Lazarillo, de
Jorge Muñoz
Por Cristián
Cruz
En ediciones LAR 2002 aparece este primer título del poeta
chillanejo Jorge Muñoz. Joven de edad pareciera arrastrar
un sin fin de años acuestas ya que desde sus páginas
éste Lazarillo se hace necesario para encontrar un camino
hacia la palabra y la esencia. De un lenguaje extremadamente al borde
del ritmo, ya sea para evitarlo o para buscarlo conforme pasan las
páginas. Perteneciente a la novísima generación
de poetas de Chile, su libro está publicado a los veinticinco
años, se entiende en él, el cause de las influencia
y las des-influencias, algo para ordenarse y ordenar la propia escritura.
Con la intención del descubrimiento, del encontrar en si mismo
una escritura que marque la distancia con sus antepasados poéticos,
a la manera de la demarcación pero a la vez con el respeto
y la resonancia de la tradición, estos poemas se dejan llevar
por dicho camino. Que se defiendan solos, esa es la clave, así
pareciera estar reposando el autor en la defensa de ese propio ídolo,
de su encuentro con lo interior, de la búsqueda incansable
de la respuesta y el desvarío.
Qué me dejan estos poemas de Lazarillo, una imagen de
quebrazón, de violenta ruptura de la página, de un exquisito
transitar por la ternura a ratos y la violencia sanguínea en
otros, como si la belleza y la espesura de los escondrijos de la dureza
se juntaran aquí y se dieran pelea, disputándose el
discurso que nos propone Jorge Muñoz.
"En la esquina, tras las noches
de los niños
Vi a un hombre amanecer
Y todo parece un asesinato
cuando toca con el bastón de ese ciego
las espinas entre el agua que sangra
Y las esquinas son el paradero
La sombra que sorprende cuando nombra
Que todo es un cadáver ante un bastón
En un Montón de imágenes quebradas"
Hay que ver como la figura de los niños entrega la ternura
y en el avance del poema aparece eso de la mancha oscura, del violento
amanecer de la desesperanza. "Una salva por el futuro" ya
nos disparaba su tocayo de Lautaro, acá en la provincia de
las apariencias, en la desgastada imagen de un lugar destruido y construido
con la esperanza de volver a quebrarse, escribe este joven poeta,
erudito por lo demás, lector de lectores, poeta nacido en San
Carlos en 1978, se nos viene este Jorge Muñoz y su poesía
extrema, que apuesta a encontrarse así misma para encontrarlo
a él. Poeta serio, pulcro en su propuesta, nos entrega este
primer libro, bajo el sello del silencio.
Me he dado vuelta en el entretecho
De una casa que no conozco
Me he sentado en un bosque que no conozco
Cavando
Hacia fuera
Cavando
Buscando el nombre de algo muerto.