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El discurso vacío, de Mario Levrero: Un mundo por armar
Literatura Random House, febrero de 2020
Por Cristián Brito Villalobos
Periodista y magíster en literatura
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Mario Levrero (1940-2004), autor uruguayo, se ha transformado en un escritor de culto. Luego de la publicación de La novela luminosa (2005), ha sumado cada vez más lectores. En El discurso vacío, Levrero hace un recorrido por su vida en una suerte de diario de vida, fechado, en donde reflexiona acerca de diversos temas, todos relacionados con la realidad del ser humano, específicamente con su propia manera de observar y analizar una multiplicidad de tópicos. Todo esto cuidando minuciosamente su caligrafía. La muerte, la sociedad, los miedos, Dios, la vida en pareja, la familia y la política, son algunos de los temas que analiza desde su particular punto de vista, donde siempre llega a una conclusión del todo no acabada. Y es que Levrero lee su vida de una manera natural, en el sentido que cada texto se diferencia del otro, pero que, en su conjunto, conforman una suerte de novela autobiográfica. Es así como en el volumen existen una serie de entradas tituladas “Ejercicios”, donde el escritor devela cada día como una vida entera, como si se tratase de un ejercicio reflexivo en el que cada minuto cuenta y merece ser descrito. El apremio por escribir a veces le resulta agobiante, como si trabajara en contra del tiempo y, sobre todo, de su permanente angustia y ansiedad. “La realidad es una cosa lejana que se acerca con infinita lentitud al que tiene paciencia”, dice Levrero parafraseando a Rilke, cita que define perfectamente el ejercicio escritural del uruguayo. Para Levrero la escritura es un hecho que requiere de suma concentración. En este sentido, en el libro está presente el hecho con varias alusiones a su forma de escribir y las necesidades que le demanda. Dice que la tranquilidad y poseer un espacio de soledad le facilitan la tarea, para no caer en el llamado “Calambre de los escritores”, producido por cansancio y pérdida de la narración que se lleva a cabo. En definitiva, estamos frente a un libro sumamente atractivo, en donde lo humano y cotidiano juegan un papel relevante, ya que condiciona directamente la articulación de estos “Ejercicios”. El discurso vacío es un volumen intenso, afable, de rápida lectura y al mismo tiempo profundo en sus reflexivas conclusiones. Levrero es un autor que nos sigue sorprendiendo con una literatura de alto vuelo, cuya calidad y legado parece nunca terminar.