A los que nacen, escuchan, más allá del pensamiento;
a los salvados por la pureza de imaginar.
A los que la poesía les entró por los oídos;
a los que nombran, porque eso prueba
que pudieron ver:
No un mar de piedras,
ni un estercolero;
no una rueda de bicicleta
o una pelota pinchada
sobre el techo
. . . . . . . . . . . de la angustia.
No poemas como canciones
de una cucaracha en un frasco.
No pliegues ni intersticios,
sino aquello donde se armoniza
la respiración con la cadencia
natural del pensamiento:
. . . . . . . . . . . . . . . . . . el poema.
A los que nombran,
porque no fueron cegados
por la otra forma en que la poesía
entra en el poeta:
. . . . . . . . . . . . . .por los ojos,
. . . . . . . . . . . . . .en la visión.
A los que fueron acunados por la música,
porque eso prueba que pueden oír:
No el paso de un ovillo de paja que atraviesa,
empujado por el viento,
un mar de piedras,
. . . . . . . . . ... . . . un estercolero.
A los expulsados de La República
y a los que juegan siempre de visita
con el estadio en contra.
Que algún día la poesía les sea
un feliz ¡Dame todo!
A los que saben que menos imágenes,
son menos sonidos, luces, colores
y sombras,
. . . . . . . . . .para la composición;
por tanto, menos mundo,
menos descubrimiento.
A los que no leen poesía para ofenderse,
ni adscriben a las dos nuevas especies
del renovado insectario de la lírica nacional:
. . . . . . Poetas . . . . . Poetas
. . . . . que creen . . . . . que dicen
. . . que Chile les debe. . . que Chile les duele.
A los que golpean las puertas de la angustia,
solo para que aquello que habita dentro
salga y muerda sus jugosos pies.
A los que de verdad tocan
y no hacen música con la mano
y la axila.
Y a los que no terminan
en los salones de la poesía para niños
o en la didáctica del oficio
y la lengua.
A los que siguen
al Equipo de Todos los Tiempos
de la Poesía Chilena:
Y a los que se ponen en la banca
y hacen el camino del poeta.
No los que saltan al campo
desde las tribunas.
A los que juegan su permanencia
domingo a domingo, en los potreros
de la poesía.
A los que leen a otros en sus trayectos
y a los que fabrican
sus propias herramientas
para el oficio.
Porque una ballena
no se caza con un palo,
una bandera o un consolador
apodado “Juanín”.
A los que no se repiten yendo a buscar poesía
a pliegues e intersticios.
¿Qué más puede haber ahí, muchachos?,
¿un cuerpo velado?, ¿el juicio de la mirada?,
¿un calzón de mamá?
A los que saben que la poesía no se trata de proyectos,
ni siquiera de lenguaje, temas o ideologías,
sino de imaginación.
A los que conocen a los poetas
por el trayecto que sus hablantes
tranzan a lo largo de sus libros.
Y los que creen que la poesía
no explica el mundo, sino a ti,
y que este hay que crearlo,
habitarlo con la voz.
A los que cambian y encuentran un cuerpo
en la casa de la forma:
Poesía que son voces,
identidades múltiples
o ninguna,
en la figura de un hablante
metamórfico
que traza cuna y tumba,
a su medida,
. . . . . . .... . . en el poema.
A los que nombran
y también cantan.
Y a los que saben que el verdadero poeta
no reside en las palabras,
sino en el mundo imaginado
por la voz.