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Cuando sale el pezón en la pantalla local es una visión enajenada del espectador macho.
Carmen Berenguer
Publicado en El Siglo, 8 de Agosto de 2016
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Cuando sale el pezón en la pantalla local es una visión enajenada del espectador macho quién se corre una paja mientras sueña con la teta más grande de Chile. Solo igualable a las tetas del icono del cine de Fellini en el letrero gigante de un erial. Cuando esas tetas gigantes aparecen en Chile a la hora peak en alta noche, el rating sube hasta el cielo. Los avisadores crecen y las noticias policiales pasan coladas detrás de las tetas gigantes y sube el rating y el Nunca Más del escritor Sábato repetido por el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Nunca Más y la teta acrílica cruza la pantalla. Nunca Más y la ranura lisa de la ubre junto al auspicio del cortaplumas multiuso. Nunca Más abre y sale la lengua de la boca del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas en democracia y se mueve el trozo de bife plástico femenino. Nunca Más La caravana de la muerte y la raja de la mina con el pisco en el comienzo del monte de Venus vestida de policía. Nunca Más y al país se le para el pico a la hora del tiempo en la televisión nacional, con el cuerpo de la memoria chilena detrás de las nalgas de silicona erotizando la toga de la justicia. Nunca Más repara el cuerpo ausente y el cirujano plástico estira la piel de la teta nueva globalizada para el negocio de los cuerpos como cortina de la amarillenta y sucia negociación.
