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Happenings

Por Carla Cordua
Artes y Letras de El Mercurio, Domingo 10 de junio de 2007

 

La palabra inglesa de uso común "happening" se deja traducir por "suceso", "evento". Desde la mitad del siglo pasado el término adquiere otro sentido, más espectacular y artístico, que se internacionalizó rápidamente. Alian Kaprow se presenta en 1959 en una galería de Nueva York llamando a lo que allí sucederá "Happenings en seis partes". El público está invitado no sólo a asistir a las manifestaciones previstas sino a intervenir en ellas. El artista iniciará situaciones que el público debe continuar con el encargo de modificarlas. Las obras que resultan de las sucesivas intervenciones se deben a todos los participantes y, por lo mismo, a ninguno de ellos en particular. Uno de los supuestos méritos del resultado es que no se deja reproducir exactamente, con excusas a Walter Benjamín. Son obras locales, efímeras, algo que ocurre allí y entonces, en verdad sucesos más que obras en forma. La intención original de los happenings los sitúa entre las artes plásticas más bien que entre los espectáculos. Poniéndonos en el punto de vista tradicional, las obras plásticas se exhiben terminadas, inmovilizadas en un lugar, para un público contemplativo que a lo sumo se desplaza de una a otra y se coloca favorablemente frente a cada una. Lo habitual es que en una sala de exposiciones no suceda nada. La introducción de inquietud, alboroto y participación de muchos espectadores convertidos en actores, para que las situaciones cambien continuamente, tiene como propósito desafiar con fuerza todos los hábitos y conveniencias del lugar, la ocasión y las artes plásticas.

El año que precede a la organización del primer happening, Kaprow había escrito sobre el legado de Jackson Pollock y sus cuadros chorreados de inmensas dimensiones que ocupaban todo el espacio de las salas de exposición. Sostenía que son pinturas que forman por sí solas un ambiente que envuelve y asalta al que ha ido sólo a mirar. Siente, caminando a lo largo del cuadro, que forma parte de una aventura de la que no sabe todavía donde conducirá finalmente. La idea del happening le parece a Kaprow no ser sino un desenvolvimiento de esta experiencia suya con la pintura de Pollock. Como quiera que se explique su origen, la idea prendió en muchos que nunca habían visto un cuadro a lo largo del cual era preciso dar un paseo ambiental para verlo.

En particular durante la década de los años sesenta se organizan happenings de todas clases alrededor del mundo. Se dice que los llamados "acontecimientos de mayo de 1968" en Francia, que algunos interpretaron como los comienzos de una revolución política, fueron calificados por el Ministro Nacional de Educación, Edgar Faure, como happenings. En diez años, no sólo la palabra inglesa tenía una nueva acepción, sino que era precisamente en ésta que, sin cambiar de ortografía ni precisar de traducción, había llegado a formar parte normal de otras lenguas.

En el teatro y más o menos al mismo tiempo, la obra representada solía dirigirse al público para incorporarlo, hasta cierto punto, a la acción dramática. A menudo los actores subían al escenario pasando por en medio de la platea. Con frecuencia, el libreto contenía interpelaciones directas a los espectadores. No siempre eran amables o halagüeñas; también las había didácticas e insultantes. Hoy ya las artes no son tan acogedoras ni los artistas parecen dispuestos a incorporar las colaboraciones del público.

 

 

 

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