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Cayupan y la piedra perdurable.
(Acerca de El hombre y su piedra, Valparaíso, Inubicalistas, 2016)
Por Javier Aguirre Ortiz
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Cristian Cayupan se enfrenta a las palabras como un alfarero. Nos habla de la piedra, sí, de una piedra hondísima que es como la memoria inalcanzable, un monolito que comunicara con el centro de la tierra, pero en sus manos las palabras son arcilla que va descubriendo sus significados, y le vemos amasar las palabras como el pan, descubrirles en cada nuevo giro un brillo nuevo, que es antiquísimo, que se descubre greda que ilumina el instante más fecundo, como en el poema que dedica a su kure -“Mujer de la tierra”:
Vieron que una mano dibujó un corazón en la greda fértil
y la otra mano moldeó el lodo hasta darle forma humana
era el barro genealógico emergiendo de todos los rincones de la tierra
A cada instante moldea Cayupan sus palabras, como si supiera sólo ciegamente lo que quiere decir, o lo que quiere decirse a través de su verbo, y por eso cada verso puede ser un despertar, un asombro, a veces una imprecisión porque lo perfecto es materia inexpresiva, y una rama que asoma en el tronco esculpido no desmerece la obra.
Aunque sean versos de otro libro, viene bien recordar dos versos del poeta (no recuerdo a qué libro pertenecen, no me pidan que lo indague): “Una palabra mal dicha / es subversión del dialecto”. Cayupan, a pesar de su juventud, lleva años apretando las palabras, faltándoles el respeto, dándoles la vuelta, construyéndose un dialecto propio del que sólo él tiene el secreto. En otras ocasiones hablamos de la sintonía de Cayupan con el cholo Vallejo a la hora de encarar el castellano, entraña y extraño a un tiempo. Otra sensibilidad –como cuando Unamuno reconocía en Rubén Darío expresiones que no cabían en el castellano- aflora en el tratamiento de la lengua de un kamapu (otra tierra) muy distante, y todas las palabras arraigan a su manera en este verbo tan personalmente moldeado. Y en estos descubrimientos continuos de su lenguaje cada verso dobla la esquina de la sorpresa, haciendo de los giros inesperados de los poemas pequeños poemas dentro del poema, de manera similar a los asombros y tesoros con que tropezamos en los poemas de Teillier. Por eso aunque varias veces se ha nombrado la poesía de Cristian Cayupan como una propuesta promisoria, va siendo hora de considerarla, por su hondura, por su madurez expresiva, una realidad que canta y cuenta, una voz importante dentro del panorama literario reciente de la Frontera.
