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Una aliteratura in migrante
Prólogo a “Inflamadas de retórica, escrituras promiscuas para una tecno-decolonialidad”,
de Jorge Díaz y Johan Mijail.

Editorial Desbordes, 2016. Colección escrituras del desastre.

Carmen Berenguer
Escritora

 


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“La ciudad es algo equidistante a los habitantes, a los proyectos urbanísticos y a los mapas”
Guadalupe Santa Cruz


A partir de una posmodernidad resistente ampliamente difamada en los años del despertar de los otros, otras, la producción simbólica en la literatura de fines de siglo con sus apuestas descolocadas de su centro, comenzaron a hacerse preguntas culturales acerca del canon literario. Fue así que, desde las otras, otros, las propuestas fueron más inquisidoras, recombinándolas políticamente en el campo polar de su centro estético. Su plasticidad le ha permitido regatear, permutar, camuflar y realizar cambalaches en retóricas cruzadas a modo de palimpsestos formales y desde múltiples lugares en espacios, como sujetos.

“Inflamadas de retórica” es un libro que anuncia y asoma esa claridad en el ejercicio expuesto anteriormente del arte de la palabra y el estilo del decir. “Inflamadas de retórica” se ha hecho a dos manos, textos referidos a la ciencia, o que remiten a sujetos andariegos en los bordes inacabados. Provocan una aliteratura in migrante. Allí, Johan Mijail escribe versos y su cuerpo/soporte relata las contraseñas limítrofes desde la isla dominicana a Chile, saltando las vallas en cada frontera. Jorge Díaz, formado en la academia de la ciencia, se desliza e integra el Colectivo Universitario de Disidencia Sexual (CUDS) lugar y centro como práctica teórica que resume una sexualidad crítica. Propone un activismo efímero en constante transformación entre géneros retóricos y géneros sexuales.

Esos toques, perfilan devenires múltiples, capaces de destilar el estigma de lo inmóvil, en todas las estructuras, vigas gordas y flatulentas de la institución académica. “Inflamadas de retórica” es un libro escrito en prosa dura, dividido en cuatro capítulos: I. la ciudad el cuerpo el dolor la enfermedad, II. ojos abatidos y mirada torcida III. la escritura promiscua y IV. feminismo y disidencia sexual.

Este conjunto de textos e hipertextos se organizan en la idea que hay que producir unas líneas de vida, a partir de una práctica activa y corporal. Producirla sin aflojar la cuestión cultural, a partir del queer, kuir, que, aunque se le doble la equis, de igual modo termina anudada en las aulas.

Pero vamos, los productores de arte de este libro inusual, aparece en medio de una intensidad de razones notables como poner patas arriba la desidia mental. No se amilana frente al destacado ejercicio de repetición academicista floja. En cambio, este activismo que nos impugnan Jorge Díaz y Johan Mijail, meros púgiles activistas por la ardorosa pasión de producir hablas, con el fin que astille la lengua de lo trillado. Y de esa manera delatar esa llamada desidia, con un cierto guiño sentimental, que no tiene otro fundamento que barrer ese nauseabundo sedentarismo esencialista en “la ciudad el cuerpo el dolor la enfermedad”.

Hipertextos, como el inmigrante que camina en esta catedral del neoliberalismo abriendo sus marruecos hiperventilados: “camino por el centro de Santiago sin lavarme el pelo, camino por el centro de Santiago inventándome un mundo sodomita”. Y la pregunta por el lugar, “¿dónde es aquí?” pensando años cuando Ronald Kay, señalaba “el lugar de acá”. 

Jorge Díaz y/o Johan Mijail, en el libro “Inflamadas de retórica” son lectores a dos manos de tal modo que cada texto es de ambos. “Un aquí pueden ser nuestras hermanas en el activismo”, o un libro escrito como ficha archivo de una práctica política radical de un conjunto de saberes que documenta sus fichas  corporales y su profunda disidencia reflexiva y activa a la vez.

Retórica Inflamadas, señala una cartografía anarcobarroca, poblada de amor y frenesí colérico, como ars poética que señala en estos tiempos, en el Chile neoliberal e injusto; un poema radical y feminista; proponen un lenguaje que diga el amor hereje con el fin de alborotar la sintaxis, hacia una gramática donde los afectos, el amor vegetal - al mismo tiempo cuestionador de una semántica añeja-   proponen un lenguaje reasignado, para escapar de una poesía colonial cursi, de un barroquismo rococó, es decir: estéticamente bella, pero ñoña y beata en el apego a las formas parroquiales.

Jorge Díaz y Johan Mijail, apelan a un sujeto en crisis, no a una poética disciplinaria de un poder hegemónico literario, que atenta a una escritura plural. Así se justifica esta revisión posdescolonizadora y su resultado es un aire a toda forma, palabra, verso, fragmento, espacio “mal dicho”. Su sujeto es un desciframiento cultural patriarcal a toda una hegemonía de la vida.

Dice Foucault: “Ante todo está el lenguaje, el lenguaje es como saben, el murmullo de todo lo que se pronuncia, y al mismo tiempo, el sistema transparente que hace que, cuando hablamos, nos comprendan; en resumen el lenguaje e a la vez el hecho de todas las hablas acumuladas en la historia y el sistema mismo de la lengua”. Decir entonces, que habitamos un lenguaje periférico, una lengua que a pesar de estar ahí como un murmullo en la ciudad, en todos los lugares, en los recovecos, sólo parece un susurro sordo.

Como bien dicen en estos escritos: “escribo cuando algo me impide seguir viviendo, ya sea porque me desborda de deseo o siento que me traicionan con algo que me parece injusto. Quizás simplemente cuando quiero alivianar la carga. Las palabras como los amigos nos permiten sobrevivir. Soy un biólogo que zigzaguea entre las clásicas y asfixiantes estructuras heterosexuales de la ciencia y el mundo del activismo artístico de la disidencia sexual, tratando de correr los marcos de lecturas con teorías “perras”, es decir, feministas. Feministas desobedientes y peligrosas. Sobretodo peligrosas”.

Finalmente la última parte del libro es el resultado del por qué se escribió a dos manos, acerca de los feminismos y las disidencias  sexuales, tema reflexivo fundamental del libro anarcobarroco. Los feminismos que no en vano desde el siglo pasado en su activismo y activismo teórico han articulado toda una estrategia política, como base de interrogación a la cultura falogocentrista. También es necesario señalar que “los feminismos” no son homogéneos sino marcas y políticas diferenciadas según sus cargas y pesares, como se escribe aquí: “Nuestras resistencias en ficciones y desbordes anarcobarrocos surgen de una profunda decepción por la vía institucional y su diálogo horizontal que siempre aquieta las voces rebeldes, haciéndolas pensar muchas veces por ridículas en nombre del sentido común”.

“El límite no está fuera del lenguaje, sino que es su afuera: se compone de visiones  y de audiciones no lingüísticas, pero que sólo el lenguaje hace posibles”.  Gilles Deleuze.

 

“Dieta

-una calada de marihuana al despertar
-dos tazas de café americano
-otra calada antes de la ducha
-5 ml de semen fresco
-una taza de jasmin tea con miel
-un antiinflamatorio de rápida absorción
-30 ml de saliva en algunos besos”.

Julio 2016



 

 

 

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