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        Una vida salvaje y desobediente, de Henry David Thoreau: Viviendo al margen
          Traducción:  Antonio Díaz Oliva
        
          Por Cristián Brito Villalobos
Periodista y magíster en literatura
            
            
            
        
          
            
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Un observador de los  acontecimientos. Un hombre que vive según sus propias reglas. Eso y más abarca Una vida salvaje y desobediente, una  selección e introducción a una obra global en donde está el ensayo  “Desobediencia civil”, donde el filósofo estadounidense nacido en 1817 exhibe  su lado político, “Recolecciones (o lo que el tiempo no ha cosechado de mi  diario)”, con las primeras entradas de su diario donde critica la vida moderna  y “Donde viví y para qué viví”, capítulo de Walden,  su principal obra. En el volumen se nos presenta la cronología de la vida del  pensador y profesor que se autodenominaba como anarco-pacifista, es decir, como  un hombre que vive al margen del sistema, que no cree en los gobiernos ni en el  Estado, que no paga impuestos y que vive en la más profunda austeridad.  Asimismo, nos encontramos con su lado más espiritual, y así lo dice cuando  alguien le pregunta acerca de su muerte y si hizo las pases con Dios. “No sabía  que estábamos peleados”. Thoreau murió a los cuarenta y cuatro años y sus  últimas palabras fueron “alce” e “indígena”. La obra del filósofo se podría  resumir en una gran pregunta ¿cómo se debe vivir?, que es a fin de cuentas la  gran interrogante que surge al leerlo. Sobre su vida alejada de la urbe,  Thoreau explica. “Me fui al bosque porque quería vivir deliberadamente,  afrontar solo lo esencial de la vida y ver si podía aprender de ella lo que  tenía que enseñarme, y evitar, cuando fuera hora de morir, descubrir que no  había vivido realmente”. A lo largo del texto, los cuestionamientos surgen  continuamente, la mayoría de ellos enfocados en el sistema de vida al que los  hombres se rigen para vivir en sociedad. “Lo mejor es vivir dentro de ti y  depender de uno mismo, siempre arremangado y listo a arrancar, sin tener muchos  asuntos pendientes”, expone el filósofo. Para Thoreau la vida debe ser libre,  donde el contacto con la naturaleza es lo más importante, es decir, donde el  hombre se encuentra a sí mismo, en el mundo que habita, alejado de las reglas.  “El Estado nunca confronta los sentidos de un hombre, ya sean intelectuales o  morales, pero sí su cuerpo y sentimientos. No se arma con una honestidad o  inteligencia superior, sino con fuerza física superior. Yo nací para ser  forzado. Respiraré los aires que me den la gana. Ya veremos quién es el más  fuerte”. De esta manera Thoreau reafirma su sentido de libertad, ante todo. Una vida salvaje y desobediente es un  libro inquietante, donde nos acercamos a la visión de uno de los pensadores más  relevantes y que aún se mantiene vigente. Un libro necesario.