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César Ángeles Loayza


 



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2014-2015, AL BORDE

de diciembre, caen instantáneas en la mente. El filósofo de la velocidad, una vez más, trajinando rieles y vientos en dirección contraria. Entre tanto, se desenvuelven manifestaciones con rostros muy jóvenes de mi país, como dudé volver a ver. Sicuris y danzas tomando por asalto zonas céntricas, residenciales, elitistas: av. arequipa, av. javier prado, bloqueadas, taxistas y conductores insanos maldiciendo la protesta en calles y plazas. Que se jodan. He surcado cuadras y cuadras para estos gritos y estos cantos, para entroparme con ellos como un arguedas demolido por el paso del tiempo, licuado en estas voces y sonrisas que son rosas rojas que me miran cómplices, manifestándonos contra este país oficial hundido en su locura colonial, de este mundo aherrojado por áureas e invisibles cadenas del gran capital. Y en medio de todo, amigos al lado, o imágenes de quienes partieron para no volver durante los tiempos de la pólvora y la metralla. Eso mismo que nos lleva a escribir, pintar, componer. Y después dicen que aquellos años de la guerra fueron miedo y demolición nomás. Que sigan hablando. Mentiras de café y pupitres abandonados. Toda guerra es creación en la avenida urgente de la vida y su pacto secreto con la muerte. Todo se tensa y resuelve en microfísica de segundos. Esa fue nuestra educación sentimental y no me corro. Más allá de quienes pretendan negarla o combatirla. Como cuando, este año, debí dejar un trabajo periodístico luego de que un texto, donde resalto a las nuevas promociones de autores y críticos de poesía, padeciera la censura e intervención al chantársele encima una foto a doble página de un viejo grupo setentero con el cual nada tiene que hacer (ni yo ni mi artículo. La versión original y completa puede verse aquí). Así te zampan en una foto en este país, a la manera criolla y sibilina; cosas del poder cultural y mediático, y sus temores a la disidencia. Pero diciembre también nevó, cuando junto a un nuevo amigo y pintor, de Huaraz (tierra de mi padre y de Sarita), armamos a mano, en su taller de retratista y en una sola tarde, mi cuarto libro de poesía Los amantes del acantilado, nacido de una reverberante historia de amor nocturno junto al mar de barranco y sus parques y laderas vecinas, arriba. Con el tiempo, se hizo humo. Quedó la poesía. Inmortal como los besos y metidas que nos dimos a la luz de la luna. Esa tarde, con mi amigo, hicimos seis ejemplares imitando el formato de cd, con su sobre o caja de cartón respectiva, parecido en concepto a mi primer libro. Se sumaron otro amigo y una tímida exalumna a esa improvisada fábrica editorial: fue el equipo de posiciónEditores. Un nuevo libro con diez poemas, yaravíes neourbanos, submarinos, y la poesía volvió a cantar sobre esta ciudad en rüinas. El canto rebelde de los jóvenes calaba en portales de la plaza mayor del centro limensis. El fuego se avivaba en cada cerro de cada esquina. Por último, mi libro recopilatorio de entrevistas y crónicas periodísticas, Cortes Intensivos (1987-2014), con personajes de la escena contemporánea, empezó a tomar forma merced a un proyecto editorial también colectivo. 50 amigos convocados para una PreVenta van haciendo viable este volumen recopilatorio de 200 páginas aprox. con la editorial paracaídas. Una vez más, ellos y ellas estaban allí, inclusive por encima de circunstanciales distancias y silencios, enviándome su compromiso y solidaridad. Por todo eso, por la amistad, el erotismo y el amor, por los vivos y los muertos, por las múltiples batallas y las que queden, por ti y por mí, por nosotros, este brindis bolchevike. Que el corazón del fondo del mar alumbre nuestra paz y nuestras mentes por los días de los días.
para ti, esta poesía / césar:

 

 

NOCHE CERRADA

las personas
viven /usualmente/
de espaldas a la vida
viven /cuando viven/
hablando, comiendo, bebiendo,
aman y olvidan olvidan
y aman
y al final
cuando el mar de la muerte
roza sus pies
tiemblan de frío
se acuerdan de (mí
con) una larga sonrisa triste
me miran
y yo no tengo nada
para ofrecerles
nada sino el silencio
nada sino mi mirada
lo que está detrás de la mirada / lo que se olvida

cuando alguien muere
llueve día tras día tras día
sobre mi cuerpo des
nudo . . . . . . . . . .. . . . .
sobre mi pecho de perro
sin amo . . . . . . . . . .. . . . .

cuando eso sucede
un cuerpo de arena
se dobla sobre mi cuerpo de agua
buscando el primer hogar / el primer beso

cuando eso sucede
todo se vuelve barro
el corazón sangra arde
terrible arde sangra

algo así pasó hoy
cuando fría te fuiste
entre mis brazos muriendo
sin diálogos ni una sola
mirada
que como un relámpago maravilloso
abriese el horizonte
deste cruel país donde nacimos

la única palabra
fueron tus labios cerrados
pintados de rojo
imitando torpes el claro poema de eguren

tus labios cerrados
disparo final
para que muera
y nazca
para que sin nadie
muera y nazca
y ya no muera ni nazca
ni yo
ni nadie

ni tú ni
nadie
nazca

 

LINTON OBSERVADO DESDE EL CIELO

En un pueblo fantasma
ya nada me incomoda

El paisaje de casas empolvadas
me tranquiliza

El viento
que arrastra hierba y ramas
bolas sobre la tierra
me enfría el calor de aquí dentro

Orfeo giró su cabeza
y quedó solo
. . . . . . entre la candela

Yo, prófugo maldecido,
giré mil veces mi cabeza
y solo escuché ventanas
abriéndose cerrándose con violencia

Aquí la cultura ya no existe

El cielo es la barriga
de un fantasma indiferente

Me saco las botas
y camino sobre la tierra dura
el viento trae además garúa y sangría
respiro y me doy cuenta
mis manos se relajan

Este pueblo fantasma es mi oasis

Aquí donde nadie me pregunta
donde nadie me responde
las preguntas que no hago, que no haré

 

 

LA CAMA DE CHOPIN
¿Qué haces ahí
Ahora?

Azorado, pelícano, noche
roja estrella refractada
en el mar de tu infancia

De tu infancia
qué te queda sino el polvo

El polvo, dices,
en tu mano el polvo

Y de tus silencios
qué de tus silencios?

Hay orquídea
Entre piedras más negras del mar

Y las olas rompen

Aire que se rasga
como tú y tu alma
y a tus brazos abiertos
vienen
a estrellarse todos los barcos

Oriundo de andanzas
caminas sin camellos en un desierto
blanco

Blancos tus ojos por el sol
Blanca la luna por tu madre

Y qué te queda de tu madre?

Es el cielo
llueve y llueve
sobre tu pecho
abierto llueve

Y qué de los casinos
de los juegos, de la casa,
de tu hermana?

Alguien abre sus ojos
sobre ti
quién
Quién es?

Temes

Es nocturno ya
y todos te dijeron que volverían pronto

Yaces
sobre blanco terciopelo
dejaron la ventana abierta
cae
tu pelo cae sobre tu rostro,
tu mirada

quién
Quién te mira así?

Si al menos supieras su lenguaje

Pasan los trenes sobre ti
y pájaros abren tu vientre

a ti que tanto
. . . . . . te gustaban los pájaros –y su canto–
(y los trenes)

esta mañana
no tiene al fin color reconocible

y caes
en la mañana caes
con tus libros
tus sonatas
el arpegio que aprendiste muy temprano
con ese bello rostro
que despacio iba hacia ti

despacio, muy despacio

oh
si al menos recordara su cabello
su poema
su silencio



 



 

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