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Mundo salvaje, de Luis López-Aliaga: tierra de bestias
Emecé cruz del sur, 2017
Por Cristián Brito Villalobos
Periodista y magíster en literatura
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Relatos donde intervienen niños, jóvenes, adultos y ancianos. Historias que parecen triviales pero que en el fondo guardan grandes verdades. Familias que transitan por vidas comunes y corrientes pero que esconden intrincadas historias y secretos. En “Mundo salvaje”, el nuevo libro de cuentos de Luis López-Aliaga y con el cual retoma el género, se nos presentan una serie de textos en donde los mundos interiores de los personajes desempeñan el eje central por el cual transitan las acciones. Interesante es la presencia de los animales que parecieran ser actores secundarios en primera instancia pero que, de una manera sutil, simbolizan una alegoría de las realidades plasmadas en cada relato. Otro de los factores que resalta es la presencia constante de una cotidianidad siempre aplastante, como una gran nube gris que se posa sobre los personajes. Sin embargo, esta supuesta tranquila realidad se quebranta en gran medida con la presencia de estos animales que, si bien no modifican la trama, sí desempeñan un rol central en las acciones. “Mundo Salvaje” transita por territorios angustiosos en donde no ocurren muchas cosas, pero es ahí donde nimios sucesos adquieren gran importancia dejando casi siempre a los personajes atrapados y finalmente presos de la realidad. En el volumen se repasan de manera superficial elementos autobiográficos del autor, lo que lo convierte además en un libro, si bien no autobiográfico, sí testimonial en varios pasajes. Hablamos de seres explotados y animales que se insertan en la vida de humanos de manera abrupta y violenta. Es en definitiva un conjunto de relatos en el que López-Aliaga juega siempre en el límite de lo real y ficticio. “Mundo salvaje” es un conjunto de relatos bien escritos, donde se demuestra el oficio cuentista del escritor. Narrados de manera ágil y potente, acá hablamos de un libro que atrapa al lector desde el inicio y que lo inserta en un mundo donde los animales se exhiben como iguales, como si de alguna forma humanos y bestias dialogaran y recorrieran sus caminos siempre acompañados. Con “Mundo salvaje” queda de manifiesto que López-Aliaga es un cuentista experimentado, que sabe que la forma mejor de relatar está en directa relación con el siilencio, con lo no dicho y que es omitido para que finalmente sea el lector quien lo descifre.
