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El Cristo Gitano, de Nicolás Cruz Valdivieso: En el horror no hay milagros
Por Cristián Brito Villalobos
Periodista y magíster en literatura
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A las afueras de un pueblo que pareciera no existir y que se pierde en la bruma del paso del tiempo existe el Cementerio General de la Nación, el cual ya parece desbordarse, entonces a sus afueras se construye otro que rápidamente acumula más cuerpos producto de la epidemia de la viruela. En este escenario surge un personaje fundamental, un muchacho que parece tener poderes sobrenaturales. Ezequiel es su nombre, al que luego llamarán El Cristo Gitano. El chico busca superar la culpa que le embarga por un pecado cometido cuando niño. Asiste a los moribundos y recopila sus fallecimientos en un Archivo de Almas, donde describe el momento en que éstas abandonan el cuerpo y de qué forma lo hacen. En el internado donde estudia someten a los más débiles a severos castigos para así otorgarle poder a los llamados líderes, hasta que aparece Ezequiel en escena, dando un vuelco a la historia de abusos. La lectura avanza y en una suerte de paréntesis aparece un personaje siniestro conocido como “El Búho”, un torturador que ejerce sus atroces crímenes en Villa Raulí al alero de la dictadura imperante. En este pasaje se describe con detalles cómo hombres y mujeres son sometidos a los más crueles martirios. Las embarazadas no se salvan. Algunas logran dar sus hijos a las monjas para que los cuiden, otras no tienen la misma suerte. “El Búho” es un sujeto extraño. Un tipo que parece no tener remordimientos. Un cruel asesino y torturador que, curiosamente, es seguidor del arte. Pinta a algunas de sus víctimas; las elegidas. Las retrata para inmortalizar esos momentos que le causan un siniestro placer. Luego la historia se une, el Cristo cae en las manos de “El Búho” donde sus supuestos poderes ya no le sirven. El Cristo Gitano es una novela sobre el bien y el mal, principalmente, pero también sobre la esperanza y la fe. El libro desde el inicio es sumamente atractivo, donde Nicolás Cruz Valdivieso (1981) exhibe una prosa ágil y directa, en un relato construido minuciosamente. El volumen atrapa al lector desde el inicio gracias a una pluma cuidada y una historia construida de manera excepcional. Se trata de un volumen muy envolvente, lleno de misterios, dolor, miseria y donde se desnuda la maldad del ser humano. Con esta novela su autor ratifica lo que anunció en sus entregas anteriores; estamos frente a un escritor al que hay que leer y seguir su huella. Un libro muy recomendable.