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Dejar hacer, de Germán Marín: caminos errados
(Novela, Alfaguara, 2010)
Por Cristián Brito Villalobos
Periodista y magíster en literatura
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Una mujer intenta escapar de una vida llena de miserias después de una temporada en la cárcel por un delito menor. Betty, una muchacha veinteañera de origen mapuche, deja a la luz en Santiago todas sus ambiciones materiales haciéndose de una casa y artículos sin mediar consecuencias. Para conseguir sus objetivos traiciona a personas cercanas. En “Dejar hacer”, Germán Marín (1934) recorre zonas de dos caras: Betty es una mujer trepadora y peligrosa, sin embargo la prosa de su autor la exhibe como un ser querible dentro de la profunda soledad en la que vive. El mundo del hampa y de las relaciones entre delincuentes conforma el eje central de la trama. Hablamos de una novela que bien pudo funcionar como una crónica policial pero que como novela resulta un testimonio. La protagonista sale libre del Penal N° 2 de Mujeres en Puente Alto para intentar reincorporarse a la sociedad. Es en este periodo en el que consigue un trabajo en el restaurant Don Rolo. Allí, meticulosamente, engatusa a su dueño, un hombre anciano, para casarse con él y tras su muerte quedarse con todas las pertenencias, incluido el boliche. Su ex pareja, un delincuente de poca monta, será quien la acompañe, sin embargo el Choro Sepúlveda muestra su lado más salvaje comportándose como un individuo machista y agresivo que, tras caer convicto nuevamente, organiza desde el encierro su venganza. En el intertanto Betty concurre a un centro deportivo a practicar natación, lugar en el que conoce a Rodolfo con quien entabla una relación con el que cree es el hombre de su vida. A punta de mentiras Rodolfo se gana el amor y la confianza de la muchacha. Sin embargo, avanzado el romance, éste comienza sospechosamente a interceder en los movimientos financieros de la viuda con el afán de continuar haciéndose de la riqueza de sus víctimas, embustero como es lo consigue luego de amedrentar a Betty con feroces amenazas. Escrita pulcramente y manejando los tiempos narrativos con agilidad, Germán Marín crea una novela con ritmo vertiginoso y en la que el lector se verá seducido desde su inicio. Si bien “Dejar hacer” es una de las novelas más acotadas de Marín, de igual forma contiene una profundidad en su mensaje, dejando en evidencia la manera en que se mueven los delincuentes y la impunidad con que habitualmente quedan sus fechorías. “Dejar hacer”, publicada en 2010, es un volumen que nos muestra la otra cara de la miseria, el rostro de la avaricia llevada al límite de lo legal sin importar si es inocente o no, donde Betty cae y sucumbe en un rito delictivo que ella también explotó.