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Presentación de C. Faúndez para el libro
“Reducciones” de Cristian Cruz

Valparaíso, 15 Julio 2009

 

Escribir sobre la muerte no es tan inútil como la muerte misma

 

1, casi dos

Un libro de poesía es una reducción.
Una reducción de nosotros y de lo demás, aunque sabemos que  LO DEMÁS es una invención. Que nos queda.
Reducir la vida  a las palabras o superarla, dicho sea de paso, con las mismas palabras.
O lo que sería mejor, ampliarla.
Como la habitación de una casa que ya no cobija, en su pequeño espacio, todos nuestros miedos.

Ampliación y reducción es lo mismo entonces?.

 

2, casi tres

Pequeño país es el primer libro de Cruz y lo sigo leyendo como un poeta al margen de la carretera, dejando que los vehículos y camiones cargados de noticias y desastres pasen por su lado sin tocar la bocina. El poeta se queda bajo un árbol, mirando como alguien zurce un calcetín, escuchando disparos al cielo, despidiéndose de la mujer en un bus rural ( escena que va mutando en el imaginario de Cruz, el accidente en la carretera –de Reducciones- que termina con una confesión de amor devastadora. La carretera como la vida que puede ser trunca ) Y eso es lo horrible y maravilloso, sentir que nadie más puede estar ahí, ni repetir la escena.
Cuando las palabras forman una noche que sucede en el paisaje,  hay poesía.
No antes.

Reducciones, un libro escrito hace un tiempo. Tentando por Calabaza del Diablo, después por Cataclismo, aparece por Fuga, lo que es de gran alegría debido a la dedicación sin concesiones hacia este oficio de Editores, de Angela Barraza y Arturo Ledezma.  

Debemos mencionar que parte de este libro logró un segundo lugar en un concurso del sur, hace algunos años, que arrojó como vencedor al poeta Omar Lara, y, como era de suponer, entre los jurados estaba Juan Cameron.

A los jóvenes se nos clavo una sospecha y hasta el día de hoy sigo intentando dilucidar si el libro de Cruz merecía el primer premio o si el de Omar Lara merecía el tercero.

Para no armar polémica vamos  a dejar esto del concurso hasta acá.

Como nota aclaratoria, más que como comidillo literario, debemos decir que cuando consulté esto a Juan Cameron respondió que los otros jurados eran unos ignorantes. 

 

3, casi cuatro . Volviendo al libro que nos convoca.

Escuchemos al poeta:

La arbitrariedad
Y todo por lo que usted ha luchado
Y lo tuvo de cabeza en la pega, en los lugares comunes
Todo lo traspasa ahora como una bala
Y todos corren por usted
Se orina y se caga al mismo tiempo,
Pero desea escuchar en el tocacintas unos tangos
Y echa a llorar.
Su miserable condición lo hace picadillo a cada resolle,
A ratos despotrica contra Dios
Pero ve a su hijo arrastrando un tren de cajas de fósforos y se conmueve.

De moribundo ejemplar

Usted se comienza a empañar.
Se comienza a empañar
y se queda quieto
como un lago o una montaña

De Moribundo Ejemplar

Me iré a dormir nada más
Como todas las noches y en diferentes cuartos
Porque así fue la vida

De nada dura, nada queda

Que gusano y carne vivan por la eternidad
No se puede encontrar un amor tan inclaudicable, tan bien urdido
En un metro cuadrado

De Metro cuadrado

La esposa prepara la cama y los perfumes,
La promesa del regreso fue cumplida
Y ambos cadáveres sostienen por un instante su amor

De V

El huevo y su farándula en el nido serán para nadie

De nada dura, nada queda

El muerto vuelve  a casa
simula estar bien y sonríe para sus hijos

De I

Y en este charco de sangre en una carretera
Mientras levantan uno, dos, tres cuerpos
Me dan unas tremendas ganas de hablarte
Pero se me olvida que yo preparaba un libro
sobre la muerte

De ya no puedo escribir sobre el amor

 

4, casi cinco 

El poeta arrulla a la muerte. La respeta.  En ningún momento da cuenta de algún miedo. Nos hace entender que en esa misma carretera, en donde dejaba a su mujer en un bus rural, hoy encuentra cadáveres sangrando y aún así solo piensa en el libro que prepara.
Como aquel Domingo en que el poeta cruz nos invito a ver su abuela al Cementerio  solo para hablar con ella. Y ahí estábamos.
Conversando de poesía mientras su abuela desgranaba choclos en una mesa tan larga como la muerte después de la muerte.
(Que algún día hablen los muertos para que digan a todos, de una buena vez y para siempre, que la vida no es más una tomadura de pelo.)

 

5 casi seis y cayéndome

Siempre he sentido afecto por la obra de Cruz. Por momentos imagino aquellos niños que miran los montes en San Felipe desde las ventanas de ese pequeño colegio rural, tal vez un poco de su asombro se le han metido por los ojos al poeta. Tal vez ya no es el poeta que buscaba con sus manos un poco de cielo, tal vez, ahora, Cruz ha entendido que el cielo está bajo tierra.
Hoy, con este libro tan oscuro y doloroso, el poeta comprende la soledad definitiva de aquel avión de papel tirado  al centro del patio.
La muerte puede ser bella mientras la escribimos.

Esto ha hecho el poeta Cruz con su vida. 


                                                                                                             Valparaíso, 15 de Julio, 2009


 


 

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“Reducciones” de Cristián Cruz.
Valparaíso, 15 Julio 2009