos como este:
“Mi tía fue brutalmente torturada. Mi madre no se enteró. Mi tía fue exiliada. Mi madre quedó atónita. Mi tía regresó. Mi madre entendió todo.”
Asimismo, hay una narradora joven, graciosa, que condimenta con humor las diversas vivencias, que pueden ser traumáticas, difíciles de hablar o peor, de olvidar, y en que cuestiones como que el que Alejandra, la protagonista, ame a una chica, no es relevante en cuanto a que tenga algún peso el que ella se escape de la “norma”, sino en cuanto a que está buscando el amor en medio de la reconstrucción de su pasado familiar.
Quizás me parezca un poco repentina y abrupta la aparición de la figura del padre, ya que es un universo poderosamente femenino, seguramente es el argumento más abrupto de tan ausente físicamente que está en el relato. Y digo físicamente, ya que el padre, su presencia o inexistencia, es parte de cada identidad, por lo que podría ser necesaria para todo personaje que entra a la madurez, para reconciliarse con su historia.
Sin embargo, es una novela contemporánea, que juega con los límites y sale airosa, porque construye de manera sólida el mundo en que sus personajes se mueven, nos provoca con su humor y nos alimenta la nostalgia de las memorias familiares que cada uno carga y resuelve, con menor o mayor fortuna.