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Nibaldo Acero, escritor:
“Que la Feria del Libro de La Serena lleve como título “Literatura es mujer. Ni una palabra menos”
es un grito de guerra de lo más pertinente”
Por Cristián Brito Villalobos
El autor presentará de manera exclusiva su novela Gol de oro el lunes a las 21 horas
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Nibaldo Acero (San Miguel, 1975) es uno de los escritores de la zona destacados que se estará en la Feria del Libro de La Serena donde lanzará sobre su más reciente publicación Gol de oro, presentación que se llevará a cabo el lunes 5 a las 21 horas donde será acompañado por el periodista Cristián Brito. El autor radicado en La Serena desde hace 8 años es profesor, escritor y académico, así como activista social y político. Se graduó de doctor en literatura por la Universidad Católica de Chile y ha sido docente en diversos colegios, organizaciones sociales y universidades. Ha publicado los poemarios Melinka, 2004 y Por el corazón o la verga, 2010, y en narrativa, las novelas Guía satánica de Gerona, 2013, y Gol de oro, 2017. En el ámbito del ensayo, fue uno de los editores y coautor del libro Vestigio y especulación. Textos anunciados, inacabados y perdidos de la literatura chilena,2014, y es autor del libro recientemente publicado en México, La ruta de los niños rojos. La poética de Roberto Bolaño, 2017. El pasado año, fue seleccionado para ser parte de la antología poética Resist Much / Obey Little. Inaugural poems to the resistance, 2017, publicada en Estados Unidos y que nace en contra de las políticas raciales de Donald Trump. Actualmente, reside en La Serena junto a su familia, y se desempeña como docente en la UCN, como director de la ONG SaviaSur y como investigador en inclusión e innovación en educación
Gol de oro
El fútbol como alegoría de la historia reciente de nuestro país. Un partido de fútbol relatado por radio que abarca diferentes etapas de lo que ha sido el devenir de Chile luego del golpe militar. Jugadores de fútbol se mezclan con personajes de la política, de las FF.AA., y ciudadanos comunes y corrientes para dar pie a un encuentro deportivo en donde se juega mucho más que un triunfo; es un encuentro en donde la dignidad y la justicia representan la verdadera victoria. “El balón sigue su curso, pero botando y con una dirección irregular. Lo captura Iturriaga Neumann, quien deja nuevamente a pie de cañón a Contreras…Péguele, Mamito y la puta que lo parió ¡Péguele que yo no lo canto!” Se lee al inicio del relato. Los hechos en Gol de oro de Nibaldo Acero son narrados como una arenga a los jugadores. Es posible advertir sucesos que marcaron no sólo la historia de nuestro fútbol en los últimos años, sino que además la del país desde el golpe de estado, describiendo metafóricamente el relato histórico fracturado por los acontecimientos recientes. Es interesante la agilidad en el discurso que Acero le imprime a la historia. El relator deportivo no da tregua y continúa su apasionada narración de una manera veloz a lo largo del libro. Arriesgado resulta describir de esta forma sucesos reales de la manera en que lo hace el Acero, donde la velocidad del relato está acorde con el desarrollo de la historia. El volumen es precedido con un epígrafe de Marcelo Bielsa “El fútbol es el primer deporte del mundo, es el deporte más atractivo para todos los continentes. Si yo tuviera que decir por qué sucede eso, es porque no siempre ganan los poderosos”, cita acertada y que sirve como resumen del eje central del relato, donde a través del fútbol se busca una revancha; se lucha por la justicia social e histórica de un país trizado por el régimen militar. La literatura chilena está también presente “Miranda esconde el esférico, lo resguarda y descarga para Ibañez Langlois, quien deja en inmejorable posición a Raúl Zurita, el que, en dudosa posición, desborda y se descuelga en dirección al arco contrario. Zurita se deja caer a la entrada del área… ¡y el árbitro cobra la pena máxima”, dice uno de los pasajes donde poetas comparten esta gesta de lucha contra un sistema opresor y violento. La disputa va mucho más allá que la de un encuentro deportivo; es a fin de cuentas una batalla por recobrar la libertad. Gol de oro puede leerse como una novela o como un extenso relato histórico donde el escritor se desenvuelve con soltura dando vida a un libro original y de rápida lectura donde el lector presenciará una gesta histórica y que encuentra en el fútbol el catalizador de una época negra.
— ¿Qué opinión tienes de la Feria del Libro de La Serena?
— Es una feria que he visto más bien desde fuera, apenas como un espectador ocasional, esta es la primera vez que me invitan, de hecho, es la primera vez que me invitan a una feria en Chile, lo que por supuesto agradezco. El pasado año tuve la fortuna de ser invitado a las ferias del libro del Zócalo y de Oaxaca en México, y fueron experiencias del todo punk metal... lo que sí puedo decir de la feria de Serena, es que me encanta que esta versión lleve como título “Literatura es mujer. Ni una palabra menos”, un grito de guerra de lo más pertinente, ante las prácticas sexistas de la Sech de Coquimbo, donde las escritoras regionales siguen siendo las sparring para los "consagrados", los titulares, apenas el acompañamiento para el plato de fondo: un rico arroz, la ensalada, nada más.
— ¿Qué mensaje le darías a quienes vayan a la presentación de tu libro?
— Difícil, solo decir que es un libro honesto, y no sé si sirva para algo decirlo. Pero sí, es un libro violento, mucho más de lo preví, las reseñas que se han escrito sobre él me hicieron ver esto. No lo había pensado antes, pero ahora siento que escribirlo fue matar o morir, o mejor dicho, fue matar y morir, para quizás iniciar otra etapa en mi propia escritura y vida (como el tiro que se pega en el cuello el protagonista de Fight Club al final de la novela, un balazo que buscaba precisamente matarse y seguir vivo). Un estudiante en Illapel y otro en La Serena me comentaron que gracias al libro habían conversado por primera vez de la dictadura en sus propios hogares. Recuerdo que el chico del colegio Cervantes incluso supo que su padre había sido un perseguido político. Hay editores que me lo tiraron por la cabeza y otros que pidieron hacer miles cambios en los aspectos políticos, suavizarlo, bajarle la tensión. En fin, es un libro que solo una editorial arriesgada como Los Perros Románticos se podía animar a publicar.
— Gol de oro es un extenso relato radial de un partido de fútbol que trata sobre la realidad de una sociedad fracturada por la dictadura y el poder, ¿Cómo surge la idea de conjugar fútbol y literatura?
— El libro comienza a ser escrito en Ciudad de México, en noviembre del 2014, me acuerdo perfectamente. En esos días, yo estaba realizando una investigación sobre la poesía infrarrealista en el DF, cuando la procuraduría general de México informó que existían pistas concretas de un homicidio masivo en el estado de Guerrero, por lo cual se hacía casi imposible encontrar con vida a los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa. Ciertamente, fue un mazazo para la sociedad mexicana. Ese mismo día se fortalecieron las marchas, eran decenas de miles de jóvenes y padres, que salieron a protestar a las calles, una especie de despertar social de la cual los propios mexicanos estaban sorprendidos. Por supuesto que me sumé a esas marchas, por supuesto que aquel dolor también era mío, la indignación, la impotencia. Cuando volví al hostal donde alojaba, abrí el computador dispuesto a largar un vómito que representara un poco de aquella rabia, pero lo cierto es que terminé escribiendo sobre mi propia experiencia con la violencia, durante la dictadura, y partí con la despedida de Carlos Caszely, a la que asistí con mis viejos y mi hermana, en el año 85. No fue nada planificada esta fusión literatura y fútbol o política y fútbol, la reflexión y propuesta surgió del propio proceso de escritura. Para algunos escritores tener un claro mapa de lo que van a hacer es primordial, yo dejo que la historia busque sus propias salidas, a riesgo de no llegar a ninguna parte. En plena escritura me di cuenta que tal como en un partido de fútbol, la dictadura acabó en el número ´90 (1990), por lo que cada uno de los últimos minutos de ese partido fue resignificado en el libro, con un acontecimiento trágico o mínimamente esperanzador de nuestra historia, como la lucha bella y feroz de Cecilia Magni, de Sola Sierra o de Gladys Marín. Historias que está en el limbo del total olvido.
— Eres un declarado seguidor y estudioso de Roberto Bolaño, ¿Cómo ha influido Bolaño en tu propia literatura?
— La influencia de Bolaño supera ampliamente mi propia escritura, y se instala en una forma de observar la realidad, a partir de una sensibilidad que se mueve entre la crudeza y la fraternidad, entre la resistencia, el rigor y el placer. Javier Marías llama a esto "pensamiento literario". Decir que ha influido solo en mi escritura sería mezquino, ya que hasta mi forma de relacionarme con el arte se ha visto impactada, cómo leo a partir de Bolaño, cómo me relaciono con la cultura, hasta con mis propios amigos. No digo que esto sea bueno, solo reconozco que el ser humano -ficcionalizado o no- tras el Bolaño escritor me parece tan o más fascinante que el rockstar que muchos desean ver en su figura. Los poemas de Bolaño a su hijo, se los recito permanentemente a mis hijas. Es el maestro, sin dudas, pero también es el verdugo.
— En Chile se vive un explosivo incremento de escritores jóvenes, en ese sentido ¿Qué opinión tienes de la literatura se está escribiendo?
— Aquí seré de lo más incorrecto políticamente, porque creo que en la literatura los años poco tienen que ver con el salvajismo en teoría propio de la adolescencia o de la juventud. Hay jóvenes que escriben poesía demasiado temerosos, guiándose muchas veces por los versos de alguno de sus padrinos, arriesgando poco y nada, cayendo bien, encajando en alguna antología de algún otro patrocinador. Los poetas más jóvenes que conozco en Chile son Armando Uribe, de 84 años, y Mauricio Redolés, de 64. Stella es una poeta jovencísima y lleva casi 12 años muerta. Sin dudas hay una amplia gama de plumas novedosas que se tratan de instalar en el radio de corto alcance del reconocimiento, pero yo prefiero poner atención a aquellos adolescentes o veinteañeros que no tienen ninguna cabida en los círculos literarios, ya sea por temas de territorialidad, de género o de clase, porque no están dispuestos a sobar lomos o porque realmente no les interesa. Me encanta ese tipo de silencio, el fiero, ese que ni siquiera tiene en sus planes publicar más que en Facebook, en un blog o en el Wattpad. Me gustan aquellos que comparten lo que escriben en las redes, aquellos que gritan, aunque nadie lo esté escuchando. A esos que se les pasa la mano con el poder, a esos sí que los leo con ganas.
— Aparte de narrador, también eres poeta, ¿Con qué género te sientes más cómodo o cercano?
— En ambos me siento muy cómodo, también en la escritura de ensayos y en los textos más políticos, por supuesto que en el plano de la lectura también me siento muy cómodo. Creo ser todo un afortunado, ya que por mi trabajo leo y escribo textos que van desde inventar un verso hasta integrar las neurociencias a una determinada reflexión. Ahora, no puedo hacerme el tonto, que me sienta cómodo no significa que me resulte fácil, sobre todo cuando de escribir poesía se trata. Reconozco que a veces le hago el quite a sentarme y editar mis propios textos, me lleva años terminar un poema, me gusta mucho que no se "acaben", por eso los publico cada 6 u 8 años. Son mis declarados y amorosos fantasmas.
— Hace poco murió Nicanor Parra, ¿Qué lugar crees que ocupará en nuestra historia literaria?
— Antes de responder, te cuento que tuve la suerte de conocerlo, el año 2006 fui a su casa en Las Cruces, bebimos, leímos, él se recitó varios poemas de memoria y me invitó a conocer parte de sus tesoros editoriales, fotografías, objetos preciados para él. Te cuento esto solo para decir que era primera vez que nos veíamos, lo que no dejó de llamarme la atención. Fue la última vez también. Insisto, todavía orbita mi cabeza aquella fraternidad. Pero bueno, lo cierto es que vamos a decir mil cosas inútiles de él, por lo que es difícil saber qué lugar terminará ocupando, lo que sí es que ojalá sea lejos del mito, pero sobre todo lejos del mármol. Ojalá sus poemas cuelguen de lugares más incontrolables, no sé, de las boites de vida buena y de mala muerte, de esos bares "místicos" de los que sales hasta con pulgas en los calcetines. Ojalá sus poemas como "La víbora", "Es olvido" o "Aromos" ocupen esos lugares, que cuelguen a la misma altura del vuelo de las moscas, de las cabezas de los fieros habitantes de las tabernas.
— ¿Cuáles son tus proyectos inmediatos?
— En este momento trabajo en cuatro proyectos de escritura, que ojalá puedan ser publicados este o el otro año. Una editorial me contrató para escribir dos libros, uno sobre innovación e inclusión en educación, el otro, sobre la formación de docentes en Chile. El tercer proyecto es un libro de poemas, que Bordelibre se animó a publicar, todavía sin un título definitivo. El último, es una novela infantil que lleva como título El doctor de los libros viejos, ambientada en Coquimbo, en una villa ficcional llamada Poeta Susana Moya. Mis hijas han sido las editoras y correctoras del manuscrito, también quieren ser las ilustradoras y las diseñadoras de la portada. Dicho sea de paso, son también las personajes de la historia. Ahora que lo pienso bien, es un libro que les pertenece mucho más a ellas que a mí. Si hay ganancias, las compartiremos en partes iguales.