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Alto Hospicio, de Rodrigo Ramos Bañados: de sangre y miseria
Editorial Emergencia Narrativa 2015
Por Cristián Brito Villalobos
Periodista y magíster en literatura
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El género negro o novela policial en Chile posee una vasta historia y tradición, sin embargo, en el último tiempo, y salvo algunas contadas excepciones como Ramón Díaz Eterovic, Mario Valdivia o Roberto Ampuero, esta no se ha cultivado con el entusiasmo con que sí se hace en otras latitudes. En “Alto Hospicio”, Rodrigo Ramos Bañados (1973) recoge los antecedentes reales de los crímenes que en la década pasada ocurrieron en el poblado de Alto Hospicio cercano a Iquique dándole cierto cariz de relato policial periodístico pero, al correr de las hojas, la trama de la historia se torna más íntima y personal, casi como el diario de vida de un detective. La novela trata sobre la investigación que realiza un periodista de crónica roja que cuidadosamente sigue los casos de asesinatos a muchachas y los va registrando. Su trabajo lo ejerce tanto en terreno como en ciber cafes de mala muerte. Es en este entorno en donde se desenvuelve constantemente, entre matones, prostitutas y degenerados. Ramos investiga los crímenes en profundidad y esto se palpa en el texto que posee como sus principales virtudes mantener siempre al lector como un cómplice, como un espectador privilegiado de los hechos que se van sucediendo y que tiñen de sangre la narración. La novela se divide en una serie de capítulos debidamente fechados, esto obedece a la germinación del texto en un blog donde la voz del protagonista exorciza sus culpas y donde se nos muestra a un periodista radicado en el norte, con un matrimonio fracasado a cuestas, y que ahoga sus miedos y penurias en el alcohol, las drogas y el sexo y que dedicó gran parte de su carrera en relatar con detalles las vidas de diferentes asesinos en serie como Chikatilo o Garavito. Sus columnas son leídas por Julio Ceballos y se transformarán en la excusa idónea para la relación que ambos entablan. Ceballos, fiel seguidor de Luis Dimas, se convierte gracias a estos textos en el chofer del reportero ocultando que tras el taxista cohabita un feroz depredador que le quitaría la vida a muchas jóvenes de Alto Hospicio, llegando a ser condenado y remitido a la prisión de Acha en Arica. El periodista por su parte, al ejercer de copiloto de Ceballos, arriesga a implicarse como testigo, incitador y encubridor de los violentos asesinatos. “Alto Hospicio” es una novela interesante que funciona como una crónica policial que nos muestra la sicología de un asesino así como evidencia la brutalidad con que estos pueden actuar. Escrita de manera ágil y pulcramente narrada la obra siempre mantiene la tensión. Ficcionar hecho reales y tan macabros puede resultar un ejercicio difícil y arriesgado pero Ramos Bañados lo consigue elaborando un texto lleno de vigor donde la justicia la ejercen los hombres sin ampararse en ninguna ley más que sus instintos, por muy bajos que estos sean.
