Bobby Sands desfallece en el muro
La posibilidad del otro
Por Alberto Moreno
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Hemos llegado al año 2013, y ya van treinta desde la publicación del primer libro de Carmen Berenguer, su homenaje al poeta y revolucionario Bobby Sands, fallecido a los veintisiete años, en 1981, en la prisión de Maze, Irlanda del Norte, tras la huelga de hambre que mantuvo durante sesenta y seis días.
Estos son un momento y un hecho, que vengo a resaltar. Además, como toda mirada, como toda lectura, implica una opción interpretativa, una jugada.
Quiero que tomemos el peso a esa situación; a la gravedad de la obra escrita y del acto poético que nos evocan, a su densidad, para expresarlo de manera muy concreta, porque Bobby Sands, después de la apología realizada por la poeta chilena Carmen Berenguer, ya no desfallece solo ante el muro.
1983. Chile está bajo toque de queda, con “restricción de los desplazamientos nocturnos”; es plena dictadura, pero ya que… "el hombre como símbolo idealista es universal" esta joven escritora se lanza a componer su respuesta de este lado del mundo, en un país del extremo sur sitiado, para el irlandés revolucionario quien, acosado por las fuerzas represivas británicas, pocos días antes de su muerte lanzara este enigmático desafío:
“Mañana es el undécimo día
y hay un largo camino que
recorrer.
Alguien podría escribir un poema
de las tribulaciones del hambre.
Yo podría, pero ¿cómo terminarlo?”
B. Sands
Provocando a todos, abriéndose al mundo y extendiendo su mano, Berenguer responde, -desde el territorio profundamente aislado que es Chile en esa época-, desde las cárceles y prisiones secretas de una ciudad ocupada por la traición:
Día 44
“Entrego mi vida como una acción de amor.
Me entrego a una agonía lenta
Como único modo de cambiar
la pólvora por jardines de paz
Como única forma de esperar la alondra
y nuevas primaveras
Como único sostén para limpiar
las heridas de Cristo torturado.”
La escritura del poema de Berenguer se hace cargo de las tribulaciones del hambre del líder revolucionario, y se hace cargo del rigor absoluto que es el hambre en las calles. Sin embrago puede, y va aún más allá, puesto que también se hace cargo de:
Las cadenas del egoísmo del hombre, de la miseria del hombre atribulado por el egoísmo infinito de sus pares, se hace cargo de la indiferencia del poder ante el dolor, se hace cargo de la orfandad a la que nos arroja la violencia represiva ejercida sistemáticamente, donde el hombre es bloqueado en sus movimientos, pero no en la voz, no en su voz.
Este poemario responde, a través de los años, por muchos de nosotros, ante la desidia y la indiferencia por el dolor ajeno, por ese otro real, más allá de las buenas costumbres, un paso mas allá del discurso académico/ profesional, que la falsa conciencia de la ideología nos acostumbra hacer pensar como suficiente.
Resulta que, a veces, uno si es ese otro, del que hablara el genio adolescente, que miraba deslumbrado la Comuna de París…donde la plebe empoderada hizo temblar a los señores de sangre azul…
Es decir, yo puedo salir por un tiempo de mi mismo, de mi logósfera, de mi interpretación de la vida de los otros, tal cual yo la imagino, para ser también, por un tiempo definido, ese otro.
Veo que ambas obras se hermanan _Sands/Berenguer_, en su defensa de la libertad del hombre moderno, en su derecho a protegerse de estructuras totalitarias que coaccionen su pensamiento, que direccionen sus pasos y le prohíban caminar soberanamente. Esa es la inmensa vigencia de la obra escrita por una joven chilena en los años 80, que crea un puente entre el discurso amoroso y la pasión por la palabra, como gestos de liberación.
Se trata finalmente, -desde mi perspectiva hoy- y con todos los aparatos de vigilancia volcados a la caza del hombre contemporáneo, de una portentosa obra de amor por el otro, donde estos poemas son el eco de unas voces que se escuchan y se repiten, y no dejarán más de sonar en la memoria.
Y aunque ese otro sea siempre nuestro cínico hermano…
Esta obra demuestra la necesidad radical de la poesía en el mundo, el espectro indestructible de su misterio, el estigma de su presencia como una forma de enfrentarnos al mal, y a la mediocridad de este presente.
Una concepción radical de la vida y la muerte, ese pulso poético que impacta y conmueve, hecho leitmotiv del trabajo de Berenguer, es la acción poética que hoy celebramos.
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Texto leído durante la presentación de “Venid a verme ahora” Poemas Escogidos de Carmen Berenguer, editorial MAGO, 17 de enero 2013, SECH.