Mis tres homicidios, de Luis Rivano: Matando la angustia
Editorial Alfaguara, 2017
Por Cristián Brito Villalobos
Periodista y magíster en literatura
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Luis Rivano fue un conocido escritor autodidacta que en su carrera escribió una serie de obras teatrales y novelas que en su mayoría mostraban el mundo del hampa, de la prostitución y la delincuencia. Ambientada en el centro de Santiago, “Mis tres homicidios” fue entregada por el autor días antes de fallecer en 2016. Esta sería su última novela. Es llamativo que Rivano haya querido exponer el lado más íntimo de estos personajes, mostrando de manera conmovedora su humanidad, su visión del mundo y del país, sus aventuras amorosas y la relación con sus familias. “Mis tres homicidios” relata la historia de Vinizio, apodado el Rucio, que está a punto de salir libre cuando recibe una inesperada visita, se trata de la Guille, una prostituta con quien había entablado una amistad entrañable. El diálogo entre ambos está construido a través de la memoria, del recuerdo de un pasado doloroso, donde escaseaba la comida y la violencia era pan de cada día. Mientras hablan rememoran esos tiempos en el burdel en donde la Guille trabajaba bajo el mando de doña Eugenia y donde también lo hacía la Marlene, a quien la Guille le tenía mucha tirria y envidia por su juventud, su procedencia entre comillas acomodada y por su evidente belleza, a eso sumado que el resto de las trabajadoras creían que era la consentida y protegida del Rucio. La Guille es una patinadora, brusca, descreída, pero sin embargo muy atractiva. Una mujer buena, que en su visita le lleva al Rucio un enorme paquete con ropa y decenas de cartones de cigarrillos. A partir de la conversación entre ambos en tan solo un capítulo se llevan a cabo las biografías de ambos protagonistas. Allí se narra que Vinizio llegó muy pequeño a Santiago y sin nada en sus bolsillos, así debió sobrevivir ganándose la vida como prestador de servicios homosexuales para luego transformarse en un lanza. Su historia se enlaza con las vidas de sus compañeros en la cárcel como el zapatero Bernales, el Llorón que se entretiene con la Biblia, el Johnny que funciona en la vital sección Estadísticas y varios otros. Cuando Vinizio cumple su condena, en conjunto con la Guille y la Marlene deciden encausar sus vidas a través comprando un local donde las ganancias se las repartirían de manera equitativa. El libro es breve y la prosa de Rivano es adictiva. El humor y su lenguaje coloquial la hace atractiva para cualquiera. El lector no podrá despegarse de una novela que, si bien fue publicada de manera póstuma, reafirma a Luis Rivano como un soberbio contador de historias y uno de los grandes narradores que ha dado nuestra literatura.