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La novela Agustina la salteadora a la sombra de Manuel Rodríguez, de Virginia Vidal.
Ceibo Ediciones 2015

Por Carmen Berenguer

 




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Virginia Vidal, novelista, ensayista y periodista destacada,  ha publicado una decena de novelas, no obstante en estas últimas novelas de corte histórico como género se entrecruzan con lo literario, el periodismo, el ensayo y el tema de género.

Nunca olvidaremos sus escrituras sobre las artes visuales en la que destacan : El Museo de la Solidaridad, La Operación Verdad, Las exposiciones sobre Las 40 medidas de la Unidad Popular, La labor de Guillermo Núñez como Director del Mac.

Destaco su trabajo periodístico que fue fundamental a la hora de cubrir estas exposiciones fundamentales, mostrando la ignominia de la dictadura, al mismo tiempo su participación y su apoyo importante en el primer Congreso de literatura de la Mujer Escritora en Chile en los 80. Así conocí a Virginia Vidal.

La novela Agustina la salteadora a la sombra de Manuel Rodríguez de la escritora Virginia Vidal, es una narración fragmentada recogida más por hablas y memorias, de girones sin tiempo y en un momento crucial de la historia de la independencia chilena.  Estos seres marginales cuyo personaje central será la historia real de una mujer, que contará su propia historia, hecha de retazos para construir un relato notable y alejado de lo lineal y convencional de la historia oficial, que consagra una verdad de la historia. Virginia Vidal, a partir de su apuesta no lineal del relato, pone en evidencia la fragilidad oficial de la historia.

Comenzando por el título, Agustina la salteadora a la sombra de Manuel Rodríguez,  leeremos su signo como sospecha de la historia oficial, que luego de traicionar y asesinar, reconoce al héroe,  pero no a esta mujer luchadora en las antípodas de la guerra por la independencia chilena; la aprenderemos por medio de la propuesta de su autora, Virginia Vidal, por medio de la narración oral, que construye el mito como signo de la derrota del mismo héroe, su figura queda sin embargo, suspendida como una sombra en ella.

Otro elemento importante en esta ficción, es la construcción de una subjetividad femenina, callejera por el territorio de la otra historia nacional. Ficción de un saber absolutamente de la mujer en sus trajines.  Un saber único del imaginario popular recóndito, como tributo a una suerte de identidad que se transforma en una identidad políticamente estratégica, en lo que se refiere a las comidas, vestuario y lenguaje, escenificando un fresco, otro, de la colonia.  Incluida la lira popular en versos, los mitos populares del funeral del angelito, el gloriao,  pantrucas en caldo de patitas de chancho, sopa de charqui, y  pasa por allí la sombra de una poeta alta, imagino Gabriela Mistral.

El escenario y trama de la novela, ocurre en el siglo XIX,  entre la monarquía colonialista, los patriotas y la población chilena agobiada y desgastada, donde sin embargo surgen, a pesar de todo, los sueños de libertad, las montoneras o ayudistas, agobiados por el hambre, el rostro oscuro de una guerra, la peste, la codicia y los oportunistas.

Virginia Vidal, la autora, en su ilación de la historia de Chile, crea una épica basada en el anonimato que es, la voz narrativa de la mujer que memoria, cuenta, narra; otra versión de la Historia, ni por la razón, ni por la fuerza, basada en una práctica de la fatalidad y la pobreza que vive ella y la peonada en los tiempos de los oligarcas terratenientes.

Agustina, es un personaje en el paisaje agreste y central de Chile, cruza de riachuelos y ríos, cercana a la frontera andina, rodeado de montañas Agustina la salteadora, llega a cebar el mate a la gruta de los Pincheira.

Y quién es Agustina, es el personaje de una mujer que fue ganando fama de mujer andante, viviendo el rigor de la noche de los caminos.  Agustina recrea un personaje femenino, convertido en la vida dura, como malévola, en su propio territorio.

Agustina,  sale del pueblo una noche vestida de las prendas de su esposo, y va a sobrevivir asaltando a caminantes en la noche.

Agustina, usa cuchillo que atravesó el corazón de su amor. Y una soga que le sirve para dejar amarrados a los hombres que andan poniéndose el sol.

Agustina, es una figura nómade en una masculinización forzosa de travestismo,  a la que es impelida porque es mujer, sola y pobre, y ese es su destino, que lo define claramente, como una opción en la que se hace mujer, vestida de hombre, ropaje que la protege de la violencia masculina.

En esta novela no sólo se revela el mundo de las mujeres, además evidencia el mundo de la construcción salvaje de una pobreza, en los límites más crudos que se pueden dar en momentos de crisis, como en una guerra.

Las condiciones y sobrevivencia de los excedentes humanos de la guerra, llevada a los extremos, es profundamente narrada, por una pluma ágil, que indudablemente pone en evidencia una oligarquía sucia y corrupta por alcanzar el poder, dejando en el camino un pueblo paralizado e inerme frente a un porvenir magro, así desbarata los símbolos de triunfos y de héroes que tapizaron el cielo de la patria, sentando las bases de la República, por la razón ilustrada.

La razón es una colección de embustes, dice Tolstoi.

En tanto que la literatura no tiene edad, como dice Foucault, no tiene más cronología o estado civil que el lenguaje mismo. Me atrevo a decir que Agustina como personaje real, no tiene tiempo. Ha sido creado por el lenguaje de su autora, en esta ficción de murmullos de lo que se pronuncia, al mismo tiempo, el sistema que lo transparenta, que es el habla: en resumen, su lenguaje es a la vez el hecho de todas las hablas acumuladas en la historia y el sistema mismo de la lengua, como recuerda en el habla oral, la historia nunca contada en Chile hasta el día de hoy, en la novela   Agustina a la sombra de Manuel Rodríguez de Virginia  Vidal.

Las claves de esta obra son sus  filiaciones con la escritura de género,  poniendo de relieve una subjetividad otra, no lineal, como fragmento en la historia y sus cercanías con el relato de las marginalidades sociales de otras novelas como Barrio Bravo, El Río o Chicago Chico.

De este modo, pone en evidencia hoy, la construcción de una marginalidad perpetuada por un sistema colonialista  neoliberal, no alejada del siglo pasado, que ha inventado un nuevo trato, a una extensa población de obreros ilustrados que terminará en corto tiempo, en una nueva peonada al servicio de los pulperos de siempre.

Termino en una reflexión acerca de la suerte de la novela como género, a punto de perder sus privilegios independientes, pues ya tratada como mercancía termina siendo consumida por las leyes del mercado.

Hay que ‘luchar por lo obvio’, como decía Marx, y citar a Juan Francisco Ferré autor independiente, ‘Cuando algún día se nos olvide que somos humanos, iremos a buscarnos a las novelas.’

Luchemos por escritores independientes, como Virginia Vidal.


Santiago, Abril 13 de 2016  



 



 

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La novela "Agustina la salteadora a la sombra de Manuel Rodríguez", de Virginia Vidal.
Ceibo 2015.
Por Carmen Berenguer