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POETA CHILENA DISPARA
Autora: Karen Hermosilla Tobar.
La Liga de la Justicia Ediciones
Por Carmen Berenguer
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Cuando me invitaron para presentar este libro estaba releyendo a Andy Warhol, para unos textos que estoy escribiendo acerca del momento contracultural en Estados Unidos en los años 60’s.
Me encontraba en la p. 89 —son coincidencias sólo por el disparo—.
“En el instante que me dispararon y a partir de entonces, he sabido que miraba la tele”
“Cuando me estaba muriendo, tuve que firmar un talón bancario”
Valerie Solanas
La portada del libro me recordó a Flash Gordon, mi revista favorita de niña.
Andy dice que para él todo lo que se refiere al tiempo es ayer.
El tiempo me lleva a las publicaciones de pulp fictión, libros pequeños y recargados de colores de la novela negra de confección de bolsillo. Las viejas y sombrías historias masculinas de detectives de mala muerte y minas exuberantes. Son éstas las primeras impresiones de este libro de poesía bastante anticonvencional en el rango del canon nacional tan sagrado como la vida y la muerte en lo que han convertido a la poesía chilena; bajo la lupa clásica monacal e imperial, que lo único que se acepta como rebeldía son los chistes del poeta Nicanor Parra.
Y me viene el otro disparo flash!: cuando J. Luis Martínez vaticinó la muerte de la poesía chilena al poner en una cajita los certificados de defunción de G. Mistral, P. Neruda, P. de Rokha, V. Huidobro. ‘Los puntos cardinales del poeta son cuatro’, corrigiendo al bate, ‘o cinco’. Qué cartógrafos! Bah!
Los poetas nacionales convertidos o mejor pulverizados en cenizas en la reinvención del mito poético en ‘La Nueva Novela’.
Desde Huidobro los cuatro: ‘Fue Ayer’, ‘Así fue’, los cultores que han barrido con el canon de la comunión beata de la poesía chilena.
En este libro escrito por una joven poeta: Karen Hermosilla Tobar, de treinta años, quien se sirve de un personaje de una ficción en el ciber espacio para disparar: conceptos, imágenes, flashes certeros a las cabezas calvas miserables del tribunal de la fe en este género.
En el libro ‘Poeta Chilena Dispara’, la autora construye un personaje conocido por todos en el cómic norteamericano, famoso por construir sus héroes que combaten el mal en el que abunda el género masculino con la excepción de Batman!, Superman!, hasta el Super Ratón; con excepciones, en este caso, de Wonder Woman.
El mundo escogido como lo están haciendo escritores de este tiempo: es en el espacio ‘ciber’. Y el sujeto de estos versos galácticos viene de los videogames, por el cielo o laberinto ciber, no por los sujetos de la poesía del cielo y las alturas de la masculina poesía chilena; no, a ellos les dispara con rayos a morir este logocentrismo bochornoso de los siglos anteriores y que sólo en el Chile conservador de la poesía chilena y su paisaje bovino existe.
Rayos! Wonder Woman y la Medea Posmo dejan a la poesía del pasto verde nacional a título de kermés.
Esta autora se las trae, vuela champas en un muy buen tono y un lenguaje ciber de primera. No se le escapan ni las beatas feministas.
Como bien explica su editor, quien mete cuco dando razones de peso ficticio con el afán de aterrarnos con una especie de Cánticos Cibernéticos a lo Maldoror, poniéndonos en guardia.
No obstante, y menos mal, me encuentro con esta Medea Posmo y no Porno. Me pueden disculpar —es por mi astigmatismo, sorry—: se me corre la palabra, o me corro yo con ella en mi mente morbosa.
Cito: Con su pistola de rayos! Karen apunta al imperialismo, a la CIA —eso es mío— y sus bastardos, y gatilla:
Me sentí interpretada. Bien! Karen, la aplaudo! Hacía falta ya que llegara una poeta a poner las cosas en su lugar. Y de paso declaro que nuestras esmirriadas luchas sociales de mujeres y feministas de poco o nada han servido: ya ve las palizas que reciben a diario. Ya ve que le pagan 30% y 40% menos que al elegido.
Me fui pa’ otro lado. No obstante de su épica, es un discurso que no se queda sólo allí, sino que utiliza el lenguaje como una Wonder! Poderosa. Eso es lo importante: hacia dónde apunta, y queda mejor decir hacia dónde ella dispara y escoge ‘su formidable melodía luctuosa’.
En la cartografía que se ha trazado esta ‘brillante homicida rítmica’, que se le agradece, pues sin ritmo no hay movimiento de las palabras. P. 9 y primer viaje cibernético, donde expone su tema como “la organizadora de orgías y huelgas de hambre”.
No andaba tan lejos de Dionisio esta lengua pagana y sagrada a propósito de este discurso P.P.: Porno Posmo virtual.
He aquí un poema fractal dando cuenta que después de hacer perder las rutas trazadas por el humanoide masculino, descompone las coordenadas supremas de la organización mundial, empezando por cambiarle el ritmo al Orfeón de Carabineros, a los Ídolos Religiosos, con la melodía libertaria del ¡¡bang!! Desfigurándolos y dejándolos a la imagen y semejanza de la NADA, casi Sartre, a ellos: los pelos en pecho. Aquí, la Poeta Chilena descargó sus rayos! al HOMBRE ecce homo! Una bala diseñada con los arrojos cuneiformes de una cultura olvidada/ en la pequeña y elegante carterita de Medea.
Y aquí, en este primer canto, dispara a las ‘gimoteras perdidas en el ático y la salita de estar de las Marías, como llamadas a SER metafísicamente, la maría de las marías o la Sarah Connor de las Sarahs Connors. A la Sarah, no le interesa poner zapatos de mecanógrafa triste sobre obituarios de mujeres tristes, de funcionarias tristes, de manos de obra barata tristes, de empleadas sin salarios tristes, todas tristes. Ni le incumbe inventar neologismos canallescos para penalizar la barbarie y el desamor’.
‘El arma de fuego humeó laxo al costado de su flanco trémulo.
Disparó y se sintió conforme.
Logró que el trayecto infinito liberara su estirpe’.
En el primer canto los acribilló a todos, enmascarada como chica Wonder Power, citando a Pound, Sartre, entre otros. Como a ortodoxos esotéricos piadosos, acartonados y caretones poetastros, enmascarada en la chica Power revolucionaria, anarquista y justiciera, la poeta desarticula el lenguaje por medio del caos ciber. Liberándonos del mal, con sorna, humor, sátira que tanta falta nos hace.
Bien, que esta chamana del ciber llegue a este altar imperial y chouvinista de nuestra poesía disparando hologramas desde su carcaj metálico.