Apuntes y anotaciones de lectura del libro “Espejismo y circunstancias”, de Alberto Moreno,
Comuna Literaria, 2012.
Por Carmen Berenguer
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Al poeta Alberto Moreno, lo conocí una tarde de febrero e intuí, al minuto de hablar con él que me encontraba ante un autor un tanto taciturno, un tanto crítico, un tanto reflexivo. Estos tres elementos son el leit motiv de su compostura literaria.
Se podría decir que son las tres cuartas partes que han ido imbricándose hacia un discurso interesante. Tal vez, la otra cuarta parte, es la lectura antropológica desde emerge ese centro: hombre, cito: Allí donde nada parece ocurrir/arde en llamas el corazón de un hombre, (Graves Inconvenientes, 2007). Pero este hombre que lee el poeta antropólogo, es un hombre convertido en mercancía más que la metafísica del sujeto o, tal vez, en medio de la pos metafísica, porque ese hombre antiguo, ya se ha ido. (Pag.25).
El poeta taciturno que transita en la urbe no es el flaneur de las Flores del Mal, a pesar de una cierta mirada objetivista, mediatizada, pervive una dolorosa lectura del drama nacional, en Saqueo, (pag.11) y luego en la pregunta existencial a Hahn. El problema en la subjetividad de la experiencia no es el pecado, sino el sentimiento de culpa por la observancia de las cosas, en el poema Ecos, ese hombre dice el poeta y antropólogo quién le permite su existencia inaudita, ese hombre no volverá a ser el mismo, no podrá de ninguna manera ser el mismo, más allá de la reflexión aguda del poeta que es por donde respira, más allá de los cuartetos o porcentajes de sus atavíos e influjos en el viaje hacia el interior de este cráneo, viaje al fondo submarino del poema donde se respira una salida de la Oruga y caracol, (pág. 17).
No obstante, el poeta crítico y reflexivo, deja a ratos de lado el monólogo de inquisiciones argumentales, citas y revueltas del signo y no del sino, o destino predeterminado de ser hombre, solo sosteniéndose en la idea de ser un dios, uno cualquiera, el hombre/ ha logrado la idea de un conocimiento/ continuo y con sentido/ del origen y la realidad/ de unas cuantas verdades-fundamentales. Devoción y ruinas. (Pág. 29). Luego dice el poeta: todo es demencia y caos y desvíos.
El poema El Sur, (Pág. 31) emerge en las salidas y desvíos aunque siempre dando vuelta el signo, el sur es la metáfora chilena, el sur es el desvío delirante de la paradoja, sarcasmo, humor, Divertimentos Cortazarianos (a la manera de Roque) ¿enroque o Roque Dalton?
Lo revertimos por una constante, en este texto monologante, la dolorosa existencia, que es el otro cruce, como dice del encuentro con Neruda, la propia exhortación del “porque escribí”, atravesado, por Linh, pero antes del Yo Acuso y el aullido de Ginsberg, se encuentran, los sueños, el amor, los deseos reprimidos, sus límites y desplazamientos, La Dermis y Una vida exagerada, un Infinito Horizonte, (Pág. 35).
Entonces, a partir de la página 45, El continuo desaparecer de los días: el soliloquio interior ahora se volcará a devolvernos la razón de nuestra existencia, donde el hombre, el poeta, pletórico, nos insta a sacudirnos de esta vida a veces sin sentido, “…Que algo permanezca, los sueños, un signo inequívoco, un astro fulgurante, una mujer que sea, algo así como un asalto al infinito”.
En este segmento del texto, los días, la quimera, la pasión, los juegos, flores y guitarras: Circunstancias (pág., 55). La única habitación sin pánico/ es literatura/ mi espacio vital sin ánimo de suicidio/ es poesía/ a lo que aspiro es/ silencio. En el poema Qué puedo hacer?, vuelve a resonar la angustia ambiental de la existencia y sus salidas a despercudirse del orden y su apelación a escapar de este estado de cosas.
Este ya no es un apunte, pero quiero enfatizar algo que me conmueve y es en cierto modo la infinita apelación a la inocencia y a decir sin más el estado particular o colectivo del poeta, como una tabla de salvación del autor. Improvisaciones desde Santiago, dice aquellos síntomas y momentos culmines de nuestra ensangrentada república y que culmina en el homenaje a la poesía, la razón de ser de este libro.
Pienso que Alberto Moreno, ha iniciado un tiempo, el desafío de presentir la materia, estos Espejismos y circunstancias, y el desafío de permanecer haciéndolo.
Yo abogo por ello.
Octubre 2012.