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Pobres diablos, de Cristian Geisse: Simpatía por el demonio
Por Cristián Brito Villalobos
Periodista y magíster en literatura
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La maldad. La codicia. La vanidad. La gula. La oscuridad. El miedo. El espanto. El pánico. En cada uno de los cuentos que componen “Pobres diablos” de Cristian Geisse, están presentes estos conceptos. El autor toma la figura de Satanás para dar a conocer un mundo tal vez inexplorado, una tierra donde habitan los perdidos, los que ya no tienen esperanzas y que solo buscan una vía de escape. Esa herramienta para huir o esquivar la realidad siempre está relacionada cono la maldad. Con el lado más incierto y oscuro del alma humana. Es cuando el instinto animal que cada uno de los personajes anidan, se libera y toma control de todo, del sujeto, de sus actos y de su cabeza. Porque Belcebú existe y está presente en todas partes, basta con saber cómo llamarlo y allí estará, esperando al acecho para cumplir cualquier deseo, claro está, a un alto precio. Con el norte presente en la mayoría de los cuentos, el ambiente en donde se desarrollan las acciones oscila entre Vicuña, San Isidro o Valparaíso. Geisse conoce de los mitos y de la historia que envuelve el concepto del Diablo. En este sentido utiliza de manera muy astuta esa mala fama para bajarlo al nivel de los hombres. En su mayoría seres comunes y corrientes que solo quieren darle un giro a su vida. Así encontramos el ñache, una sustancia que al ser consumida genera una serie de efectos, el más fuerte es la alucinación, y es en ese estado cuando los hombres llegan un acercamiento real al demonio. Geisse crea un mundo en donde el miedo y el arrepentimiento van de la mano. Donde los excesos, ya sea de alcohol, sustancias alucinógenas, marihuana o la coca, encarnan la ostia de Satanás. En el volumen nos encontramos con una serie de textos, cada uno interesante y muy bien narrado. Da la impresión que luego de sus anteriores publicaciones, el escritor ha logrado encontrar una voz personal, particular. Con un lenguaje coloquial pero que no altera el mensaje final, Geisse da vida a lo largo del libro a una serie de pequeños infiernos. Los errores, las faltas, todo es finalmente pagado. Escapar no es gratis. La realidad es una, es de suponer, pero con la lectura parecen ser muchas a la vez. “Pobres diablos” es en definitiva un libro que atrapa desde el inicio. El autor sabe cómo mantener la tensión en cada relato. De esta forma se desarrolla un volumen interesante y que siempre deja interrogantes. Es un libro que no pasará desapercibido y que ratifica a su autor como una de las voces narrativas más atractivas y cautivantes de la literatura chilena contemporánea.